En plena Segunda Guerra Mundial, los dirigentes de los Estados Unidos de América utilizaron todos los argumentos posibles para involucrar a la población en la guerra contra los nazis y los japoneses. El cine no fue una excepción y se rodaron gran cantidad de películas para reforzar el espíritu bélico. Uno de los grandes referentes de aquellos tiempos era el Tarzán interpretado por Johnny Weismuller. Así que ni cortos ni perezosos, los guionistas desarrollaron en la película “El triunfo de Tarzán”, una escasamente inverosímil historia donde los nazis esclavizaban a una tribu amiga de Tarzán. A pesar de que inicialmente Tarzán pretendía permanecer neutral, finalmente se involucraba en la batalla contra los malvados nazis. Curiosamente algo parecido a lo que hizo Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Una de las frases que decía Tarzán en aquella película era “Tarzán matar nazis”, algo que me imagino que repetirían entusiasmados los espectadores de aquellos bélicos años al salir del cine.

Es posible que se pudiera justificar ese tipo de mensajes dentro de un momento bélico como era el de 1943, pero obviamente parece ridículo el esfuerzo del gobierno socialista en generar un ambiente similar en los tiempos actuales. En aquellos tiempos, la amenaza era real, aunque la lejanía del conflicto obligaba a los dirigentes estadounidenses a reforzar ese mensaje de amenaza criminalizando al enemigo. No obstante, en los tiempos actuales se está cruzando peligrosamente una línea de convivencia al criminalizar a los partidos que no están en el gobierno acusándoles de homófobos, machistas, nazis y un sinfín de calificativos más. Todo ellos con el propósito de generar una tensión con la que parecen querer ocultar su falta de capacidad para gobernar y solucionar los problemas reales de los ciudadanos.

Ahora o se alaba al gobierno o puedes acabar en el disparadero, como le ha ocurrido a una de las fallas plantadas este septiembre y que ha sido calificada como nazi por el diputado de Compromís Joan Baldoví. A dónde hemos llegado, una crítica de las fallas comparada con los nazis por un diputado de Compromís, y ninguno de sus compañeros valencianos le recrimina lo más mínimo. Como los artistas falleros sigan las “recomendaciones” de asociaciones religiosas o las de Compromís, los monumentos se van a convertir en algo insulso a prueba de “ofendiditos”.

Lo peor es que parece que el mundo occidental ha caído en esa espiral absurda, que acaba entre otras cosas con los monumentos a Colón en el suelo o con los libros de Asterix, Lucky Lucke y de Tintín en la hoguera en plan Fahrenheit 451. Eso sí, a nadie parecen molestarles los homenajes a asesinos etarras que se celebran con cada vez mayor frecuencia en el País Vasco dada la benevolencia del ministro del Interior.

Todo un ministro del Interior que mientras acusaba a los de Ciudadanos de provocar en las manifestaciones del orgullo, obviaba las mínimas cautelas ante un caso falso de agresión homófoba y lanzaba a las hordas contra algunos partidos políticos.  Hemos pasado de los sobres con balas, navajas ensangrentadas a falsas denuncias y no pasa nada, ahí sigue de ministro. Lo peor de todo es que hay un porcentaje importante de la población dispuesta a tragarse un nuevo bulo una y otra vez, olvidando como han sido engañados. Mientras para la población con cierta capacidad de raciocinio este último episodio puede ser un golpe duro para el colectivo LGTBI, que tendrá más complicado reivindicar ante estos los episodios reales de homofobia.

Yo imagino a Tarzán volviendo a su cabaña diciendo “Tarzán matar nazis” y su compañera contestándole, “me parece muy bien, pero además hay un sinfín de cosas por hacer”.

Así que señor Baldoví, menos buscar nazis en las fallas y más reivindicar la escasa financiación que recibe la Comunidad Valenciana dado el nulo caso que le hacen en Madrid al presidente Puig.  Y al presidente Sánchez y los suyos, menos bulos y más trabajar. Pero desgraciadamente no espero que me hagan caso, es tan fácil dar consistencia a los bulos y tan difícil por ejemplo bajar el recibo de la luz o luchar eficazmente contra la COVID-19.

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