Publicado en Abc el 22 de febrero de 2024


En las vísperas de la batalla de Waterloo, Napoleón le dio el mando de parte de sus tropas al
general Grouchy. Este no era el mejor de sus generales, pero sí el que iba a ejecutar sus
órdenes sin dudar, podríamos llamarlo “noventa por cien lealtad, diez por cien capacidad”.
Pero como decía el general prusiano Helmuth von Moltke, “Ningún plan sobrevive al contacto
con el enemigo”. Así sucedió en Waterloo y lo que hubiese querido Napoleón que Grouchy
hubiese hecho durante el trascurso de la batalla, no era lo que originalmente le había pedido.
Aunque el rugir cercano de los cañones le pudiese hacer pensar, tal como le indicaban sus
oficiales, que Napoleón necesitaba la ayuda de las tropas que él dirigía, Grouchy se ciñó al plan
que originalmente le había encomendado Napoleón. El resto es historia y Napoleón acabó en
la isla de Santa Elena maldiciendo el día que pensó en Grouchy para algo tan importante.
En los tiempos actuales, los socialistas se han convertido en auténticos expertos de colocar a
los más leales en puestos críticos con la esperanza de que no pase nada. Fue curioso como
colocaron al frente del Ministerio de Sanidad a una persona con ningún conocimiento del
tema, Salvador Illa, con el objeto de ponerlo en valor de cara las próximas elecciones
catalanas. Posiblemente Pedro Sánchez pensó que, dadas las transferencias de las
competencias de sanidad a las comunidades autónomas, daba igual colocar a una persona
como Illa en aquel puesto, pero llegó la pandemia de la Covid. La historia es conocida y la
gestión de aquellos días críticos fue bastante desastrosa y tuvo un coste de vidas humanas
terrible. También pasó en nuestra comunidad, dónde era conocido que para ser el responsable
de cualquier hospital primaba mucho la pertenencia a un determinado partido o sindicato.
Entre otras decisiones, Ximo Puig pensó en el concejal de fiestas de Elche para gestionar la
compleja reversión del hospital de Torrevieja.
No podemos olvidar tampoco a Juan Manuel Serrano, amigo y ex jefe de Gabinete en el PSOE
de Pedro Sánchez, que fue nombrado presidente de Correos. El susodicho dejó Correos con un
agujero que superaba los 1.000 millones de euros, justo en el momento del boom de las
compañías de reparto de envíos.
Pero hay mucho más, tal como apunta este diario, “La Asociación de Diplomáticos (ADE) ha
rechazado los recientes nombramientos como embajadores por parte del Gobierno de
políticos «sin experiencia» ni trayectoria internacional, después de que el expresidente de la
Generalitat valenciana Ximo Puig haya sido designado como el representante permanente de
España ante la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).” Esperemos que
no haya muchos conflictos en los que sea necesaria la presencia de diplomáticos
experimentados.
Ahora se ha destapado el caso Koldo, un ex portero de discoteca que fue asesor del Ministerio
de Transportes mientras José Luis Ábalos era ministro. Pero no solo eso, también fue
nombrado consejero de Renfe sin tener ninguna experiencia en el tema. Parece que este
asesor está implicado en una trama de corrupción en la compra de mascarillas en el peor
momento de la pandemia. Así, de lo que Pedro Sánchez acusaba sin ningún fundamento a la
presidenta Isabel Diaz Ayuso le golpea a él ahora. Algunos empiezan a entender ahora el
sorprendente cese del ministro Ábalos hace algunos años, aunque ayer el presidente Sánchez
lo negara. Desgraciadamente para él, quedan muy pocos que ya le creen, aunque es posible
que queden unos cuantos que a pesar de todo le seguirían votando. Es lo que pasa cuando
mientes demasiado.

Parece que la sombra de Koldo es alargada y todavía no se ha cuantificado el efecto de la onda
expansiva, pero si en vez de personas preparadas, con experiencia, prestigio y conocimientos,
das demasiado poder a personas solo por ser buenos socialistas, ¿qué puede salir mal?

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