Sanidad pública en tiempos de la izquierda

La puerta del centro de salud se abre para dejar pasar a un hombre que se acerca velozmente ante el lugar donde se encontraban los administrativos y tras un segundo para coger resuello dice:

  • Tengo un dolor de garganta, necesito que me vea el médico.
  • ¿Tiene cita?
  • No, pero he tratado de pedirla por la APP y me ha dicho 22, por un momento pensaba que era un número de la bonoloto. Pero ¡fíjese!, eran los días que tenía que esperar hasta que me diera cita el médico.
  • ¿Ha probado la opción de consulta telefónica caballero?
  • Ah, que ahora ¿se puede explorar la garganta por teléfono?
  • Bueno, eh.., lo cierto es que no.
  • De todas formas, también lo he intentado y me daba 20 días de espera. Así que me he dicho a mí mismo: “Silverio, ¿por qué no te vistes y te vas al centro de salud?”.
  • Ah ya veo, (el administrativo sonríe y pregunta) ¿Prefiere ser atendido en castellano o valenciano?
  • Valencià
  • Correcto, pase al consultorio A.

Silverio se dirige al consultorio A, la puerta está abierta y no hay nadie dentro. Vuelve al lugar donde se encontraba el administrativo y le pregunta ¿Y el metge?

El administrativo sin inmutarse le contesta “No hay médico que atienda en valenciano, ya que ninguno ha aprobado el examen de capacitación lingüística”.

Silverio contesta “Senyora, jo tinc dret a ser atés en la meua lengua”. La administrativa se encoje de hombros. Pasan ambos unos segundos en silencio hasta que al final Silverio le dice : “Bueno, ¿cuál es el consultorio del médico en valenciano?”.

La administrativa contesta “puede ir al B al C o al D”, mientras coje el teléfono que no para de sonar.

Al rato Silverio vuelve y le dice: “No hay ningún medico en ninguno de los tres”.

La administrativa sonríe y dice. “Cierto. La doctora Martínez se fue a Murcia, allí le ofrecían un mejor contrato y además no le obligaban a aprobar exámenes de capacitación lingüística.  El doctor Tena ha cogido una baja por ansiedad,  el pobre cada día con cuarenta pacientes  y durante la consulta se le incrementaba hasta ochenta debido a las atenciones que tenían que hacer a personas que vienen sin cita como ha hecho usted hoy”

Silverio agachó la cabeza algo avergonzado, pero enseguida se rehízo y dijo “¿y el tercer médico?”. La administrativa contestó “se ha ido esta mañana con el coche eléctrico del centro a realizar una atención domiciliaria y nos ha llamado diciendo que se ha quedado sin batería”.

Silverio sorprendido replica: ¿Y porqué la Conselleria no ha contratado un servicio de taxis para estas cosas? Al ver que la administrativa se volvía a encoger de hombros, insiste. “Y qué hago yo ahora?”

La administrativa, algo asustada al recordar que no tenían vigilante de seguridad en el centro, esperó que el hombre no se pusiese violento, contesta: “si le parece le puedo atender yo, no soy médico, pero tengo el mitjà de valenciano”.

Silverio con cara de susto replica: “Pero, pero, no es lo mismo”.

Con una sonrisa la administrativa añade: “Piense que el tripartito de izquierdas ya no tiene a médicos en los SAMU. Al final acabaremos atendiendo los administrativos en los centros de salud. Eso sí, si usted lo desea, lo haremos en valenciano”.

Silverio mientras da media vuelta le contesta, “no se preocupe, muchas gracias, esperaré en casa”. Mientras abandonaba el centro de salud, Silverio sacó su móvil para acceder a un buscador de internet y tecleó “seguros privados de salud a buenos precios”.

La primera página que le aparece era una noticia con el siguiente titular “Incremento espectacular de los seguros de salud privados desde que gobierna la izquierda en la Comunidad Valenciana”.

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