Gobernar tras las pancartas

 

fontcalent

(Publicado en ABC el 1/12/2015)

En una habitual manifestación contra la planta de tratamiento de residuos de Fontcalent acudieron unos representantes de la formación Podemos con su pancarta. Uno de los vecinos les preguntó que si ahora que estaban en el gobierno de Alicante iban a hacer algo más allá del apoyo con la pancarta. No hubo respuesta,  y no la pueden dar porque no la tienen.

Es relativamente sencillo protestar e indicar con que acciones de gobierno no estás de acuerdo, pero es muy complicado gestionar en un mundo real con restricciones presupuestarias,  legislación vigente  y con intereses muchas veces  contrapuestos que no se pueden solucionar con la espada del rey Salomón.

Cuando uno está tras la pancarta, parece que la administración pública dispone de “la bolsa de Judas” con monedas de oro ilimitadas.  Así es muy fácil hacer presupuestos, pero cuando estás en el gobierno planteas presupuestos continuistas tal como ha hecho el tripartito en Alicante.  En la oposición es fácil pedir la reapertura de Canal 9, pero si gobiernas y tienes que decidir a qué servicio básico has de renunciar, ya no lo ves tan claro.

Cuando estás en la oposición es fácil ponerte camisetas denunciando la corrupción, pero cuesta mucho más defender subvenciones oscuras (o al menos vergonzantes) cuando formas parte del gobierno que las propone, y si no, que se lo digan a Mónica Oltra.

La última en Alicante ha sido un enfrentamiento a propósito de la descarga de graneles en el puerto de Alicante. El alcalde socialista llamó mentirosos a sus socios del tripartito por decir que precisaban de licencia ambiental. No ha habido respuesta de estos a la provocación. Parece que  la comodidad del  gobierno, los grandes despachos y asesores, el sueldo a fin de mes para gente sin oficio ni beneficio conocido, hace, que más que gestionar eficazmente, se conformen en dejar pasar el tiempo y siempre que puedan, coger la pancarta y gritar proclamas con rima consonante, que de eso saben un rato.  Personalmente, a la hora de gobernar yo prefiero prosa eficaz.

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