Diez negritos en A-Punt

Diez personas son invitadas a pasar un fin de semana en una misteriosa isla. No se conocen entre ellos, pero todas parecen tener un oscuro secreto que esconder. Lo que prometía ser un interesante fin de semana se convierte en una pesadilla cuando uno tras otro, todos los visitantes van siendo asesinados hasta que solo quedan dos. Si este relato lo hubiesen contado en los Simpson, ya habría alguien que hubiese recordado las dotes de Nostradamus que tiene esa serie sobre sucesos que ocurren mucho después de ser emitida la serie, refiriéndose al proceso de selección del futuro director general de A-Punt media. Pero fue Agatha Christie la que escribió la trama en una novela y en una obra de teatro, a las que llamó “Diez negritos y no quedo ninguno”. 

Afortunadamente para los diez candidatos a dirigir la cadena autonómica, el final ha sido algo menos sangriento, aunque seguro que más de uno estará más que molesto con las formas en las que se ha llevado el proceso.

Si rebobinamos la historia, cabría recordar que la situación de A-Punt no es nada halagüeña, con unos índices de audiencia e ingresos publicitarios muy bajos. Además, hay que añadir las fricciones entre la actual Directora, Empar Marco, y los miembros del Consejo Rector, que en teoría estaban por encima de ella. Tras las experiencias de estos años, era evidente que la elección de un buen perfil para ocupar el puesto de Director General era crítica.  Por ello es llamativo lo que hemos podido ver hasta ahora, más allá de que el conocimiento del valenciano fuese un requisito para poder optar a este puesto. Así, el Consejo Rector decidió que un pequeño grupo de trabajo iba a filtrar tan solo tres de los candidatos de entre todos los diez presentados, algo absurdo ya que, dada la importancia del puesto, un estudio completo de todos los candidatos parecía la mejor opción. Desde el Consejo Rector afirmaban que no era para trabajar menos, sino para garantizar la confidencialidad de las personas que se habían presentado. Algo que no se cumplió ya que los nombres y currículum de todos los candidatos fueron conocidos en escaso tiempo tras su presentación. A mí, personalmente me parecieron en muchos de ellos, muy completos y con una razonable experiencia profesional previa para poder optar al puesto con garantías.

Pero sorprendentemente, el grupo de trabajo no eligió a tres candidatos para pasar a la fase de selección final, sino tan solo a dos. Quizá fuera porque son fans de la novela de Agatha Christie o quizá fuera porque los dos bendecidos por tal elección tenían un perfil muy cercano al Partido Socialista. Permito añadir, que no dudo de la experiencia profesional de estos dos candidatos, sí que me sorprende que el grupo de trabajo haya desechado a otros con buenos currículum, suficientes al menos, para pasar a la fase de selección final.  Vamos, que no solo han sido descartados, sino que han sufrido cierta humillación de no ser ninguno lo “suficientemente capaces” siquiera para optar a ese tercer puesto que ha quedado desierto.

Y ahora es cuando volvemos a los diez negritos de Agatha Christie. En las primeras adaptaciones de la película, dos de los protagonistas sobreviven al destino fatal que les esperaba en la isla, en la novela no. Tal como su título indica “No quedó ninguno”. Esto último podría ocurrir, si, por ejemplo, Compromís se decantara por no apoyar a ninguno de los dos candidatos cercanos al partido Socialista y permitiendo que la actual Directora, mucho más cercana a sus ideales, continuara al frente de la cadena.  Es posible que los socialistas digan entonces algo así como “O uno de los cercanos o el caos, que sería seguir con la Directora actual” y negocie un acuerdo dentro del Botánic. Para rizar el rizo, una vez sobrepasado este proceso quedará pendiente la más que probable sustitución del presidente el Consejo Rector, que requiere el apoyo de alguno de los grupos de la oposición. Pero me quedo con la sensación que se están haciendo las cosas mal, y que ante una oportunidad de dar un impulso a A-Punt y aprovechar la valía de muchos de los candidatos que se han presentado, el Botánic prefiere seguir jugando a hacerse trampas al solitario.

Sánchez, devuélveme España

Afrontar una aventura compleja puede tornarse en algo funesto si vas acompañado de tus peores enemigos, o al menos de los enemigos del estado que presides o defiendes. Algo así le pasó al gobernador de la provincia de Germania, Publio Quinto Varo, cuando al intentar pacificar la misma, confió la suerte de sus tropas al caudillo germánico Arminio. Si te adentras en territorio enemigo y desconocido, guiado por un traidor ¿Qué puede salir mal? Unos cuantos siglos más tarde, el candidato socialista Sánchez podría preguntarse lo mismo, al fiar su gobierno, ya no solo a la gente de Podemos por su ideología y sus extrañas relaciones con Irán y Venezuela, sino también a partidos que en ningún caso en los tiempos actuales podemos considerar leales al Estado Español. Del Partido Nacionalista Vasco jamás encontraremos ninguna referencia de lealtad excepto a sí mismo. Jocosamente, se dice que es el único partido abiertamente desleal desde horas antes de haberse creado. Hay muchos ejemplos, desde el famosos pacto de Santoña en plena guerra civil hasta los pactos de Lizarra con los filo terroristas cuando el cadáver de Miguel Ángel Blanco llevaba poco tiempo enterrado. De Bildu poco hay que añadir, pero seguro que las súplicas de Sánchez para conseguir que no le voten en contra, será una humillación para los socialistas que dieron su vida en la lucha contra el terrorismo. Por último, no podemos olvidar a Esquerra Republicana, que hace escasos meses estaba alentando un referéndum ilegal por la independencia de Cataluña.

Pues esos van a ser los compañeros de viaje del señor Pedro Sánchez en su andadura de gobierno. Según comentan los que sus fieles seguidores, Sánchez los va a engañar a todos. Algo así debió pensar el gobernador Romano Varo, que se adentró por los bosques de Teotoburgo con sus tres legiones, pensando que era más listo que el germánico Arminio. Varo era más político que guerrero, y pensaba que con sus buenas palabras podría llevar a cabo el dominio de Germania. Arminio se aprovechó de esa confianza, y mientras le enviaba promesas de eterna amistad, condujo a Varo y a su ejército a una terrible emboscada, donde las tres legiones fueron totalmente aniquiladas.

Lo terrible del gobierno de Sánchez son las previsibles, algunas conocidas y otras no, promesas a los independentistas. Conocemos ya por los tradicionales pactos previos de Partido Popular y PSOE con este tipo de partidos, que cuando los nacionalistas consiguen un avance jamás dan un paso atrás. Así se han gestado los beneficios fiscales del País Vasco o la dramática inmersión lingüística que arrincona a lo español y que ahora el Botánic de Puig y Marzá pretende implantar en nuestra Comunidad.

El emperador romano Augusto al conocer la magnitud de la derrota, según narra Suetonio, gritó desconsoladamente “Quintili Vare, legiones redde” (“Varo, devuélveme mis legiones”). Es probable que cuando la pesadilla del gobierno Sánchez acabe, podamos gritar lo mismo a encontrarnos una España totalmente diferente a la que tenemos y a la que los padres de nuestra democracia soñaron. Estos probablemente jamás pensaron lo que podía ocurrir si se dejaban las puertas abiertas a que fuesen los nacionalistas los que marcaran directamente la política en todo el Estado. Por eso, entiendo que ante la crisis actual hubiese sido imprescindible un acuerdo de los partidos constitucionalistas para que se pudieran tomar unas decisiones que nos pudieran ayudar a sortear esta crisis. Una crisis te puede destruir o hacer más fuerte si eres capaz de aprender de los errores y ser valiente para tomar las decisiones correctas.  No parece ser el caso de Sánchez, al que nos tocará intentar derrotar de forma democráticamente. Mejor antes que tarde, para que no tengamos que gritar desconsoladamente “Sánchez, devuélveme España”.