(Publicado en el Diario Información el 7/03/2015)
Una tarde de septiembre, en uno de mis primeros años como profesor de la Universidad de Alicante, un estudiante entró en mi despacho y me preguntó directamente que era lo que tenía que hacer para aprobar mi asignatura. Con cierta sorpresa, ya que no recordaba haberlo visto en las clases de teoría o prácticas, le miré callado y me dijo que no había asistido a mis clases pero que tras un verano de trabajo en el campo con su padre había descubierto lo importante que era poder seguir estudiando. Le comenté que la fecha del examen era al día siguiente, por lo que me había sorprendido todavía más su pregunta, y que además debía realizar unos trabajos similares a los que habían realizado sus compañeros durante el curso. Con pocas esperanzas, le pregunté si había trabajado algo la asignatura (era una de las más complicadas del primer curso), me mostró una gran sonrisa y me dijo que no, pero que no me preocupara que él era un crack.
La sonrisa del estudiante volvió a mi mente el día en el que el concejal de Hacienda, Pablo Sandoval, nos explicaba su plan extraordinario de inversiones en la ciudad y repetía en más de una ocasión que no era cuestión de propaganda electoral sino que eran inversiones que no podían esperar, aunque no dejó muy claro los motivos por los que no las habían incluido en el presupuesto ordinario aprobado hace escasos meses. En cierta forma el equipo que ahora dirige Miguel Valor es consciente, como el estudiante, del escaso o nulo trabajo realizado durante estos tres años y medio y tratan por todos los medios de intentar compensar con un sobreesfuerzo en estos últimos tres meses.
El problema es que el Partido Popular no pretende sufragar estas nuevas inversiones con dinero de algún plan especial a fondo perdido sino que simplemente va a utilizar dinero previsto para pagar la deuda acumulada. Además, son proyectos realizados con cierta improvisación, de hecho el Partido Popular es todo improvisación en estos momentos.
Es curioso que en el pleno, hasta el concejal Sandoval reconociera que los proyectos que iban a realizar habían sido pedidos por la oposición, fundamentalmente por UPyD, y olvidase que él y todo su equipo habían votado en contra en varias ocasiones al diseño y ejecución de dichos proyectos.
No obstante yo entiendo que durante este mandato se deberían haber abordado estos proyectos, pero no es razonable que se haga con un incremento de la deuda, tampoco lo es que parezca que marquen el inicio de la campaña de un partido político, pero financiados con dinero de todos los ciudadanos.
Tampoco comparto alguna de las propuesta como las de demoler un edificio como el antiguo colegio San Roque para construir un parking en superficie, en vez de plantear la ampliación del fenomenal Museo de Arte Contemporáneo de Alicante y dar más relevancia a la que sin duda alguna es la zona más cultural de Alicante. Todo en el plan subyace con la idea de obtener el voto, si hay que tirar un edificio para contentar a unos vecinos con unas plazas de parking, pues se hace y ya está. No piensan en el medio y mucho menos en el largo plazo. Y es lo que Alicante necesita sin duda alguna, en planificar lo que queremos ser con la ayuda de los mejores, tomando el tiempo que se sea necesario. El modelo del Partido Popular es todo lo contrario, de hecho dos de los proyectos que sin duda alguna pueden marcar gran parte del destino de Alicante como son la Operación Integrada 2 (zona de soterramiento de las vías) y la posible llegada de Ikea se están tramitando, sobre todo el segundo, sin la serenidad necesaria.
La situación recuerda al estudiante que tras un verano de duro trabajo con su padre se da cuenta que debería haber dedicado mucho más tiempo al estudio en el momento que tocaba y que por muy “crack” que sea uno, siempre es necesario acompañarlo del trabajo correspondiente en el momento adecuado. A pesar de esperarlo el día del examen, no volví a ver más a aquel joven. Confío que le fuera bien en la vida y que al menos aquella experiencia le sirviese de algo. Al Partido Popular este continuo improvisar no les hace pensar en una mejor planificación ya que siempre caen en la autocomplacencia de creerse sus propias excusas, solo les falta decir “ ES QUE EN EL FONDO SOMOS UNOS CRACKS”.