Publicado en el diario ABC el 15 de mayo de 2024

Monte Arruit fue la última posición donde las tropas españolas, dirigidas por el general Navarro, se atrincheraron tras el desastre de Annual en 1921. En una posición difícilmente defendible, fueron abandonados a su suerte por el general Berenguer, que se hallaba tan solo a treinta kilómetros en Melilla.  El general Navarro pactó una rendición en la que los líderes rifeños garantizaban la vida de los soldados. No respetaron su palabra y una vez las tropas españolas habían entregado sus armas, fueron pasados a cuchillo. Cuando meses más tarde el ejército español recuperó aquellas posiciones, se encontró con el horror, los cuerpos de los más de tres mil soldados se hallaban insepultos y medio momificados. Muchos habían sido destripados o degollados, incluso los rifeños habían desenterrado los cadáveres de los que habían muerto durante el sitio. El ansia de venganza recorrió la sangre de los soldados españoles que iniciaron el camino de la reconquista. Para que no fuese olvidado, los oficiales les recordaban antes de cada ataque que recordaran a sus compañeros asesinados. Unos años antes en la guerra texano-mexicana, los primeros utilizaron un lema que justificaba sus ataques: “Recordad el Álamo”. El Álamo era una misión franciscana donde su guarnición había sido exterminada por los soldados mexicanos. En la segunda guerra mundial se hizo famoso un cartel con el lema inspirado en el anterior, “Recordad Pearl Harbour”, en referencia al ataque a traición de los aviones japoneses a la flota estadounidense. Tanto los sucesos de el Álamo como el de Pearl Harbour han sido llevados al cine en multitud de ocasiones por los estadounidenses. En las películas bélicas durante muchas décadas estaba claro que mientras los americanos eran los buenos y respetuosos, los alemanes y los japoneses eran más malos que un dolor. La historia la escriben los ganadores y solo con el tiempo se ha hecho público que unos empezaron la guerra pero que acciones miserables hicieron todos. Durante mucho tiempo se ocultó que las tropas soviéticas se encargaron de violar sistemáticamente a todas las mujeres que encontraban en su camino hacia Berlín o que las tropas aliadas realizaron bombardeos innecesarios pero muy sangrientos sobre ciudades de una Alemania ya derrotada. Y es que una de las claves de toda acción bélica es deshumanizar a tu enemigo. Se trata de justificar cualquier acto de barbarie que tú puedas cometer en base a actos bárbaros que han cometido sobre ti.

El gobierno israelí justifica el ataque a Gaza por la masacre y violaciones cometidas por los miembros de Hamas en el pasado octubre. Hay mucha gente que justifica o al menos no condena dichos asesinatos y violaciones cometidos sobre ciudadanos israelís indefensos en base a actos mucho más difusos. En cualquier caso, parece haber unanimidad sobre que Israel no hubiese atacado Gaza si el ataque de octubre no se hubiese producido. Pero para la izquierda española esto da igual, da igual que en esa invasión de Gaza se haya descubierto que Hamas gastaba el dinero de la ayuda humanitaria en la construcción de túneles en vez de para mejorar la vida de su pueblo. Al final para la izquierda solo hay un culpable de todo y este es Israel. A mí me sorprendió como el otro día en mi Universidad un grupo de estudiantes y profesores gritaban aquello de “Del río hasta el mar, Palestina vencerá”. Ignoro si saben que es un lema para la destrucción de una nación como es Israel y que dicho lema esta prohibido en algunos países. Me sorprende que incluso el responsable de las redes oficiales de la Universidad publicase aquella marcha en los perfiles oficiales. Más absurdo me parece que algunos rectores hayan planteado la ruptura de relaciones con las prestigiosas universidades israelís, pero no se atrevan a hacerlo con otras. Pero cuando observas como los socios de gobierno del socialista Sánchez piden que España no participe en los juegos olímpicos como boicot a Israel, ya no sabes si reír o llorar.

Nadie sabe como como solucionar el conflicto de Gaza, pero yo creo que no es una cuestión de buenos y malos, sino que hay que exigir a “todos” los actores del conflicto, sean principales o secundarios, su implicación para acabar con el mismo. Si solo se apunta a un bando, este conflicto jamás acabará.

Me consta que esto es difícil de cambiar ya que la izquierda española siempre ha sido muy pro-palestina y saharaui. No obstante, es curioso que estos últimos han pasado al olvido, algunos dicen que por los datos robados de un móvil.

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