Estoy empezando a entender los motivos de los socialistas en incluir la perspectiva de género en la enseñanza de las matemáticas, así como el eliminar cosas tan útiles como la famosa regla de tres.

La regla de tres era una forma sencilla de entender la proporcionalidad de las cosas. Podemos aplicarla para cosas tan útiles actualmente como para calcular lo siguiente; si a Cataluña que tiene “X” habitantes le corresponden “Y” dosis de vacunas, entonces a la Comunidad Valenciana que tiene “Z” número de habitantes le corresponderán…. ¿Cómo? No me sale, voy a comprobarlo con el resto de las comunidades autónomas. ¿Tampoco? En ese momento hay dos alternativas, reivindicar el número de vacunas que nos debería asignar el gobierno Sánchez o algo más trivial como es el erradicar la regla de tres de los estudios. Así dejamos de preocuparnos por estas discriminaciones. Desgraciadamente ya no sabríamos comprender porque si vacunamos a un ritmo razonable, siempre estemos en la Comunidad Valenciana a la cola en porcentaje de población vacunada.

También podríamos aplicar la regla de tres a la forma en la que se han repartido las ayudas de innovación en la Comunidad Valenciana. Básicamente el modelo ha sido “todo para el centro y dejamos las sobras para Alicante y Castellón”: Los números tampoco parecen salir, pero seguramente el president Puig pensará que, al poner una Consellera de Elche en una Conselleria, aunque sea en forma de decorado, en Alicante todo se compensaría.  Pero que nadie hable de centralismos valenciano ya que desde el Botànic se repite una y otra vez que todo ha sido muy transparente y que el comité de expertos ha decidido sin mirar a la geografía. Por supuesto añaden la coletilla que les ofende que alguien pueda pensar que ellos utilizan para la Comunidad el modelo centralista y centrifugador que tanto critican de Madrid.

Porque esta es otra, si Vicent Soler, conseller de Hacienda, supiera o, quiero pensar quisiera, aplicar una sencilla regla de tres sobre financiación autonómica y población comprendería que, en la Comunidad Valenciana, seguimos igual o peor financiados que en la etapa que gobernaba el Partido Popular. Y no, el problema no es la conspiración “JudeoAyusónica” que se han inventado, ni el poder centrifugador de Madrid. La regla de tres deja pocas dudas al respecto. Hay otras comunidades que reciben el cariño de Sánchez. Recordemos el famoso cupo vasco o la inversión de mil setecientos millones que planean realizar en el aeropuerto del Prat.  Si me lo permiten, por si algún socialista hubiese llegado a esta parte del artículo, me permito recordar que uno de los aeropuertos con mayor tráfico de España, que es el de Alicante-Elche, sigue sin esa conexión ferroviaria que costaría una miseria en comparación con lo del Prat y que curiosamente afecta a una zona protegida. Pero no esperen protestas desde Podemos o Compromís, que solo las hacen si la zona afectada es de Paterna o está en el puerto de Valencia.

Hace muchos años, un profesor me dijo que la estadística permitía mover hacia donde te interesaba los cálculos fríos matemáticos al permitirte incluir una serie de elementos adicionales a considerar. En breve no hará falta ni eso, ya que el poder siempre podrá utilizar el comodín del concepto de “ideología de género” para poder justificar cualquier cosa. 

Así, con los nuevos modelos educativos que planea el PSOE, las próximas generaciones de valencianos ya no tendrán los problemas de sentir el maltrato que sufrimos en nuestra Comunidad, ya que les costará poder aplicar unas fórmulas matemáticas básicas para detectarlo. Quizá los socialistas piensen que se vive mejor en la ignorancia.

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