“El elefante se movía con naturalidad destrozando algunos de los muebles, muchos de ellos de indudable valor, mientras los concejales seguían a sus cosas como si nada pasara a su alrededor”

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(Publicado en el Diario la Verdad el 6/03/2016)

Un concejal entró a la sala donde se iba a realizar la reunión de la junta de gobierno. Llegaba algo tarde y al cruzar la puerta vio a sus compañeros del tripartito charlando animadamente, cuando observó con pavor la presencia de un enorme paquidermo. El elefante se movía con naturalidad destrozando algunos de los muebles, muchos de ellos de indudable valor, mientras los concejales seguían a sus cosas como si nada pasara a su alrededor. Aun con el susto en el cuerpo, el concejal se sentó junto a sus compañeros, acercándose a la mesa cada vez que el elefante se le aproximaba, pero al poco rato se acostumbró a la presencia del enorme animal.  Cuando la reunión finalizó, el elefante se recostó en una de las esquinas mientras los concejales abandonaban la sala.  El concejal no puedo más que pensar que “maldito bicho, todo el rato moviéndose mientras estábamos reunidos y ahora que nos vamos se sienta”.

Mucho más tranquilo en la rueda de prensa posterior pudo comprobar como tres de los representantes hablaban de la fortaleza del pacto de gobierno y que habían realizado “una autocrítica” y “una reflexión” sobre los problemas que habían detectado y que se iba a mejorar notablemente la coordinación entre los diversos miembros de los diferentes partidos y coaliciones.

Al día siguiente abrió el periódico y volvió a recordar el enorme elefante cuando leyó las declaraciones de una de las ediles de Compromís criticando la acción del alcalde socialista de Alicante acerca de una feria comercial, luego las declaraciones de la concejala de Guanyar sobre el acuario (todavía cerrado y ya van más de seis meses) de la Plaza Nueva, y  por último las declaraciones de los portavoces de Compromis y Guanyar criticando la propuesta de apertura en domingo del comercio de la ciudad que llevaban los socialistas.

Un día más tarde al leer las declaraciones del alcalde en las que no dejaba títere con cabeza, volvió a pensar en el elefante moviéndose y destrozando todo a su paso mientras nadie del tripartito quiere hablar de él. Y es que el elefante en la sala representa los problemas que un equipo puede tener pero de los que nadie parece querer hablar.

Dados los problemas que el tripartito estaba arrastrando hubiese sido el momento de afrontarlos de una forma razonable y no negándolos una y otra vez, esperando que al ignorárlos desaparecieran. No suele ser así.  Si no se resuelven las diferencias en un equipo, el elefante sigue allí, esperando que el equipo de gobierno vuelva a aparecer por la sala de juntas para levantarse y volver a destrozar todo a su paso. Lo peor de todo, es que esta falta de gobierno lo que destroza es la ciudad de Alicante, mientras los concejales siguen felices con sus sueldos y asesores.

 

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