Se conoce al “momento Thelma y Louise” a una de las escenas más conocidas de la famosa película dirigida por Ridley Scott en 1991. Tras una azarosa persecución por decenas de coches de policía, dos mujeres que tras una serie de azarosas aventuras huyen de ellos, se encuentran atrapadas. En un extremo, un profundo desfiladero y en el otro, los coches de la policía. Popularmente encontrarse en esa situación se denominaba “elegir entre Guatemala y Guatepeor”.  Entiendo que ni Thelma ni Louise querían acabar en aquella situación, pero allí estaban tras una serie de muy desafortunadas desdichas.

En una situación similar se encuentra la creación de la famosa empresa pública de salud (EPS) que parte del Botànic, fundamentalmente el PSPV, quería crear para asumir las finalizaciones de contratos o reversiones de ciertas concesiones sanitarias que había otorgado el Partido Popular cuando gobernaba. Fundamentalmente el servicio de radiología y la farmacia sociosanitaria, pero se había dado a entender que se incorporarían a dicha empresa, los trabajadores de la futura reversión del hospital de Torrevieja y de la pasada reversión del hospital de Alzira.

A la consabida pandemia que estamos sufriendo y que afecta brutalmente a todo el sistema sanitario, hay que añadir que la reversión del hospital de Torrevieja se debe concluir en este próximo octubre. Ante la cercana llegada del verano, donde la población de la zona que requiere servicios sanitarios aumenta exponencialmente, esta inseguridad laboral que tienen los trabajadores puede afectar al servicio que se dará a los ciudadanos.

Por eso es incomprensible que el Botànic no haya acordado las acciones a tomar con mucha mas anticipación y planificación. Pero, es lo que hay cuando el dogmatismo se impone al sentido común. Los responsables socialistas y de Compromís que gestionan la sanidad en la Comunidad Valenciana no han conseguido mostrar ningún análisis que justifique con números lo positivo de la reversión de las concesiones.  Simplemente se han limitado a repetir una y otra vez lo imprescindible de la gestión pública y lo malos que son los gestores privados que anteponen el beneficio económico a la salud de los pacientes.

Pero claro, llegan huyendo de la realidad de los plazos al acantilado de Thelma y Louise. Revertir una concesión no es trivial y obliga a definir el nuevo modelo de gestión del personal. Pero para los progres y poco previsores botánicos que siempre han hablado de gestión directa, funcionarización de los trabajadores y tal, se encuentran que no es tan sencillo ni legal llevar a cabo tal tarea. 

La recomendación de crear una empresa pública que gestionara los trabajadores era la solución que entre pantallas de ocultación era la propuesta de Ana Barceló, consellera de Sanidad. Su estrategia ha sido la de de debatir la propuesta de creación de la EPS muy tarde, tan tarde que parece un ultimátum en plan “o yo o el caos”.

Pero como diría el famoso humorista El Roto, “es que el caos sois vosotros”, personas que pensáis que “Planificación” debe ser una de las hijas de Marx y que no la utilizáis nunca.  Que primero los de Podemos y luego los de Compromís han tenido que agachar la cabeza avergonzados cuando les han recordado lo que decían y lo que parecía que iban a apoyar. Ahora se limitan a decir altivos lo que no les gusta, pero se abstienen de decir lo que les gustaría hacer porque simplemente no lo saben.

Llegamos al verano, al fin de las concesiones sanitarias y el Botànic sigue como Thelma y Louise, pero en vez de lanzarse al acantilado, lo que hacen es meternos a los valencianos dentro del coche y empujarnos hacia él.

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