«La mayoría de propuestas que acordaron en unos días de vino y rosas parecen definitivamente olvidadas, superadas por cierta incompetencia o al menos incapacidad por cumplir los objetivos previstos»
(Publicado en el Diario La Verdad el 21/02/2016)
Creo que la primera vez que vi en el cine al gran Clint Eastwood fue en la película “Por un puñado de dólares”. Enfundado en un poncho mejicano, con la inolvidable música de Ennio Morricone al fondo, hacía y deshacía entuertos de una forma muy peculiar. Era una época en la que veíamos westerns los sábados por la tarde en la televisión y los “spaguetti western” en las sesiones dobles de cine de domingo. Era curioso comparar los héroes de las películas. Los de los sábados, casi inmaculados e invencibles, con los más ambiguos y en ocasiones, algo canallas de los domingos. Mientras los primeros se movían por un altruismo admirable, los segundos preferían el dinero. No eran lo mismo los James Stewart o Alan Ladd que Clint Eastwood o Lee Van Cleef.
Obviamente Alicante no es el lejano Oeste, pero como me decía un buen ciudadano “parece que algunos concejales se mueven sólo por un puñado de euros”. El tripartito ha escenificado su primer gran duelo, tras una serie de pequeñas escaramuzas y la escenificación de “comerse el turrón”. Desgraciadamente para Alicante, la mayoría de propuestas que acordaron en unos días de vino y rosas parecen definitivamente olvidadas, superadas por cierta incompetencia o al menos incapacidad por cumplir los objetivos previstos. La desconfianza y la envidia han llegado a los equipos de gobierno, ya que cada uno de los miembros de los tripartitos tampoco parece desear que sus compañeros lo hagan demasiado bien o se pongan muchas medallas.
Todo ha estallado cuando los socios de los socialistas, Pavón, de la marca blanca de Podemos, y Bellido, de Compromís, trataron, además de gestionar sus propias competencias, fiscalizar y/o criticar públicamente las que llevaban los socialistas.
En un arranque de sentido común, el alcalde por fin ha avisado a sus socios que si no están de acuerdo con el pacto que se vayan. Pero, cuando todo parecía que iba a volar por los aires, más de uno parece haberse dado cuenta que en la calle hace frío, que muchos no tienen trabajo al que acudir en el momento en el que abandonen la política, y que “los puñados de dólares” son necesarios para pagar los alquileres, colegios, comida y tantas cosas más.
Y ahí es cuando desaparecen los grandes “objetivos comunes” y se desvanece la figura de Alan Ladd en la lejanía de las llanuras y aparece Sergio Leone rodando su trilogía del dólar, digo del euro.