Una de las batallas más terribles de la Primera Guerra Mundial fue la del Somme. Miles de soldados eran lanzados a ataques prácticamente suicidas en medio del barro y las alambradas que protegían las trincheras. El general alemán Max Von Gallwitz, comandante de las fuerzas alemanas en aquella batalla, admiraba el valor de los soldados británicos que arriesgaban su vida, mientras despreciaba a sus oficiales que bebían vino en sus lujosas tiendas mientras ordenaban a sus soldados realizar ataques inútiles con destino a la muerte. Von Gallwitz dijo en aquellos días; «Jamás he visto leones tan valientes siendo comandados por corderos».

Si hay algo que importa especialmente a los ciudadanos en estos días es la sanidad pública. Se tiene que hacer un esfuerzo en poner la sanidad en la Comunidad Valenciana a la altura que merecemos. Pero no se puede iniciar mañana o pasado mañana, tiene que ser desde hoy. Esperar a no se sabe qué, suena más bien a excusas de mal pagador.  

Más allá de las entelequias a las que el tripartito de izquierdas dedica su tiempo, entiendo que hay que hacer un esfuerzo notable para mejorar la atención sanitaria de los valencianos. Es una atención que se viene degradando notablemente desde que la izquierda ha llegado al poder, y que ha sufrido un duro golpe adicional por la pandemia del Covid.

La sensación ya va más allá de que la inversión que el tripartito de izquierdas dedica a la sanidad es insuficiente. Es que además la gestionan como pollos sin cabeza, movidos más por la ideología que por la coherencia del analisis objetivo de la situación.

Y es que es imprescindible analizar datos, situaciones, realizar propuestas de solución, llevarlas a acabo, realizar retrospectivas analizando resultados y valorar si es razonable seguir con dichas propuestas o modificarlas en alguna línea.

Porque afortunadamente, tenemos a los mejores profesionales trabajando en la sanidad pública, pero están dirigidos en muchos casos por auténticos inútiles. Nuestro personal sanitario son magníficos profesionales, cada vez más desesperados por cómo les obligan a trabajar y a atender a los pacientes. Y si faltaba poco, ahora se descubre que desde la Conselleria de Sanidad no se les da cobertura en caso de reclamaciones por el tratamiento de covid-19.

El mayor problema es que el tripartito de izquierdas de la Comunidad Valenciana ha colocado en los puestos de toma de decisiones a personas afines que desgraciadamente tienen escasa formación y preparación para una tarea tan compleja. Algunos han pasado de ser activistas sindicales a jefes de servicio o de concejales de fiestas a tomar decisiones en áreas de salud tan importantes como las de Torrevieja, y así podríamos seguir citando innumerables casos. Al final, el objetivo de estos cargos es más tratar de aparentar que todo funciona bien, o esconder lo que no funciona, en vez de centrarse realmente en mejorar la calidad de la sanidad pública.

Y así estamos, un día se dice que se van a contratar seis mil sanitarios y al día siguiente que no se van a renovar la mayoría de los contratos Covid. Se cierran servicios y centros de salud, colapsando los cercanos. Se ejecutan reversiones de concesiones sin analizar las realizadas anteriormente o sin planificar adecuadamente el proceso.  Pero todo esto, a los corderos les da igual, seguirán brindando mientras los leones siguen batallando en primera línea en hospitales y centros de salud.

Se comenta que Von Gallwitz se basó en una frase del gran Alejandro Magno que decía, “Nunca le he temido a un ejército de leones que sea conducido por un cordero. Más le temo a un ejército de corderos conducido por un león”: Piense usted qué sanidad podríamos tener en nuestra Comunidad si en vez de estar dirigida por amiguetes, lo estuviese por los mejores profesionales.

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