En la preparación de la que sería su última campaña, el general Custer desestimó los refuerzos que le ofrecieron, ya que dijo que no tendrían el espíritu de los soldados del séptimo de caballería. También vio inútil llevarse una compañía de ametralladoras, cuando previsiblemente iba a enfrentarse a fuerzas superiores en número.

Tener a los mejores y la cantidad suficiente de personal y equipamiento suele favorecer el éxito en cualquier proyecto que se quiera emprender. Lo de limitar la atracción del talento o favorecer la fuga de este, provoca justo el efecto contrario.

Los nacionalistas han hecho especial gala siempre de potenciar lo que nos diferencia del resto de españoles, mientras en demasiadas ocasiones desde el gobierno central, ya sea gobernado por el PP o por el PSOE, se miraba hacia otro lado. Una de esas marcas distintivas ha sido el requisito lingüístico para poder optar a cualquier plaza pública.

Y es ahora donde el Botànic ha continuado dando sus pasos para completar la hoja de ruta independentista que en Cataluña iniciaron algunos años atrás. Lo han hecho en la nueva Ley de Función Pública que será aprobada en las Corts Valencianes por los grupos socialista, Compromís y Podemos. Hasta ahora, el valenciano era un mérito que se valoraba con carácter preferente y que comprometía en ocasiones a realizar los cursos de perfeccionamiento correspondientes una vez obtenida la plaza.  Ahora será un requisito obligatorio.

La responsable de este desaguisado ha sido la Consellera Bravo, la que, a pesar de las dudas iniciales, ha agachado la cabeza ante sus socios nacionalistas y de ultraizquierda. Lo primero que ha dicho, reconociendo de forma implícita su error, ha sido que no tiene claro si para el ámbito sanitario se va a aplicar de forma tan estricta.

Son conocidos los problemas que han tenido algunas comunidades de falta de personal sanitario debido a ese requisito lingüístico. Pero no deberíamos quedarnos tan solo con el tema sanitario que posiblemente sea la punta del iceberg de todo el problema.  El talento hace falta en toda la administración pública. Por ejemplo, en un sistema sanitario, ¿solo es importante el personal especialmente sanitario como los médicos y enfermeras?, o ¿los que gestionan los sistemas informáticos que les dan soporte no lo son?

Recientemente el sistema informático del SEPE ha caído víctima de un ataque, dejando a muchos españoles sin poder cobrar sus prestaciones en un momento de crisis como el actual. ¿Exigimos el valenciano como requisito obligatorio al futuro responsable de los sistemas informáticos de cualquier centro de la Generalitat? Es un ejemplo muy concreto, pero hay múltiples donde se podría poner de manifiesto la importancia de tener a los mejores.

Por cierto, hay un bulo que los dirigentes del Botànic defienden acerca de lo fácil que es obtener dicho requisito. No es así y los números están ahí. No solo para cualquier persona de fuera de la comunidad, sino también para muchos valencianos que viven en zonas predominantemente castellanohablantes. En breve, estos valencianos quedarán en desventaja para poder acceder a una plaza pública.

Desgraciadamente a Ximo Puig y a su gobierno del Botànic, esto parece darles igual. No quieren tener a los mejores, solo a los más cercanos a sus planteamientos. El requisito lingüístico no es más que otra piedra en el zapato para la modernización de los servicios públicos en nuestra Comunidad. Además, no hay más que mirar el efecto que ha tenido en las otras comunidades donde se ha implantado.

Imagino al general Custer en Little Big Horn, mientras era masacrado junto a sus fieles, pensando en lo positivo que hubiera sido tener más y mejores tropas, aunque no tuviesen el espíritu del Séptimo. Espero que en el futuro los valencianos no tengamos pensamientos similares debido a estas propuestas del Botànic.

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