(Publicado en el Diario Información el 24/03/2015
Los intereses comerciales de una empresa minera dieron lugar a uno de los grandes desastres del ejército español en su aventura colonial de Marruecos. Mientras construían el ferrocarril que permitía llegar a unas minas, unos trabajadores españoles fueron atacados por los rifeños. Dentro de la sucesión de escaramuzas que se produjeron a continuación se llegó a la del Barranco del Lobo. Ni el terrorífico nombre, ni las escarpadas laderas del mismo impidieron a un confiado general Pintos mandar a sus tropas por el mismo. Los rifeños fueron retrocediendo lentamente haciendo creer a los españoles que la victoria estaba cerca. Cuando las tropas estaban en lo más hondo del barranco comprobaron horrorizados que estaban rodeados y que aparecían rifeños por todos los lugares empezando la carnicería. Ya era tarde para una retirada ordenada y la sangre española incluyendo la del mismo general Pintos cubrió el suelo del barranco. El desastre del Barranco del Lobo quedó oscurecido por los sucesos de la semana trágica que sucedió en la península, causada fundamentalmente por las levas de soldados para la guerra de África de la que sólo los ricos se escapaban.
Afortunadamente, ni las lagunas de Rabasa son el barranco del Lobo, ni nos encontramos en una guerra colonial pero sí que parece que los intereses de un empresario nos están llevando a una situación sin salida a la que el confiado (en el mejor de los casos) gobierno del Partido Popular nos ha llevado.
Al leer la historia y ver las imágenes del susodicho barranco, nunca pude entender como el general Pintos llevó a sus tropas a una carnicería de la misma forma que lo hiciera cinematográficamente Henry Fonda en la película Fort Apache. Tampoco entiendo la forma en la que el Partido Popular está tramitando la operación de la llegada del macrocentro a la ciudad de Alicante. Esta es sin duda una de las operaciones urbanísticas más importantes que se van a desarrollar en la ciudad de Alicante, y a pesar de esto están siendo dirigidas por un empresario a través de la figura de Actuación Territorial Estratégica y tramitándolas en los minutos de descuento de la legislatura, cuando debería haber sido un proceso gestionado y dirigido desde el Ayuntamiento.
El primer estudio de la ATE pone claro que su principal objetivo es el de instalar un macrocentro comercial en la zona de Rabasa y que el parque tecnológico del proyecto no es más que el convidado de piedra necesario para poder justificar la operación.
Los números que la justifican hacen en sí poco creíble el proyecto a nivel de sostenibilidad comercial, económica y ambiental. Pensar que la mayoría de las personas que acudan al futuro centro no lo van a hacer en su coche particular es una utopía si se estudia el comportamiento de otros centros comerciales y se conoce la red de transporte público de nuestra ciudad.
El informe indica que el Ayuntamiento de Alicante va a recibir más ingresos que los gastos que le va a suponer la operación, aunque es cierto que el informe obvia el descenso de ingresos que va a suponer la llegada del ATE por el previsible cierre de establecimientos en la ciudad.
Esto sin contar con el tema judicial que puede afectar debido a la inclusión de las lagunas de Rabasa en el proyecto, inclusión que cada vez es más difícil de entender sino es por el previsible beneficio y poder que le supone al dueño de las mismas.
Hay veces que decisiones tan trascendentales deben tomarse con la consabida pausa y consenso entre los afectados. En el momento en el que nos encontramos entiendo que lo más razonable es solicitar la retirada del ATE y que sea desde el Ayuntamiento de Alicante donde se realice la modificación puntual del planeamiento y se pueda desarrollar de manera ordenada un plan parcial que permita la llegada de IKEA a Alicante, sin ser acompañado por el incremento brutal de metros de superficie, pero sí de ese proyecto de parque tecnológico que pueda ir de la mano del parque científico de la Universidad de Alicante.
Lo ideal sería poder abordar el proceso desde el futuro plan general de ordenación urbana, pero quizá hoy el tiempo es un enemigo, y entiendo que la situación podría permitir un razonable consenso que diera a la zona de máxima accesibilidad de la provincia en un plazo breve de un proyecto que revitalizara notablemente de forma comercial, industrial y tecnológica a Alicante.
Si el general Pintos hubiese frenado su ímpetu en la entrada del Barranco del Lobo, la historia para muchos soldados hubiese sido otra, e incluso la semana trágica jamás hubiese existido tal como fue. No nos ocurra lo mismo y que la estrategia adormecedora del Partido Popular no surta efecto y nos obligue a cargar con un proyecto insostenible