“Prevención. Atención. Investigación. La admiración por la fuerza de cada mujer que supera el cáncer de mama. Todo el cariño para las que estáis luchando”. Algo así rezaba un tuit emitido por la cuenta del presidente de la Generalitat Ximo Puig a cuenta del día del cáncer de mama que se celebraba el pasado martes. Se está convirtiendo en algo habitual el celebrar el “día de algo” e inundar Twitter y otras redes sociales de memes y virales recordando y solidarizándose con las personas afectadas. Yo me quedo con el tuit de otra usuaria mucho más sentido y que refleja la triste realidad “Mejor que hoy no lea nada en Twitter. Me enciendo. #cancermama. Y los otros 364 días, ¿qué pasa?”.
Es probable que el señor Puig pensara que ya estaba todo el trabajo hecho con respecto al cáncer de mama con su tuit, que probablemente ni lo escribiera él sino un asesor. Pero a raíz de muchas de las respuestas que obtuvo el President se ha destapado la triste realidad y es que la Conselleria de Sanidad, que de él depende, suspendió el programa de detección precoz de cáncer de mama durante varios meses, dejando sin mamografía de control a cerca de cien mil valencianas.
La obsesión por paliar los números desastrosos que mostraban la gestión socialista de la sanidad les motivó para abandonar la atención de otras enfermedades que causan como mínimo el mismo dolor y muerte. El cáncer es una de ellas, y mientras la investigación sigue en su progreso por mejorar los mecanismos de cura, la detección precoz se ha demostrado probablemente como el mejor mecanismo para luchar contra él. Por eso es incomprensible que la consellera socialista decidiera suspender y/o retrasar esas mamografías que pueden suponer intervenciones menores o incluso salvar la vida de la paciente.
Pero me gustaría destacar que, en algunos casos, la carga genética con la que cuenta un individuo influye en sus posibilidades de desarrollo. En una pequeña proporción puede existir una predisposición hereditaria al cáncer que supone que, la persona que tiene esta mutación tenga un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad que el resto de la población. Con el objetivo de evitar los riesgos para que se desarrolle un cáncer en estos casos, una técnica que se ha demostrado adecuada es el Diagnóstico Genético Preimplantacional. Este tratamiento se constituye como un método de diagnóstico preimplantacional que se realiza en el embrión antes de su transferencia. Consiste en el examen genético de sus células para saber si porta alguna alteración cromosómica o genética, y seleccionar únicamente los embriones sanos para transferir al útero.
Desgraciadamente, esta técnica, en parte, por su desconocimiento social, está siendo utilizada por debajo de sus posibilidades, como indican los últimos datos disponibles de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública. De hecho, en el 2018 se produjeron solamente 21 gestaciones. Pero además en algunos casos parece que se está negando a mujeres valencianas que lo solicitan, a pesar de que está contemplado en la cartera de servicios sanitarios.
Yo entiendo que hay que facilitar que la personas puedan utilizar todas las técnicas disponibles para evitar que se reproduzcan este tipo de cánceres en las generaciones futuras como es el de estos casos. Es triste pensar que puedes haber transmitido a tus hijos la posibilidad de desarrollar un cáncer a través de tus genes, pero es mucho más triste saber que con los conocimientos actuales se podría haber evitado. Por eso es importante dar información sobre estas posibilidades y también seguir incrementando todo el apoyo y reconocimiento a los profesionales sanitarios que sí hacen una gran labor en la lucha contra el cáncer en general y el de mama en particular. A lo mejor el presidente Puig debería no conformarse con ponerse un lacito rosa un día al año sino escuchar a las valencianas que sufren la incomprensión de algunos de los protocolos fijados por su Conselleria de Sanidad.