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(Publicado en el Diario Información el 19 de Diciembre de 2017)

Como si fuera una nueva versión de la película “Amanecer rojo”, la vicepresidenta del gobierno, Soraya Saenz de Santamaría, explicó los posibles ciber ataques que nuestra democracia recibió desde Rusia durante la crisis en Cataluña. Por unos momentos parecía que volvíamos de lleno a la época de la guerra fría, en la que el peligro podía venir en forma de misiles. Hoy en día, lo que parece asustar a los gobiernos son los ciberataques en forma de hackers, bots, trolls, fakes y demás nueva fauna que puebla el ciberespacio.

El presidente americano Ronald Reagan derrotó a la entonces URSS mediante su proyecto de “Guerra de las Galaxias”, al llevarlos a una espiral de gasto que el modelo comunista no pudo soportar. Aquí y ahora, el gobierno español ha prometido que creará un centro de operaciones frente a los ciberataques con el presupuesto nada desdeñable de dieciséis millones de euros.

Los ciberataques se han convertido en una preocupación, no sólo de las grandes empresas que desean proteger su cada vez más valiosa información digital, sino de los usuarios finales que en ocasiones sufren chantajes para no ver borrada la información de su disco duro y también de los gobiernos, que temen que su estabilidad se quiebre a través de la influencia que países rivales puedan ocasionar mediante la información falsa vertida y propagada en las redes sociales.

Los “fakes” no han nacido en estos años, de hecho, uno de los primeros “fakes” que recuerdo es la portada de la revista Pronto con una foto de la actriz Silvia Tortosa jeringuilla en brazo y un enorme titular que anunciaba su drogadicción. Un “fake” no es más que una noticia falsa con apariencia de verdadera. Este tipo de noticias se encuentran de forma habitual en las redes sociales, incluyendo también en éstas a los servicios de mensajería como Whatsapp, que es una de más eficaces formas de transmisión de información. Así, el porcentaje de personas que podemos acceder a este tipo de noticias de forma activa o pasiva es notable.

Un “fake” se puede construir con noticias antiguas con apariencia de actuales, pero también es cierto que con las herramientas actuales es relativamente sencillo dar una apariencia profesional a noticias falsas a través de videos o montajes fotográficos. Durante el seudo referéndum de la independencia se generaron noticias acerca de la brutalidad de las fuerzas de seguridad en las que solo faltó la escena del carrito de niño tiroteado para compararlos a las rodadas por Sergei Eisenstein en la película “el acorazo Potemkin”.

En el siglo XXI la velocidad de propagación de noticias es brutal. Un buen “fake” puede llegar a millones de personas en escasas horas, quizá incluso minutos. Elementos que ayudan a esa difusión e incluso a darles un soporte que no tienen son los “trolls” y “bots”. Los primeros no son más que personas que ocultan o duplican su identidad en redes sociales sobre otras identidades que previamente han creado con un perfil falso. Así aparentan que son varios usuarios los que opinan o refuerzan una opinión cuando en realidad son una única persona. Para multiplicar esos esquemas se utilizan los “bots” o identidades falsas que son manejadas de forma automática en base a determinados patrones más o menos complejos que pueden dar cierta apariencia de ser unos usuarios más dentro de las redes.

Además, muchas veces los usuarios reales no sólo caemos en la trampa, sino que la hacemos más grande al darle más difusión y soporte reenviando o retuiteando el “fake”.

Desafortunadamente estas noticias falsas pueden llegar a crear opinión, y aunque se desmientan y se demuestre su falsedad, el poso queda. Es habitual que muchos aseguren sucesos que nunca ocurrieron como les contaron y que por ejemplo esto les pueda llegar a condicionar su voto.

Hay pánico que elementos extraños, internos o externos, puedan tratar de influir decisivamente en las próximas elecciones catalanas, incluso modificando el recuento electoral mediante hackers o piratas informáticos.

Si usted se pregunta que puede hacer ante esta avalancha de noticias falsas, yo me permitiría recomendarle que toca aplicar el sentido común y tratar de leer adecuadamente la noticia y su fuente antes de darle credibilidad y mucho menos propagación. Por supuesto, cuando determinadas noticias en la red me parecen interesantes, pero poco fiables, la mejor forma de contrastarlo es a través de los medios de prensa habituales de información o mediante tus referencias sociales de cabecera. Lo que está demostrado es que se puede influir en la gente mediante noticas falsas. Obviamente, si alguien puede obtener beneficio de esto, sin duda alguna lo hará o al menos intentará hacerlo.

En los años de la guerra fría, un grupo español cantaba eso de “¿Que harías tú en un ataque preventivo de la URSS?, Soraya ha decidido crear el centro de los 16 millones, a nosotros nos toca ser más cuidadosos en creernos las cosas que llegan a nuestro móvil.

 

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