Una mujer se acercó pausadamente a la recepción del edificio central de la Conselleria de Sanidad. Cuando estaba frente a la persona que estaba en la recepción del edificio le dijo: “Buenos días, soy la doctora Barrero, una de los integrantes del grupo de trabajo que va a estudiar la planificación de la reversión de la concesión privada de un hospital”. “Sí, debe subir a la segunda planta todo a la derecha, pase sin llamar ya están todos”, le contestó el de recepción.
La doctora Barrero entró en la sala, cruzó su mirada con el conseller que estaba de pie junto a una pizarra. Mientras el conseller le señalaba el último asiento que quedaba vacío en la mesa, empezó a hablar “como ustedes saben las dos pasadas reversiones de concesiones privadas que el tripartito ha realizado no han salido todo lo bien que hubiésemos querido y por eso estamos convencidos que a la tercera irá la vencida”.
La doctora Barrero levantó la mano y preguntó “pero ¿se han evaluado los errores cometidos en las anteriores reversiones?, los números las dejan bastante mal, se han incrementado tanto el coste como las listas de espera”.
El Conseller tranquilamente respondió “no nos gusta hablar de errores, creemos que ha sido una casualidad que de repente se ha puesto más gente enferma de lo normal y por eso se han incrementado las listas de espera”.
Con cara de escasamente convencida, la doctora Barrero insistió, “al menos habrán hecho análisis de coste y beneficio para esta reversión, no sea que nos vuelva a pasar lo mismo que en las anteriores. Además, es posible que en la situación actual de falta de personal sanitario no sea recomendable abordar un proceso tan complicado como este”.
El Conseller señaló a la secretaria autonómica y le pidió que lo dejase claro. La joven se levantó y empezó a decir “he dedicado todo mi tiempo durante los últimos seis meses a esta tarea”. La doctora Barrero dijo “¿A realizar esos análisis?”.
“No, a preparar este cartel dibujado con todos los colores del arco iris que queremos que presida los trabajos de la comisión” le contestó la secretaria autonómica mientras se levantaba con un cartel autoadhesivo dirigiéndose hacia la puerta. Apartó ligeramente un retrato de la foto de Carles Puigdemont y colgó un enorme cartel con letras de colores que rezaba “REVERSIÓN SI o SI”. Dirigiéndose a los presentes, dijo, “como saben recuperar todas las concesiones en manos de la sanidad privada es uno de los acuerdos del Botànic, y todos los acuerdos del Botànic son sagrados, bueno todos no, pero casi todos, ustedes ya me entienden”. Dijo estas últimas palabras mientras una sonrisa llenaba su boca.
Al ver la cara de felicidad con la que el resto de las personas que estaban en la mesa miraba el cartel, la doctora Barrero pensó que era la única que ponía en duda la forma de estudiar el proceso. Aun así se atrevió a decir: “pero ¿cómo planean abordar la reversión, si no han podido ni siquiera cubrir las vacaciones del verano del personal?”.
El Conseller replicó “que no hayamos podido cubrir las vacaciones este verano es porque el departamento de recursos humanos estaba preparando el modelo de requisitos lingüísticos que deberán tener los sanitarios que quieran trabajar en la comunidad valenciana, ya sabe que ese es otro de los acuerdos del Botànic”.
A pesar de la tranquilidad con la que el resto de las personas en la sala asumía las explicaciones, la doctora Barrero balbuceando se atrevió a preguntar “entonces, si está todo tan claro ¿Cuál es el objetivo de este grupo de trabajo?
El Conseller sonrió y dijo “pues para poder decir a la prensa y a la oposición que tenemos un grupo de expertos. Vamos, como hizo Sánchez con lo del Covid, que al final nadie supo quiénes eran los expertos. Ahora nos haremos una foto y así nosotros si despejaremos las dudas. Y no se preocupe doctora Barreiro que está todo controlado”
“Barreiro no, Barrero.”. El conseller cambió su expresión y preguntó “¿No se apellida Barreiro?, ya decía yo que algo no me cuadraba, perdone la confusión, espere un momento que le acompañarán a la puerta, por cierto, que sepa que acabo de concederle el traslado que pidió al hospital de Malabo, ya que su falta de fe me parece molesta”. La última frase la entonó imitando la voz de Darth Vader.
La doctora Barrero apenas pudo decir que ella no había pedido ningún traslado antes de que dos guardias de seguridad le acompañaban hasta la salida. Ya en la puerta gritó “YO NO HE PEDIDO NINGUN TRASLADO” y en ese momento se despertó mientras un sudor frio surcaba su mente.
La doctora sonrió y pensó que todo había sido una maldita pesadilla, la última guardia había sido muy dura en el servicio de urgencias y al volver a casa había decidido pegar una cabezadita. De pronto se abrió la puerta y una persona le dijo “Elena, acaban de llamar de Conselleria para decir que te han propuesto para un grupo de trabajo”