(Publicado en Alicante24horas el 16/03/2011)
Quizá una de las películas más sobrecogedoras que he visto estos últimos años ha sido “El hundimiento”. La película retrata, de una forma muy particular, los últimos días de la vida de Hitler en su bunker de Berlín en 1945, cuando todo se hundía a su alrededor, aunque en ocasiones parecía no darse cuenta.
Según contaron algunos testimonios, Hitler movía casi hasta el final, en un pequeño mapa del que disponía en su bunker, representaciones de divisiones que ya habían sido aniquiladas, como si todavía pudieran cambiar el curso de la guerra. Algunos de sus fieles, como eran Goering o Himmler, le abandonaron a su suerte intentando salvarse del final que ellos sí veían. Nunca se sabrá a ciencia cierta si Hitler, encerrado en su bunker, fue consciente de todo lo que sucedía a su alrededor, con una guerra perdida, con su pueblo sufriendo innecesariamente, y con sus incondicionales abandonándolo a su suerte.
Salvando las distancias que separan los tiempos y las personas, Rodríguez Zapatero está interpretando, seguramente sin saberlo, una caricatura de sí mismo. Habla de propuestas que van a salvar al país, casi de la misma forma que Hitler movía en su bunker las figuritas de tanques camino de Moscú, mientras sus ya pocos fieles generales le estarían mirando con una mezcla de piedad y perplejidad.
Aduladores hasta ahora de José Luis Rodríguez Zapatero, le piden ahora que no es necesario que se acerque a sus comunidades a dar mítines en la próxima campaña electoral autonómica y municipal. Le argumentan que ahora, en estos momentos de crisis, es preferible para España que su presidente esté al mando de las operaciones personalmente. Esto se acerca más a una película de Peter Sellersque a la de “El Hundimiento”, pero no deja de dar algo de lástima.
El penúltimo acto del abandono que sufre el señor Zapatero, ha sido la suspensión de un mitin que el PSOE tenía previsto celebrar en la plaza de toros de Vista Alegre y en la que su “líder” Zapatero iba a ser la gran estrella. La justificación no ha sido muy clara, algunos han alegado motivos económicos, pero en el fondo subyace la idea para todos los candidatos autonómicos y municipales de no mezclar su campaña, con la poco benéfica estampa de Zapatero.
En el otro lado de la balanza se encuentra Rosa Díez, diputada nacional de UPyD, que está recibiendo peticiones de todos los lugares de España para que acuda a compartir el cartel con los candidatos autonómicos y municipales. Ella, inteligentemente, ha convocado a sus militantes, mucho más reducidos en número, a un mitin en el mismo lugar en el que Rodríguez Zapatero ha cancelado el suyo. Además, para sufragarlo, ha puesto una entrada simbólica de un euro. Este acto ha generado una corriente de simpatía, comprobable en las redes sociales y en los incontables grupos que se han montado en Facebook alrededor del evento. Cada vez resulta más evidente que partidos como UPyD tienen la ilusión y la fuerza de la razón que los partidos tradicionales han perdido.