Publicado en Abc el 31 de julio de 2024
Por redes sociales hay una foto circulando de los presidentes Sánchez y Maduro que reza lo siguiente, “uno de ellos es capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder, el otro es alguien que mas que probablemente acaba de cometer un fraude electoral de proporciones bíblicas en su país”. Como decía el dictador comunista Josef Stalín “No importa quien vota sino quien cuenta los votos”. Parece que en Venezuela han seguido la máxima de su adorado líder soviético, aunque si este les pudiera dar un consejo desde el infierno, seguro que les hubiese recomendado ser menos chapuceros. Porque la progresía suele ser bastante condescendiente con los chanchullos de la izquierda, pero todo tiene un límite.
Lo mismo se le podría aplicar al presidente socialista Sánchez con su acuerdo con los independentistas catalanes. Acuerdos en los que les va a ceder toda la gestión y cobro de impuestos, además de sepultar cualquier ley que trate de defender el y lo español en aquella Comunidad. Es un acuerdo que tiene como único objetivo conseguir la presidencia de la Generalitat para el peor ministro de sanidad que España ha tenido desde los tiempos de Viriato. Pero es un socialista y eso les vale. Los socialistas van a romper todos los acuerdos de solidaridad entre regiones de España que hasta ahora habían sobrevivido a las presiones de los independentistas catalanes, ya que los vascos lo habían conseguido romper hace ya mucho tiempo.
Es curioso que, en la época de las prebendas para el País Vasco, hubo políticos bien pensantes que creyeron que, dando todo tipo de ventajas a los vascos, el terrorismo de ETA iba a acabar. No fue así, de hecho, ETA salía fortalecida tras cada muestra de debilidad. Quizá era por aquello que pensaban los nacionalistas que no mataban de que “unos movían el árbol y otros cogían las nueces”. Realmente ETA fue derrotada por los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado a los que ahora los socialistas quieren sacar definitivamente del País Vasco y Cataluña. También influyó en la derrota de ETA el hecho de que se les ahogara económicamente a todas sus filiales y sucursales amigas.
Al independentismo y al terrorismo no se les vence dándole dádivas, sino derrotándole democráticamente una y otra vez. Cada gesto de flaqueza es utilizado por ellos para crecer y seguir exigiendo más, porque si algo han demostrado en todo este tiempo es su voracidad y capacidad de derroche sin límite.
Solo necesitaban un presidente débil y sin escrúpulos para conseguir todo lo que querían cuando de hecho habían obtenido sus peores resultados democráticos. Los socialistas catalanes sin duda alguna estarán encantados con el acuerdo ya que les beneficia. Mientras tanto, los socialistas del resto del país siguen callando y otorgando. Alguna declaración que otra, pero ninguno de ellos hace nada para impedir el acuerdo. Unos por querer seguir manteniendo el sueldo, otros por el “miedo a la ultraderecha” y otros porque sin duda alguna el señor les otorgó muchas virtudes, pero la del raciocinio no.
No se puede confiar en los socialistas para revertir la situación, mucho menos en sus socios comunistas e independentistas, que ven cada golpe a la unidad de España como un triunfo. Tocará hacer como los venezolanos libres bajo el liderazgo de María Corina Machado, creer en la democracia y en nuestro país y castigar a todos los que atentan contra este. Sí llega el momento de la victoria, tocará ser inflexibles y recuperar un modelo de gestión económica justa y solidario que acabe con los privilegios de unos sobre otros. Habrá que estar atentos para evitar posibles fraudes, porque ya se ve lo que hace esta gente cuando le coje el gusto al poder.
Hasta que llegue ese día, los valencianos deberemos pensar que cada vez que se abre una embajada de la Generalitat Catalana en el extranjero será sin duda financiada en parte con nuestro dinero y podremos decir aquello de “socialistas, disfrutad de lo votado”.