El gobierno títere de Sánchez

Mohammad Najibulá fue el presidente del gobierno de Kabul durante la guerra de Afganistán ocurrida a finales de los ochenta.  Najibulá había sido director de lo que sería la KGB afgana justo antes de ser presidente. Era curioso como en muchos medios de comunicación se tildaba directamente de “gobierno títere” al suyo, dadas las relaciones estrechas que tenía con la Unión Soviética De hecho, tan solo pudo conservar su gobierno hasta que la Unión Soviética se disolvió.  Sus detractores siempre decían que las decisiones importantes siempre las consultaba con los soviéticos o que al menos no hacía nada que pudiera molestarles.

En algo así, en un gobierno títere de Sánchez se ha convertido el Botànic que gobierna la Comunidad Valenciana (gobierna o deja pasar los minutos desde la comodidad de la poltrona). Es ya sonrojante la serie de tirabuzones, justificaciones varias, reverencias masivas que tienen que hacer los representantes socialistas, de Compromís y podemitas para no poner en duda ninguna de las acciones que emprende el presidente socialista Sánchez. Acciones que pueden o no tener sentido, perjudicar o beneficiar a la Comunidad Valenciana.

Hasta a Joan Baldoví, el diputado que tiene Compromís en el Congreso, ya le llaman “la alfombra”, por cómo ha claudicado con el tema de la infrafinanciación tan solo con una mirada del presidente Sánchez. Sí, esa infrafinanciación que era bandera de los partidos que ahora forman el Botànic y que no dejaban de repetir que había que “montar el pollo” al gobierno central por ese desprecio a los valencianos. ¿Qué ha cambiado?, muy poco, tan solo que el presidente ahora es socialista y antes no lo era. El castigo que sufrimos los valencianos con ese tema es igual de grave desde que el entonces presidente Zapatero, se inventó un modelo para castigar a las entonces autonomías gobernadas por el partido popular. Curioso, han cambiado los gobiernos central y autonómico pero el modelo de financiación sigue siendo el mismo.

Afectando al sur de la Comunidad, el tema del agua se ha vuelto de máxima actualidad como cada vez que algún ministro socialista se empeña en recortar el agua que se trasvasa de los ríos Tajo al Segura. Es gracioso que una obra ideada por un socialista de la época de la República como era Indalecio Prieto esté en peligro por sus sucesores socialistas ochenta años después. Esa cancelación o brutal reducción del trasvase perjudica enormemente a tres autonomías, Andalucía, Murcia y la Comunidad Valenciana. Ante la convocatoria de una reunión de los presidentes de las tres autonomías, el presidente Puig excusó su asistencia y dijo que no iba a participar en la misma al considerarlo un “aquelarre”. Para el presidente socialista del Botànico reivindicar la necesaria llegada del agua a Alicante es un aquelarre, más bien parece que no quería molestar al que maneja los hilos. En la misma línea los ministros valencianos han mantenido un vergonzante silencio. Pero a Ximo Puig reunirse con todos los presidentes independentistas catalanes o baleares en “defensa de la Llengua” son acciones de normalidad institucional. Parece que, desgraciadamente, para Puig Cataluña está más cerca que Alicante.

Y para rizar el rizo, la Consellera de Sanidad Ana Barceló mira al tendido y trata de justificar sin ningún dato los motivos por los que la Comunidad Valenciana recibe menos dosis de vacunas de la que les corresponden por tamaño y tipología de la población.

Espero que no acaben tan mal como Mohammad Najibulá, que fue ejecutado al perder el poder, pero si no son capaces de defender con lealtad los intereses de los valencianos, es mejor que dejen el poder cuanto antes. Y que si el presidente Sánchez quiere títeres, que se compre un guiñol para la Moncloa.

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