Congreso de los Diputados, 11 de enero de 2023

De los tres agricultores que han depositado un paquete con las firmas contra la derogación del trasvase Tajo-Segura que el gobierno socialista quiere impulsar, uno de ellos se detiene. Les comenta a sus dos compañeros que tiene que ir al servicio y que ya se verán fuera. Pregunta a un ujier la ubicación de estos y se dirige donde amablemente le han indicado.

Cuando una vez satisfechas sus necesidades, sale, José, que así se llamaba el agricultor, ya no recuerda si tiene que continuar hacia la derecha o hacia la izquierda. Pero al fondo del pasillo ve lo que cree la puerta de salida y se dirige hacia ella decidido ya que quiere volver con sus compañeros lo más pronto posible. Enseguida se da cuenta del error ya que ha entrado a la antesala de un despacho, cuando iba a dar media vuelta para salir escucha una conversación.

-El presidente ha dicho que a los agricultores estos no hay que darles ni una gota de agua, y ha remarcado “literalmente ni una gota de agua” y se ha reído.

A José le entra un cabreo monumental al oír dichas palabras y cuando va a acercarse hacia las dos personas que hablaban y que todavía no le habían visto, recordó las palabras de su madre que debía evitar esos “prontos y arranques” y que debía contar hasta diez antes de tomar decisiones difíciles. Al quedarse quieto pudo seguir escuchando.

-Sí, la ministra ya lo tiene todo controlado, de hecho, alguien ha hecho “desaparecer” cualquier nota o grabación de la reciente reunión del consejo del agua donde se trataba de evitar el cierre del trasvase.

– Pues mejor, de todas formas, no entiendo yo ese odio que tenemos hacia los alicantinos, les quitamos el agua, los dejamos a la cola en presupuesto e inversiones…

-Sí, no se si fue algo que le pasó al presidente en sus tiempos de mozo, o quizá sean otras cosas. Yo ya no me creo que sea para favorecer a nuestro presidente de Castilla la Mancha, ya que nos enfrentamos a tres comunidades como son la valenciana, la murciana y la andaluza.

-Yo creo que va más allá de lucha entre comunidades, ya que me comentaban que había mucho interés por parte de Marruecos por colocar en Europa una cantidad superior de  productos agrarios, y eso no tiene sentido con una huerta como la que tenemos aquí en el Mediterráneo, de mucha mejor calidad a menos que…

– Claro, a menos que no tengan el agua para seguir produciendo a precios competitivos. Así es. De todas formas, de la Comunidad Valenciana no hay que preocuparse ya que nuestro presidente ha hablado con el presidente de allí y se tranquilizó cuando le dijo que el cierre del trasvase solo afectaría a Alicante.

-Pues mejor, ya que el presidente de Murcia tiene más tránsfugas en su gobierno que diputados propios y el de Andalucía está más preocupado en potenciar el aprendizaje de la lengua andaluza.

-Pues si está todo contralado, mejor, me sabe mal por los agricultores de la zona, pero ya organizaremos un ingreso mínimo vital para ellos, así los pillados.

– Ya, pero a mí me encantan los tomates y las naranjas de esa zona. Tendremos que probar las premium de Marruecos.

José no pudo más, dijo mentalmente “nueve y diez” y salió con visible cara de enfado hacia los dos hombres trajeados que le miraron con cara de susto.

En ese momento sonó el despertador, eran las tres de la mañana. José volvió a la realidad, tenía que darse prisa para llegar a los autobuses que iban a Madrid para la manifestación por la defensa del trasvase Tajo Segura.

Cuando se sentó en una de las primeras filas del autobús, sonrió al pensar que todo aquello había sido un sueño, pero al acceder a las noticias del día desde su móvil lee “La ministra Teresa Ribera comunica a Ximo Puig el recorte al trasvase Tajo-Segura y su apuesta por la desalación”. Antes de que pudiera terminar de leer la noticia se le acercó Pedro, uno de sus compañeros de fatigas que le dijo “Oye José. Vamos a ir tú, Paco y yo a entregar en el Congreso las firmas recibidas”. José pensó que en ese caso iría a los servicios de una cafetería antes de entrar en el Congreso por si las moscas.

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