(Publicado en el Diario Información de Alicante el 19/9/2012)
La semana pasada asistí a una presentación de un proyecto del Gobierno Valenciano sobre la mujer emprendedora. Una sala repleta por una parte de acólitos del régimen y por otra parte por gente que se acercó con cierto interés a la misma esperando encontrar soluciones y nuevas ideas. Pude hablar con alguna de las miembros de este último grupo que me comentaban la sensación que tenían de salir por la puerta pensando que por enésima vez les habían intentado vender humo. Cuando había mucho dinero se hacían grandes presentaciones y fastos , por supuesto, la mayoría de los proyectos se acababan con las presentaciones del proyecto un día y posteriormente con las conclusiones del mismo en otro día, todo ello aderezado por vinos de honor más o menos copiosos. La mayoría de estos proyectos del Partido Popular parecían tener como objetivo en sí la presentación y no el desarrollo del mismo. Ahora que no hay dinero, la sensación es la misma, sigue importando fundamentalmente la presentación y no el desarrollo, pero han desaparecido vinos de honor y ágapes varios, al menos de manera visible desde el exterior.
Ese desencanto de las emprendedoras se sumó a el poco convincente cierre del acto por parte del Presidente Fabra. Fabra ha intentado copiar a Camps su forma de hacer los discursos sin papeles por en medio, imagino que los asesores de presidencia seguirán siendo los mismos. El primer Camps tenía cierta habilidad para parecer muy enterado de los temas que se trataban sin traer ningún discurso escrito, Fabra no dispone de la misma habilidad pero en sus primeros discursos compensaba con cierta ilusión que podía transmitir y con la comprensión con el novato que todos solemos tener.
En este acto, curiosamente el eje central del discurso de Fabra no fue tanto la importancia de la mujer emprendedora sino un mensaje que repitió en varias ocasiones “Hay que mirar hacia adelanto, no hay que mirar atrás”. El repetir un mensaje dentro de un discurso tiene como objetivo darle mayor importancia sobre el resto, pero la angustia con la que Fabra trasladaba su discurso mostraba que imploraba cierta comprensión y que solo se le debía pedir cuentas por sus acciones y no por las de su predecesor.
Pero como ocurre cuando dices a alguien “No pienses en un elefante” y su mente empieza a dibujarlo instintivamente, cuando Fabra pedía “No hay que mirar atrás” uno no podía dejar de pensar en Camps en el mismo sitio dando un discurso parecido y actuando de la misma forma.
A Fabra, en cierto modo, le ocurre como a un entrenador que es fichado a mitad de temporada para sustituir a otro que estaba haciendo una mala campaña. Si el nuevo entrenador no consigue cambiar el rumbo del equipo suele apelar a que la planificación no la hizo él, que la plantilla la fichó otra persona y tópicos similares.
Pero este no es el caso, para poder pedir a los ciudadanos que no hay que mirar al pasado, es el presidente el que debería haberlo cerrado lo más rápidamente posible. Pero no, no lo ha hecho, los consellers son los mismos, sus equipos prácticamente también, las formas no han cambiado y la falta de liderazgo sigue presente en el Palau de la Generalitat.
Fabra podía haber representado la renovación de su partido, podría haber exigido cierto sacrificio a personas implicadas en procesos judiciales y que siguen diciendo que están totalmente comprometidas con su partido, al menos podría haber dado otro aire al gobierno, no lo ha hecho aunque dicen que está esperando el momento propicio.
Lo dudo, el momento propicio es en el impulso inicial, cuando todo el mundo asume los imprescindibles cambios, el revulsivo del entrenador nuevo que comentábamos.
La mitad de los Consellers llevan muchos meses esperando ser cesados y así han actuado, dejando pasar los días. Los equipos intermedios siguen , aunque algunos han cambiado de Consellería, y por supuesto todos los implicados en casos judiciales siguen en el mismo sitio que estaban con Camps.
El problema es que nada ha cambiado, nuestro presente desgraciadamente se parece a nuestro pasado, por eso está claro el mensaje de angustia de Fabra, “no miréis el pasado, pensad en el futuro” , ya que el Presidente sigue conviviendo con el pasado y sigue siendo incapaz de cerrarlo aunque eso le impida mirar hacia el futuro.