Publicado en el diario ABC el 23 de mayo de 2024
El escritor norteamericano Mark Twain relató en su novela “Un yanqui en la corte del rey Arturo” el choque que suponía colocar a un norteamericano de su época (siglo XIX) en la Europa medieval del rey Arturo. Si el yanqui realizaba un viaje en el tiempo y en el espacio, el presidente Milei se ha limitado a lo segundo en su visita a España. Pero lo que ha encontrado aquí no ha sido la caballeresca corte del rey Arturo, sino algo más parecido a Libertonia, el país que presidía Groucho Marx en la película “Sopa de Ganso”. En esta película, realizada unos años antes de la segunda guerra mundial, se contaba como dirigentes ambiciosos, corruptos e incompetentes podían llevar a su país al desastre. Hay uno de los gags recitados por Groucho Marx en la película que retrata a las mil maravillas a nuestro presidente de gobierno y a su política de comunicación “¿A quién vas a creer: a mí o a tus propios ojos?”.
Y lo triste es que en la Libertonia de Groucho Sánchez los medios de comunicación que tratan de contar lo que ven con sus propios ojos son tachado de pseudomedios o despectivamente “páginas web”. Por cierto, ya no hay ningún medio de comunicación, incluso los que cuentan fielmente lo que dice el presidente, que carezcan de su correspondiente versión accesible a través de la web.
En la película, Groucho Marx es capaz de llevar a la guerra a su país por su prepotencia y orgullo y su menosprecio al embajador del país vecino. En la España actual, Pedro Sánchez ha sido capaz de iniciar un conflicto con un país con el que nos unen lazos históricos, sociales y económicos como Argentina, por un cruce de insultos, por cierto, iniciado desde el gobierno español.
En España tenemos el gobierno más “faltón” de toda la democracia, con un presidente y unos ministros que no han tenido el más mínimo escrúpulo en dudar de la honorabilidad de todo bicho viviente que les ha venido en gana, tanto a través de los medios de comunicación como en sedes parlamentarias. Uno de sus receptores habituales de insultos ha sido el presidente argentino Javier Milei, al que se ha tachado desde ultra fascista hasta consumidor de sustancias. Era de agradecer que los argentinos se hubiesen tomado los exabruptos con cierta tranquilidad, aunque quizás esperaban su momento para devolverlos. Algo que hizo el presidente Milei el pasado fin de semana. Es posible que Sánchez, acostumbrado a que él y su equipo falten al respeto a los miembros de la oposición española sin que estos sean capaces de establecer una mínima respuesta a la altura, se haya quedado de piedra al recibir la andanada inadecuada del presidente Milei.
El presidente de estado argentino, como máximo representante de su país, jamás debió faltar al respeto al presidente del país que le acogía, pero también es cierto que él no fue el primero en el cruce de insultos y todo tiene un límite.
El lío ha acabado con la retirada del embajador español de Argentina, acto que es una muestra más del ridículo de un gobierno incapaz de llevar a cabo acciones que mejoren la vida de los ciudadanos y solo se centra en generar enemigos externos que consigan que los incautos vuelvan a votar al partido de Pedro Sánchez.
El enemigo de los socialistas españoles es ahora Javier Milei, un Milei que el fin de semana pasado no solo viajó en el espacio sino también en el tiempo, al igual que el yanqui del rey Arturo. Es posible que piense que encontró en España algo similar a la Argentina del pasado, donde la corrupción y el enchufismo campaban a sus anchas, y los dirigentes populistas eran incapaces de gestionar eficazmente, como me decía un amigo argentino, todos los recursos que tenía su país. En Argentina, Milei les tomó la medida a los populistas argentinos y les derrotó contra todo pronóstico. En la novela de Twain, el yanqui salva la vida gracias a sus conocimientos de los eclipses que iban a suceder. En los tiempos actuales, como Milei ya viene de una situación anterior similar, quizá pueda dar algún consejo de como derrotar a Sánchez.
Pero mientras tanto, Sánchez sigue moviendo sus recursos para soliviantar a la población contra Javier Milei, el fascismo inventado y la ultraderecha onírica. Seguro que el se ríe de cómo dirige a los incautos que le siguen creyendo. Es posible que en la intimidad diga como hace Groucho en la película Sopa de Ganso “Mientras tú estás luchando y arriesgando la vida, nosotros nos quedaremos aquí, pensando que eres un tonto.”