Publicado en el diario información el 15 de agosto de 2024

Hace mucho tiempo, hubo gente que diseñó un modelo de expansión de la entonces única universidad de la provincia de Alicante, en base a la creación de un campus en Elche que contuviese las titulaciones de ingeniería. Era un modelo razonable, ya que cada campus se centraba en titulaciones que no interferían con las del otro.

Desafortunadamente, en la misma época también hubo gente que pensó que se podía hacer oposición al gobierno del president Eduardo Zaplana desde la Universidad de Alicante (UA). También hubo gente de aquel gobierno que pensó que aquello era posible. Solo hubo que añadir mentiras y algún que otro equívoco para que aquello acabara con la creación de una nueva universidad (UMH), basándolo en la única idea de llevarse la titulación estrella de la UA, que era la de medicina. Todo lo demás fue accesorio e improvisado.

Hoy en día toda esta historia a muchos ya nos sueña como las historias del abuelo cebolleta o las del rapto de las sabinas. Pero lo cierto es que, tras aquel traumático desenlace, las dos universidades han crecido y se han consolidado en la provincia.

No obstante, esa falta de estrategia académica ha dado lugar a una serie de disfunciones y titulaciones repetidas que conllevan un ineficaz uso de los recursos públicos. Todo ello ante la inacción de las sucesivas consellerias de educación y universidades, que entre sus obligaciones están de la definir un mapa de titulaciones coherente en el espacio público universitario valenciano.

Y así ha sido durante todos estos años hasta que nos hemos topado con todos los lobbies de presión que se hayan junto a la titulación y profesión de medicina. Estos se han indignado porque la UA solicitó impartir en su campus un nuevo grado de medicina.

No tenía demasiado sentido que la Universidad de Alicante se decidiera a implantar estudios de medicina en su campus por mucha historia del rapto de las sabinas que sigamos contando, pero la propuesta del título recibió el aval de todas las agencias acreditadoras nacionales. Quizá por miedo a los lobbies antes enunciados, el gobierno del Botànic decidió esconder la propuesta del título en un cajón durante varios años, algo insólito hasta la fecha.

Pero llegó la pandemia, las listas de espera se dispararon ante la falta de profesionales de la medicina y la presión social fue en aumento. Era muy complicado para los consellers del Botànic asegurar que no contrataban médicos porque no habían, pero que tenían bloqueado una propuesta que incrementaría en un fututo ese número de médicos.

El resto de las universidades públicas con estudios de medicina podían haber dado la solución “incrementamos nuestra oferta de plazas con el mismo número que tiene la propuesta de la UA”. Pero prefirieron jugar al perro del hortelano. Eso sí, un perro que ladra con la boca pequeña cuando son las universidades privadas las que los implantan.

Por fin, quizá con intereses electorales, el Botánic decidió autorizar la implantación del grado de medicina en la UA, y salieron los perros a ladrar en forma de recurso.

Es probable que la Conselleria de Universidades del Botànic gestionase muy mal toda la autorización, lo hicieron deprisa y corriendo, tras haber tenido sepultado el título varios años. Eso no justifica que la Conselleria actual se retire de un recurso que precisamente va contra ella.

La actual Conselleria ha tenido un año para tratar de solucionar los posibles errores y llegar a posibles acuerdos.  Pero también para cumplir con sus principales obligaciones a nivel universitario son los de definir un modelo financiación plurianual para las universidades públicas y definir el mapa de titulaciones. Ambos aspectos están muy relacionados y podrían suponer, si se hacen de forma inteligente, una mejora notable para el sistema público universitario valenciano.

Dentro de ese mapa de titulaciones de futuro deberían aparecer dónde se puede impartir no solo el grado de medicina sino la totalidad de grados del espacio universitario público. Es algo que permitiría gestionar mucho mejor los medios públicos, evitando absurdas y caras duplicidades.  Es cierto que esto es algo que vería sus resultados a medio y largo plazo, y desgraciadamente los políticos solo piensan en el corto.

Tras el error del anuncio de la retirada de la Conselleria del recurso, han aparecido las improvisadas propuestas del campus provincial sanitario que nadie sabe exactamente qué es lo que es.

Si el presidente Carlos Mazón y el conseller Rovira quieren ordenar las enseñanzas de universitarias en nuestra Comunidad, deben ponerse a trabajar en ese mapa de titulaciones y mientras tanto, garantizar la educación de los estudiantes que se han matriculado en nuestro sistema universitario.

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