Otto Skorzeny fue un coronel de las Waffen SS que adquirió cierta celebridad durante la segunda guerra mundial por liberar a Mussolini de su cautiverio. En la última etapa de la guerra, cuando ya estaba todo perdido para los nazis, se le encomendó la misión de detener a los rusos en el río Oder. Le prometieron veinte mil hombres, pero a la hora de la realidad solo le llegaron una cuarta parte de los mismos, para agravar la situación la mayoría de los cuales apenas tenían experiencia de combate. Como no podía ser de otra manera, aquello no acabó bien para los nazis. Y es que, es fácil mover y asignar en el búnker de Berlín figuritas que representaban a batallones de aguerridos soldados que no existían.
En los presupuestos se ha llegado a un extremo donde las hojas de cálculo que los soportan permiten casi cualquier cosa siempre que, permítame la licencia, “la resta de ingresos y gastos sea igual a cero”. Siendo así, podemos ser optimistas con los ingresos o con los gastos, pero en política como parece oportuno incrementar el capítulo de gastos, sobre todo si se le añade la coletilla “social”, para los gestores del dinero solo les queda la opción que empezar a inventar los ingresos.
En la Comunidad valenciana llevamos ya no se sabe cuantos años en los que el capítulo de ingresos de nuestro presupuesto tiene más licencias fantásticas que una película de Marvel. Por un instante, parecía que por primera vez el conseller de Hacienda iba a ser riguroso en la confección. Pero esa sensación fue efímera, ya que cuando apareció la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, y dijo aquello de que “hay que ser optimistas siempre” solo queda por saber si van a ser muy o poco imaginativos a la hora de contemplar los ingresos que vamos a tener.
El Partido Popular presupuestaba ingresos imposibles por venta de inmuebles, mientras el Botánic se ha conformado con apuntar ingresos por deudas históricas, ya no se sabe si de la época en la que el Cid tomó Valencia o desde algo más tarde. Es posible que se decanten por pensar que la ministra de hacienda del gobierno socialista en funciones, María Jesús Montero, caerá del caballo como San Pablo y verá la luz a la hora de incrementar la financiación a nuestra sufrida Comunidad. Los sucesivos plantes recibidos por el president Puig no auguran ese suceso, pero como dice Oltra, hay que ser optimistas siempre.
Ya hemos asumido que en campaña electoral las promesas que hacen los líderes son para ser tomadas en su justa medida, pero este tipo de promesas se han trasladado a los presupuestos. Así es probable, que en el Botánic, el conseller de economía Vicent Soler prometa dinero en cantidad para cada Conselleria, lo que a su vez permitirá a cada Conseller hinchar el pecho y hacer publicidad de todas las grandes cosas que van a hacer para darse cuenta en poco tiempo. Algo así como el coronel de las SS, que lo que les habían prometido en el bunker era humo y nada más. Solo tienen una pequeña ventaja, mientras que aquel coronel nazi tenía que enfrentarse a enemigos poderosos reales, el Botánic ha solido ser tan poco diligente a la hora de ejecutar sus acciones, que es posible que igual ni notan lo ficticio de los presupuestos recibidos.