Sin duda alguna, Alien el octavo pasajero es una de las películas de referencia del cine de terror y una de mis favoritas. Años más tarde de su estreno, tuvo una secuela dirigida por James Cameron, de tanto o más nivel que la primera. Lo que no es tan conocido es que entre ambas se estrenó una secuela no oficial bastante cutre que se tituló “Alien 2: sobre la tierra”. Era una película que solo se parecía con ala original en el título “fake” que indudablemente trataba de engañar al espectador (por cierto, yo fui uno de los pichones que la vio).
Con el nuevo Botànic puede ocurrir lo mismo que con la infame secuela no autorizada de Alien, que solo tenga que ver con el original en el título. Hay que reconocer que hace cuatro años Ximo Puig, Mónica Oltra y Antonio Montiel consiguieron hacer creíble el relato de la renovación ante tantos años de nefasta y corrupta gestión del Partido Popular. La puesta en escena fue inteligente con una imagen de buen rollo que transmitían los líderes del tripartito en un escenario precioso. También es cierto que todas las esperanzas que los valencianos habían depositado en el Botànic se desvanecieron en poco tiempo ante la campaña feroz del Conseller de Educación, Vicent Marzà en su proyecto de inmersión lingüística mientras los barracones se reproducían como setas, o ante la incapacidad del gobierno para conseguir una mejora de la financiación autonómica o para disminuir las listas de espera en sanidad o servicios sociales El resumen de su gobierno visto por ellos mismos fue que “al menos no habían robado como el PP”, escaso bagaje de algo que se debería dar por evidente desde el primer momento.
Cuatro años más tarde no hay relato ni fondo precioso, solo una ambición de poder y de creación de nuevas Consellerías para contentar a todos. Y es que la situación ha cambiado, hace cuatro años el casi empate de Socialistas y Compromís y el deseo de no entrar en el gobierno por parte del líder de Podemos, Antonio Montiel facilitaron las cosas. Ahora, por un lado, Compromís quiere aparentar que su debacle no ha sido tan grande como han supuesto las urnas y en el otro lado Unidas Podemos quiere una Conselleria para cada una de sus confluencias, demostrando que de “unidas” tienen bastante poco. Cada día se entiende más las proféticas palabras de Antonio Montiel cuando parecía que abandonaba la política asustado por la tropa que iba a ocupar los cargos.
Ximo Puig, que tampoco es tonto, no quiere darles demasiado poder, no sea que sus socios cumplan lo que insinuaron en la campaña electoral y le hagan un Julio Cesar en plan Idus de Marzo.
Uno ya tiembla cuando ve que, en vez de hablar de proyectos, lo único que sale del Botánic 2 son los números de Vicepresidencias y Consellerias y de cómo cuadrarlas para que todos están más o menos contentos. El resultado de las votaciones es el que es y el batacazo del Partido Popular ha impedido que nos evitáramos este trago cuatro años más. Así, hoy en día, muchos valencianos comprueban atónitos como han entrado en el cine esperando ver la película de Cameron y se han encontrado con el infame fake.