(Publicado en el Diario Información el 2/1/2014)
Mariano Ozores es probablemente uno de los directores de cine más denostados de nuestro país. Su extensa filmografía ha sido calificada como un subgénero sin valor dentro de la cinematografía española, pero también es cierto que ha sido sin duda alguna, una de las más comercialmente exitosa y rentable. La mayoría de las películas que yo recuerdo de él contenían a partes iguales un humor grueso, algo de destape light y casi siempre una crítica feroz a los políticos y a las instituciones. No he pagado muchas entradas de cine para ver alguna de sus películas pero si reconozco que he visto multitud de ellas en la televisión o a través de las ya olvidadas cintas de video. Una de sus películas volvió a mi mente tras leer los últimos acontecimientos políticos que ocurren en nuestra querida Orihuela: “Alcalde aunque sea de balde”. La película con un título tan curioso, contaba la noche previa a las elecciones municipales en un pueblo, y en ella aparecen el anterior alcalde, la jefa de las juventudes de su partido, la líder del principal partido de la oposición y fauna adicional que Ozores introducía en sus películas para dar sustento a la trama.
La película es de 1987, imagino que yo la vería uno o dos años más tarde, pero sí que recuerdo no dar ninguna credibilidad a la trama que allí se contaba con frases como las de “Si pactamos vamos a ser mayoría para gobernar pero minoría para chupar” o “Si nos ponemos honestos no nos vamos a hacer ricos”. Pero al igual que me ocurrió con la escena de la película “Las autonosuyas”, de Rafael Gil, donde se relataba un encuentro entre los líderes catalán y vasco que utilizaban un intérprete para hacerse entender, la realidad supera a la ficción por muy increíble y disparatada que sea esta última. Esta escena se ha convertido en real años más tarde en nuestro país donde disponemos de un Senado donde los senadores utilizan traductores para hacerse entender pero toman café juntos hablando castellano.
Desgraciadamente en muchos lugares de nuestra comunidad, la vida política está superando a las películas de Ozores con demasiada frecuencia. En una de las ciudades más grandes de nuestra provincia, el Partido Popular ya ha pactado dos mociones de censura con dos facciones de un mismo partido, el CLR. Este partido se presentó como una alternativa, que según decían jamás iba a pactar con los populares, y no sólo lo han intentado sino que se han dividido en dos y cada una de las facciones se ha intentado unir al PP para derrocar al actual alcalde. Mientras tanto el President Fabra pone cara de “autopista hacia el cielo” y sigue diciendo que su línea roja la marcan los imputados mientras manda a su mano derecha a firmar los acuerdos de la moción de censura con el objeto de meter a no sé cuantos imputados más en un equipo de gobierno municipal. Lo peor es que intentan insultar la inteligencia de los ciudadanos, dicen que no proponen de posible alcaldesa a una imputada pero sí quieren que muchos concejales que sí lo son ocupen concejalías de importancia y podrían tomar decisiones fatales para su ciudad.
En El Campello el Partido Popular ha acogido en su equipo de gobierno a una concejala de un partido independiente, que en la campaña renegaba de los populares, pero a la que rápidamente ha puesto sueldo y competencias municipales.
Cada vez está más claro que muchos de estos partidos independientes, lo son hasta que sus miembros entran en un equipo de gobierno al ser necesarios para las designaciones o sustento de los alcaldes. Los partidos mayoritarios tampoco ponen pegas a ningún pacto siempre que les garantizan la estabilidad. Eso es lo triste, los programas electorales se olvidan una vez se cierran los colegios electorales tras las votaciones. No debería ser así, es muy probable que deberíamos recurrir a segundas vueltas en municipios donde un partido ni hubiese obtenido mayoría absoluta, ya que esto obligaría a definir acuerdos previos pero siempre ratificados en última instancia por los ciudadanos.
Considero que deben ser los ciudadanos los que ratifiquen con su voto al alcalde y a los posibles pactos necesarios a los que tendrían que llegar los partidos políticos. Es necesario definir algún modelo ya que cada vez son más frecuentes estas mociones de censura o apoyos que los ciudadanos que votaron una determinada opción jamás hubiesen apoyado.
A lo mejor los políticos actuales deberíamos ver “Alcalde aunque sea de balde” y hacer todo lo posible para que las películas de este estilo fueran “comedietas” de sal gruesa sin ningún fundamento y no algo que si hubiese dirigido Nostradamus se considerase como una profecía cumplida.