Fingir ante tus superiores que te estás enfrentando a un enemigo que en realidad es tu amigo. Podríamos hablar de Puig, Oltra y Dalmau, pero realmente recordaba una de las grandes comedias dirigidas por Blake Edwards. Se titulaba ¿Qué hiciste en la guerra, papi?, y la película contaba la historia de un pelotón americano que tenía la orden de invadir un pequeño, pero muy estratégico pueblo italiano durante la segunda guerra mundial. Cuando van a proceder al ataque, los lugareños les dicen que se rinden con la única condición de que les dejen celebrar su fiesta anual. No parece mala idea, así que pactan con ellos esperar el final de la fiesta. Todo parece ir bien hasta que les informan de un reconocimiento aéreo que va a comprobar el estado del combate. Así, no les queda más remedio que fingir un gran combate entra los unos y los otros, por cierto, desarrollado con tal grado de verosimilitud que preocupa al alto mando por lo duro de la lucha sin cuartel.

En algo parecido se encuentran los miembros del Botànic II en su afán de no romper la paz de los sueldazos y eternos cargos que ha impuesto el President Puig, ante la convocatoria de nuevas elecciones el 10N, Día a día puedes comprobar, tanto en les Corts como a través de las declaraciones en los medios de comunicación que las disensiones más o menos fingidas van surgiendo.  Por ejemplo, ante el desprecio del presidente del gobierno Sánchez a la Comunidad Valenciana al decir que lo de la modificación de la financiación autonómico ni está ni se le espera. O ante las amenazas de las “retalladles” o recortes que va a aplicar el Conseller socialista Soler en los próximos presupuestos. Aun así, parece que les está costando arrancar en la disputa en algunos casos. Por eso es llamativo que La vicepresidenta Oltra que hizo de las “retallades” un eslogan que ilustraba camisetas y pancartas, de repente parece haberse despreocupado de si los recortes afectan a los servicios sociales o al plan Edificant de su compañero, el inefable Vicent Marzà.

Mientras en el sector de Podemos andan algo mosqueados por los cuernos que les ha puesto Compromís con Iñigo Errejón y su Más País. En este sentido, la única defensa que alegan los nacionalistas es que al menos han conseguido que el nombre de la coalición no fuese “más España”, algo que hubiese provocado que solo los militantes del Bloc con cargo se hubiesen votado a sí mismos.

Queda un mes de precampaña, campaña y votación, con lo que parece que al final todo va a quedar como el acuerdo de los soldados de la película de Edwards, en este caso no van a esperar al final de ninguna fiesta, sino de una votación. No confíen mucho en la sinceridad de las declaraciones de los miembros del Botànic, de los unos contra los otros que seguramente van a escuchar durante todo el mes. Están deseando que acabe el recuento para volver a su paz de cargos y moquetas. Y es que eso de dar cargos hasta al apuntador tiene esas ventajas de paz interna, aunque les haga olvidar la autocrítica y la importancia que tienen las “retallades” para los valencianos.

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