(Publicado en Alicante24horas el 26/08/2011)

No hay ninguna duda que el edificio del palacio de la Diputación de Alicante es uno de los más bonitos de la ciudad.  Además para mí es especial, solía utilizar sus jardines para pasear con mi hija pequeña.  Sus jardines transpiran cierta tranquilidad a pesar de estar en un lugar tan céntrico. Aunque entonces conocía de forma más o menos profunda la larga historia y tradición, así como  las tareas que desarrollaba la Diputación no podía sospechar que años más tarde iban a estar tan señaladas como fuentes de gasto  excesivo. El último en señalarles ha sido el candidato del PSOE, Alfredo P. Rubalcaba, como causantes de parte de los males de la Administración española.

Recuerdo una conversación con un amigo mío trabajador de la Diputación, justo en un café enfrente de la misma. El me defendía todos los trabajos que hacían las Diputaciones, sobre todo para los pueblos pequeños.  Yo contraataqué con un dato, que él también conocía.

Le conté que en una de las muchas reuniones previas a las elecciones estuve junto con otros compañeros estudiando los números de la Diputación de Alicante en base a la información de la que disponíamos. Destaqué una cosa que llamaba poderosamente la atención y era que en cuatro años la Diputación de Alicante había duplicado los gastos de personal, de hecho según las cifras que aparecen en los periódicos la Diputación de nuestra provincia gasta más en personal que la misma Diputación de Valencia. Mi amigo lamentó que eso era cierto y que a pesar de la labor realizada por muchos trabajadores de la Diputación esta podía verse empañada e incluso limitada en medios por algo que todo el mundo conoce y es el abuso de asesores y cargos de confianza que aunque casi todo ente público tiene, en la Diputación era especialmente gravoso.

En eso estábamos de acuerdo, como en tantas organizaciones públicas, instituciones, empresas etc los partidos mayoritarios han utilizado las Diputaciones como un lugar más de colocación de allegados. Se han sobredimensionado todos los organismos de forma que son ineficientes, solapan sus funciones y son especialmente caros.

Además ha sido especialmente vergonzoso cuando en Ayuntamientos se limitaba las exclusivas y asesores, concejales y alcaldes de los mismos Ayuntamientos votaban a favor de que en la Diputación todos los diputados tuvieran su correspondiente dedicación exclusiva. Parece que estos diputados cobran más incluso que los de las Cortes Valencianas, lo que ya parece un dislate. No es de extrañar entonces las prisas que han tenido muchos ex alcaldes derrotados en intentar seguir viviendo de la política aferrándose a ser miembro de esta Diputación.

La Diputación podría tener sentido para algunas tareas y servicios muy concretos, sobre todo en poder dar servicios a pueblos de tamaño pequeño. Pero no, aquí se ha utilizado como un órgano de poder más, en el caso de Alicante ha sido un contrapoder a la Generalitat, y ha sido especialmente triste la mínima colaboración (yo diría más bien enemistad profunda)  existente entre la Diputación y el Ayuntamiento de la Capital.

Resultado, por ejemplo,  mientras nuestra Diputación se gastaba el dinero en una campaña de promoción del Turismo, la Generalitat se gastaba dinero en otra, por no decir la que hacía cada Ayuntamiento. Todo ello por supuesto sin ninguna coordinación.  Han sido nulos los intentos de hacer una oferta cultural coordinada de los museos de Diputación, Generalitat y Ayuntamiento. Y así podríamos seguir.

La ineficiencia de la Administración tristemente la hemos asumido, aunque en muchos casos se debe precisamente a ese solape o duplicidad de administraciones que hacen lo mismo, o simplemente de departamentos muy caros que necesitan realizar alguna tarea que en sí no es necesaria.

Lo que parece que ya no podemos soportar es el coste actual de la administración.  Pero curiosamente todavía uno  sigue oyendo declaraciones de alguno que otro que parecen creer que el dinero de la administración es como la bolsa de Judas, en la que nunca falta el dinero.

Es el momento de ser valientes, y hacer lo que nadie parece querer hacer  y es conseguir la máxima eficiencia y eficacia en la administración. Es imprescindible conocer de cada organismo que hace y que cuesta. Tras ello hay que valorar si es sensato pagar un precio por un servicio o si hay otra forma  de hacerlo. Claro eso tiene un problema para los partidos mayoritarios, y es que si se eliminan todos los organismos, departamentos y asesores innecesarios no sabrán donde colocar a tanto amigo.

Y yo me pregunto si el PSOE tiene tan claro que sobran las Diputaciones, porque no insta a su autodisolución. Claro una cosa que un partido pida una cosa razonable para su país, y otra cosa es que ese partido salga perjudicado por la medida.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *