«No existe un plan para poder combatir eficazmente a la crisis sanitaria y económica que asola y continuará asolando a la Comunidad Valenciana»
El otro día pude comprobar que era falso lo que decían algunos sobre que el pacto del Botànic no había evolucionado y seguía anclado en el pasado. En uno de los pasillos del edificio de las Cortes Valencianas encontré abandonado un libro encuadernado en rojo con el título “Manual del perfecto Botànico 2.0”. Intuí que probablemente habría al menos uno anterior. Al ojearlo pude comprobar las nuevas estrategias que se pretendían impulsar desde la publicación del libro. Al final del mismo, había un resumen del cual pude leer algunos de los mandamientos allí plasmados, antes que el dueño del libro recordara donde lo había olvidado y me lo reclamara mientras lo estaba ojeando.
El primero de los mandamientos era el de invocar al “espíritu del Botánic” cuando no se sepa que contestar. Es una solución fácil y como nadie sabe realmente que es ese espíritu, se puede utilizar de igual forma para un roto que para un descosido.
El segundo decía que ya está bien de echar la culpa de todos los males al Partido Popular, porque pasados casi seis años esa excusa solo cuela entre los sectarios más furibundos, y de esos ya cada vez quedan menos. Así, que se permitía criticar abiertamente al resto de partidos del Botànic para hacer pensar a la ciudadanía que realmente tienen un plan y que están proponiendo ideas que no pueden llevar a cabo por culpa de los socios. Este mandamiento lo han utilizado de manera continua en los últimos días, ya que no parecen estar de acuerdo en ninguna de las acciones que pretenden tomar para paliar los efectos de la pandemia. El objetivo de este segundo mandamiento es que la ciudadanía observe el ímpetu y entusiasmo con el que defienden ideas totalmente contrapuestas y se crea que realmente están trabajando, aunque no se observe ninguna acción sensata tras tanto debate.
El tercero va en la línea de indicar que más vale una rendición honrosa que una defenestración humillante. Este mandamiento lo ha aplicado a rajatabla el vicepresidente del Consell, afiliado a Podemos, que ha pasado de entonar el “No pasarán” refiriéndose al intento de cese de la portavoz de su grupo, Naiara Davó, al “que grande es Pilar Lima” una vez consumida la purga interna.
El cuarto es dejar de mentar a Franco en cada ocasión, que cada vez les cuesta más recordar entre sus huestes quien era el dictado. No obstante, se recomienda continuar hablando de la “herencia tardo franquista”, que suena más a película de terror. A ser posible, se recomienda unir lo de “tardo franquista” a “neoliberal” y si cabe, colocar por en medio a Donald Trump para causar un efecto de mayor pavor entre la ultraizquierda. Me hizo gracia leer lo estúpido del razonamiento de este mandamiento, pero al comprobar las declaraciones de Pilar Lima una vez había defenestrado a su compañera Naiara Davó, pude comprobar que lo siguen bastante a rajatabla.
El quinto es que una vez se conozcan los desastrosos datos de la gestión del Botánic, se debe localizar algún dato peor, y si no lo hay inventarlo, de la gestión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
El sexto hace referencia al proyecto de inmersión lingüística. Decía literalmente, “No importa lo mal que vayan las cosas a nivel económico y/o sanitario, seguir en el proyecto de inmersión lingüística es una obligación que todo buen Botànico debe apoyar todos los días”. Y ahí vemos al conseller Marzà pidiendo a los centros proyectos plurilingües en vez de planes de prevención contra el COVID19.
El séptimo iba directamente a repetir una y otra vez el dogma “la sanidad y la educación privada solo buscan el dinero y no hay que darles ni agua”. Al leer este mandamiento podemos entender la falta de colaboración con la sanidad privada en unos momentos tan graves.
Como el lector habrá supuesto, todo el artículo es una ironía. No he visto el manual de perfecto Botànico, aunque a lo mejor si que existe. Desgraciadamente lo que es seguro que no existe el un plan para poder combatir eficazmente a la crisis sanitaria y económica que asola y continuará asolando a la Comunidad Valenciana.