(publicado en ABC el 24/11/2023)

El President de la Generalitat, D. Carlos Mazón, se acercó a la zona donde estaban los antidisturbios de la policía junto a la sede del partido socialista en Valencia. Le ofrecieron un chaleco y un casco que se puso inmediatamente, así como una porra que probó contra una de las farolas con fuerza. El señor Mazón esperó con paciencia la orden de carga, y cuando empezaron a sonar los silbatos se lanzó el primero contra los manifestantes que allí se encontraban.  Miró a una persona mayor que portaba una bandera de España y huía con cierta dificultad, rápidamente lo alcanzó y descargó la porra sobre él. Inmediatamente miró hacia la ventana de la sede socialista esperando la aprobación del expresidente Ximo Puig que le miraba desde la ventana.  Mazón se entristeció cuando pudo ver como Puig movía la cabeza de izquierda a derecha en claro signo de que aquello no era suficiente. En ese momento Mazón despertó de su pesadilla.

El frente valenciano para tratar de frenar el maltrato en los presupuestos generales no es que no se consolide, es que ni siquiera puede iniciar su andadura a pesar de los esfuerzos por parte del presidente Mazón. El hasta ahora líder socialista sigue insistiendo en que hasta que no denuncie los ataques a las sedes socialistas por parte de los manifestantes, no hay nada que hacer. Mazón ha manifestado en repetidas ocasiones su denuncia de la violencia, pero no parece suficiente. Es curioso que los socialistas sean tan exigentes con los que se manifiestan antes sus sedes mientras preparan una amnistía para los que convirtieron Cataluña en una batalla campal.

En cualquier caso, el President de la Generalitat parece empeñado, y hace bien, en tratar de conseguir ese frente valenciano a pesar de todos los desprecios que recibe desde el partido socialista en base a excusas peregrinas de mal pagador. Entiendo que es bueno que la sociedad valenciana comprenda que ahora mismo la izquierda de esta Comunidad no piensa en el bien de los valencianos. Todos añoramos unos tiempos donde se podían llegar a acuerdos entre partidos de todo el arco político, pero hay que asumir que ahora parece mucho menos que imposible. El Guerra civilismo impuesto por Zapatero en su mandato con el famoso “nos interesa que haya tensión” ha quedado como un gesto de aprendiz ante toda la estrategia fijada por su sucesor Pedro Sánchez.

En muchas guerras, cuando uno de los bandos colocaba una bandera roja se indicaba que aquella lucha iba a ser sin cuartel y que probablemente no iban a tomar prisioneros. Algo así ha debido colocar en su sede el Partido Socialista y los miembros del Partido Popular no parecen haberse dado cuenta. La excusa es ahora Vox, pero antes fue UPyD, luego Ciudadanos y siempre el propio Partido Popular.

La situación actual es terrible, los socialistas parecen haberse plegado ante todos los deseos de los independentistas catalanes. Algunos de esos deseos pueden ser más financiación para ellos (obviamente menos para el resto porque el dinero no crece de los árboles). Otros deseos pueden ir directamente en contra de la Comunidad Valenciana, no hay que olvidar que el último pacto entre socialistas e Independentistas catalanes supuso el fin del trasvase del Ebro.

Visto ese panorama, yo recomendaría al señor Mazón que trate de llegar a acuerdos con todos en la construcción de ese frente valenciano, pero que el tren arranque, se dé la bienvenida a todos los que quieran subir y si los socialistas y los de Compromís prefieren quedarse en la estación, solo queda despedirse de ellos con un gesto.

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