Publicado en el diario ABC el
La VII asamblea del partido Ciudadanos me ha pillado a mitad de la lectura del libro “22/11/63” de Stephen King. Es una nueva vuelta de tuerca de las historias de los viajes en el tiempo. En este caso con un objetivo muy político como es el tratar de evitar el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. La premisa de los viajeros en el tiempo es que, si el mandato de Kennedy hubiese sido más largo, el futuro de los ciudadanos de EE. UU. y del mundo en general hubiese sido mucho mejor.
No puedo hacer destripe del libro hasta que lo lea hasta la última página, pero me ha recordado mucho de alguna de las premisas que apunta en las primeras páginas acerca sobre el estado de Ciudadanos comparando las dos asambleas a las que he asistido. La primera fue la IV, que se celebró en Coslada en 2017. Fue la asamblea donde se abrazo el liberalismo, y en general los temas de conversación de un partido en auge era definir las cosas que íbamos a hacer. Siete años más tarde, en Ciudad Real, con un ambiente bastante más fúnebre, las conversaciones de los pasillos se centraban mucho más en todas aquellas acciones que hubiésemos tenido que tomar y no tomamos en todos estos años. Quizá la solución hubiese sido regresar al pasado a través de la puerta de la que hablaba Stephen King y haber cambiado algunas de las mismas, pero el pasado tiende a oponerse a cualquier cambio y los posibles efectos mariposa son impredecibles.
Como dijo Albert Boadella en la clausura de la asamblea, quizá el votante de partidos como Ciudadanos es bastante más exigente que el de los otros y mucho más duro ante pequeños fallos. También es cierto que Ciudadanos no forjó adecuadamente ni la organización en todo el territorio ni los suficientes liderazgos alternativos en algunos lugares donde los podría haberlos creado. También es cierto que la famosa ley electoral castiga con un descenso brutal de escaños a descensos no tan pronunciados de votos.
Y todo ello en este momento, cuando uno observa como los de Sumar, pretendidos defensores de la mujer, tratan de esconder los desmanes de algunos de sus miembros relevantes. Cuando muchos apuntan que el Partido Socialista se parece más a la película “Aquí huele a muerto y yo no he sido” que a un partido de gobierno serio. Cuando los partidos independentistas de los que dependen los socialistas refuerzan sus peticiones ante la debilidad de Pedro Sánchez. Cuando compruebas que nuestro país se deteriora cada vez más con cada movimiento de los socialistas por seguir manteniéndose en el poder. O cuando miras esperanzado a la oposición y te desanimas cuando detectas que ni están ni se les espera, y que parece que se conforman con esperar en la puerta del cementerio el paso de su rival fallecido.
Ciudadanos celebraba esta VII asamblea con el lema “Cambiemos el futuro”. Pero los dirigentes actuales quizá deberían asumir primero que para cambiar el futuro hay que aprender del pasado. Realizar la correspondiente reflexión y autocrítica de los errores cometidos y por ejemplo no conformarse con echar la culpa de todos los males al anterior secretario general, Adrián Vázquez, por su traición. Sus excompañeros de dirección, actualmente en Ciudadanos, en vez de auto aplaudirse por su gestión realizada, quizá deberían haber entonado el mea culpa de no haber sido algo más perspicaces. Este momento me recordó la cara de despistados de los dirigentes de Sumar cuando les preguntaban sobre el caso Errejón. También considero un grave error los modelos utilizados asamblea tras asamblea para la elección de los miembros del consejo general. El rodillo a la búlgara utilizado ha generado un consejo general con un cien por cien de los algunos llaman “aplaudidores entusiastas” que jamás pondrán en duda las decisiones que tome el secretario general. Yo siempre pienso en los generales romanos victoriosos que en sus desfiles siempre tenían a su lado un siervo que les recordaba aquello del memento mori, “recuerda mi señor que eres mortal”.
Y aquí estamos, quizá no se hizo caso de los avisos, tal vez ni siquiera se tenía cerca a los que los podían hacer. No hay puerta al pasado de Stephen King, solo el trabajo que se pueda hacer a partir de ahora. Cuando comentaba que iba a acudir a esta asamblea muchos me preguntaban si Ciudadanos existía todavía. Yo contestaba que posiblemente la pregunta adecuada no era esa, sino que deberíamos preguntarnos si un partido como Ciudadanos es necesario aquí y ahora. Yo estoy seguro de que sí, pero si no pudiese serlo, habría que crearlo.