Los chorlitos y el cuatripartito

Hubo un tiempo en el que las películas de blanco y negro competían con otras en color por las sobremesas de los sábados. La pareja formada por Stan Laurel y Oliver Hardy, más conocida por el gordo y el flaco, ocuparon algunas de esas tardes con su sentido del humor tantas veces copiado pero que mantiene su gracia a pesar de lo antiguo que parece todo el envoltorio cinematográfico. En una de sus más famosas películas, “cabezas de chorlito”, partían de una premisa inverosímil pero que aportaba cierta historia original. En plena primera guerra mundial se le encarga a uno de los soldados (el flaco) defender una trinchera del posible avance enemigo. Fiel a las órdenes que ha recibido y a pesar de no recibir ni ataques del enemigo ni noticias de los suyos, el tenaz soldado pasa veinte años en la posición olvidada por todos, a pesar de que la guerra ha acabado. Cuando lo descubren, el alto mando encarga a uno de los amigos del soldado (el gordo) que trate de explicarle la situación sin que entre en shock.

En la votación al presidente del Consell, no pude dejar de recordar la antigua película dados los mensajes que transmitían en su discurso los líderes del tripartito o cuatripartito que gobernará la Comunidad, Dios nos pille confesados, los próximos años. Algunos de los mensajes que se pudieron escuchar de lucha contra el fascismo parecían dichos en plena guerra civil y no en el año 2019, pero algunos parecen anclados en una trinchera eternamente esperando a alguien que les diga que la guerra ya ha acabado.

llamativas también han sido las palabras de la vicepresidenta, Mónica Oltra, en su emergencia autonómica contra el cambio climático. Tras la conversión de San Pablo al cristianismo, cuando cayó del caballo, no ha habido tal cambio express en los últimos dos mil años. De la noche a la mañana la prioridad del cuatripartito valenciano será combatir el cambio climático, tanto que serán dos las consellerías que compitan entre ellas para ver quien lucha con más intensidad. Pero lo más curiosos del tema no es este nuevo objetivo del Botánic, es que ha surgido de la nada, como cuando el soldado olvidado conoce el nuevo mundo, ya que durante todos estos cuatro años de mandato no se conoce ninguna acción relevante en esta línea.  En cualquier caso, ya imagino a los dos conselleres valencianos en algún foro mundial obligando a Estados Unidos y China cambiar a sus políticas medioambientales.  En su guerra contra el “terrorismo machista” siguen igual, todo su mérito se circunscribe a ponerse detrás de una pancarta y a realizar discursos conmovedores. A lo mejor sería el momento de abandonar las pancartas y empezar acciones realmente eficaces que puedan erradicar esa plaga. Pero es posible que no les interese, ya que parecen sentirse cómodos hablando de machismo y de violencia de género mirando a los miembros de la oposición como si fueran los culpables del tema.

Y ya puesto a solucionar los problemas del mundo era inevitable que el tema de la inmigración ilegal y el Aquiarius formaran parte del mensaje, no para reconocer su fiasco. Más allá del autobombo de una semana de banderitas en los puertos no se ha avanzado, entre otras cosas por que sigue siendo un problema de ámbito nacional.

Y quizás ese sea el problema del cuatripartito, que todavía no parecen asumir que su ámbito es autonómico y que su obligación es la de mejorar la vida de los valencianos con los medios que disponemos.  Por supuesto también trabajar para conseguir incrementar dichos medios. Pero parecen sentirse más a gusto luchando contra cambios climáticos que fracasando en algo tan cuantificable como la gestión de los servicios sociales, las listas de espera  o los barracones.

Si no fuese un asunto tan serio, seria graciosos ver a los miembros del cuatripartito en la trinchera dando la ronda diaria como hacía Stan Laurel en la película, luchando contra enemigos inalcanzables, solo preocupados en un problema: como hacer más grande la trinchera para que quepan todos los altos cargos que han previsto nombrar. Y es que en esto de los nombramientos de afines prefieren vivir en el presente y no el pasado, ¡no son listos los chicos!

El Botànic 2 y el fake de Alien

Sin duda alguna, Alien el octavo pasajero es una de las películas de referencia del cine de terror y una de mis favoritas. Años más tarde de su estreno, tuvo una secuela dirigida por James Cameron, de tanto o más nivel que la primera. Lo que no es tan conocido es que entre ambas se estrenó una secuela no oficial bastante cutre que se tituló “Alien 2: sobre la tierra”.  Era una película que solo se parecía con ala original en el título “fake” que indudablemente trataba de engañar al espectador (por cierto, yo fui uno de los pichones que la vio).

Con el nuevo Botànic puede ocurrir lo mismo que con la infame secuela no autorizada de Alien, que solo tenga que ver con el original en el título. Hay que reconocer que hace cuatro años Ximo Puig, Mónica Oltra y Antonio Montiel consiguieron hacer creíble el relato de la renovación ante tantos años de nefasta y corrupta gestión del Partido Popular. La puesta en escena fue inteligente con una imagen de buen rollo que transmitían los líderes del tripartito en un escenario precioso. También es cierto que todas las esperanzas que los valencianos habían depositado en el Botànic se desvanecieron en poco tiempo ante la campaña feroz del Conseller de Educación, Vicent Marzà en su proyecto de inmersión lingüística mientras los barracones se reproducían como setas, o ante la incapacidad del gobierno para conseguir una mejora de la financiación autonómica o para disminuir las listas de espera en sanidad o servicios sociales  El resumen de su gobierno visto por ellos mismos fue que “al menos no habían robado como el PP”, escaso bagaje de algo que se debería dar por evidente desde el primer momento.

Cuatro años más tarde no hay relato ni fondo precioso, solo una ambición de poder y de creación de nuevas Consellerías para contentar a todos. Y es que la situación ha cambiado, hace cuatro años el casi empate de Socialistas y Compromís y el deseo de no entrar en el gobierno por parte del líder de Podemos, Antonio Montiel facilitaron las cosas. Ahora, por un lado, Compromís quiere aparentar que su debacle no ha sido tan grande como han supuesto las urnas y en el otro lado Unidas Podemos quiere una Conselleria para cada una de sus confluencias, demostrando que de “unidas” tienen bastante poco.  Cada día se entiende más las proféticas palabras de Antonio Montiel cuando parecía que abandonaba la política asustado por la tropa que iba a ocupar los cargos.

Ximo Puig, que tampoco es tonto, no quiere darles demasiado poder, no sea que sus socios cumplan lo que insinuaron en la campaña electoral y le hagan un Julio Cesar en plan Idus de Marzo.

Uno ya tiembla cuando ve que, en vez de hablar de proyectos, lo único que sale del Botánic 2 son los números de Vicepresidencias y Consellerias y de cómo cuadrarlas para que todos están más o menos contentos. El resultado de las votaciones es el que es y el batacazo del Partido Popular ha impedido que nos evitáramos este trago cuatro años más. Así, hoy en día, muchos valencianos comprueban atónitos como han entrado en el cine esperando ver la película de Cameron y se han encontrado con el infame fake.