Publicado en Abc el 10 de enero de 2024


“Tomasina vella busca dona jove” es uno de los libros que heredé de la biblioteca de mi padre.
Escrita por el alcoyano Armando Santacreu, es uno de sus más conocidos sainetes con
temática de fiestas de moros y cristianos. Estas obras se representaban en valenciano en los
festivales que organizaba la asociación de San Jorge en Alcoy desde 1963, algunos de los cuales
seguro que contaron con asistencia de autoridades franquistas. Esos recuerdos siempre me
han hecho dudar de las afirmaciones victimistas de los nacionalistas valencianos que aseguran
que en época de Franco estaba prohibido hablar en valenciano. Yo siempre he contestado a
ese tipo de afirmaciones que a los que, por motivos de edad, estábamos allí no nos pueden
contar algo que no sucedía.
Descartado este asunto, el siguiente golpe que han recibido en el mentón los defensores de la
inmersión lingüística ha sido el reciente Informe Pisa, que ha dejado en muy mal lugar a las
comunidades autónomas que utilizan este método. La mentira del “cuantas más lenguas
aprendan más facilidad tienen para aprender otras“ ha dejado paso a la evidencia de que
estudiar materias complejas en una lengua que no es la tuya, inevitablemente lo dificulta
mucho más.
En Cataluña a pesar del desastre de su gestión educativa, los dirigentes independentistas
parece que no tienen propósito de enmienda siguiendo el lema “si al final son burros e
ignorantes por lo menos que sepan hablar en catalán”.
En la Comunidad Valenciana con el gobierno del tripartito de izquierdas se estaba aplicando la
misma política que en Cataluña, con lo que, en breve, los resultados muy probablemente
hubiesen sido los mismos. Afortunadamente el cambio de gobierno ha abierto una rendija a la
esperanza para que este modelo de inmersión lingüística se sustituya por algo más razonable.
Pero ha sido cuando el Conseller de Educación José Antonio Rovira ha hablado de realizar
estos cambios, cuando el victimismo independentista ha vuelto a aparecer con mensajes del
tipo “la extrema derecha quiere erradicar el valenciano” y con imágenes en su universo mental
con el presidente Mazón y el conseller Rovira vestidos de nazis quemando libros.
Parece que el objetivo inicial del nuevo decreto es otro. Lo poco que se sabe, ya que todavía
no circula ningún borrador de este, es que se pretende que sean los padres los que elijan la
lengua base con la que se impartirán las asignaturas troncales en los centros en los que van a
matricular a sus hijos.
A nivel lingüístico nuestra comunidad es muy heterogénea, y no se puede abordar de la misma
manera la educación en todas las ciudades y pueblos que la forman. Por eso me parece
razonable esa propuesta de que la lengua base de la educación no necesariamente tenga que
ser la misma, y me parece fundamental que sean los padres los que puedan elegir libremente
la lengua en la que van a ser educados sus hijos.
Pero no puedo esconder mi preocupación que tras siete meses de gobierno PP-VOX, no se
disponga de un borrador del decreto que pueda albergar esperanzas de ser aprobado de cara
al curso que viene. Tengo miedo de que los complejos de que les llamen “fachas” haga que el
gobierno de Mazón dude, y tampoco hay que olvidar que muchos miembros de su gobierno,
incluyendo a alguno de VOX, parece que son de Unión Valenciana pero que todavía no lo
saben.

Habrá que dejar cierto margen al conseller Rovira para que pueda llevar a cabo su propósito,
pero también habrá que hacer seguimiento de sus avances para que ante tanto impedimento
no se despiste.
Lo que sí que habría que erradicar es el victimismo nacionalista basado en hechos solo
existentes en sus mentes. Ahora es el momento de hablar del futuro de la educación de
nuestros hijos y este no se puede construir en base a las ensoñaciones nacionalistas a menos
que queramos verlos en unos años en comitivas por la calle San Vicente Ferrer con antorchas y
esteladas.
Volviendo a Armando Santacreu, otro de sus sainetes más famosos fue el de “Em veig negre pa
eixir de negre”. Me quedo con la sensación que tanto este sainete, como el de la Tomasina
hubiesen tenido mucha censura por parte de la izquierda woke actual, a pesar de estar escritos
en valenciano.

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