Publicado en Abc el 24 de julio de 2024
Los valencianos no podíamos esperar que, en algo tan importante y trascendental, la cuchillada trapera por la espalda iba a llegar de esa forma. Obviamente no me refiero a la financiación autonómica. Ya que, dados los precedentes anteriores, podíamos intuir con absoluta certeza que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no iba a solucionar el endémico problema de la infrafinanciación que padece la Comunidad Valenciana. Y todo ello a pesar de los ímprobos esfuerzos y buen talante que está demostrando la Consellera de Hacienda del Gobierno Valenciano, Ruth Merino. Yo imagino una conversación entre ambas en la que la señora Montero le dice: “amiga Ruth, los fondos van a ser para Cataluña y para el País Vasco, para tu Comunidad quizá en la “Next Generation”” y suelte una risotada de las suyas.
La puñalada a la que me refiero es quizá algo más banal, pero sin duda ha dolido bastante. La Federación Española de Fútbol ha excluido a la Comunidad Valenciana de ser una de las sedes del mundial que en el 2030 se celebrará en España, Portugal y Marruecos. Los que tenemos ya cierta edad recordamos los álbumes de cromos en los que aparecían los jugadores del Hércules, Valencia, Elche y Castellón. También como en el mundial de 1982 tuvimos tres sedes en nuestra Comunidad, y ahora no podemos más que entristecernos. Todavía se recuerda que en el estadio Rico Pérez de Alicante fue dónde metió sus primeros goles en un mundial el gran Diego Armando Maradona. En el mismo estadio se jugó el importante partido por el tercer y cuarto puesto de aquel mundial.
Ya han pasado más de cuarenta años de aquello y el implacable paso del tiempo se ha dejado notar en aquellos estadios. El estadio Rico Pérez es ahora propiedad de la Generalitat a través del IVF, y ha sido totalmente olvidado. Todas las promesas de reforma desaparecían una vez realizadas las sucesivas elecciones. Tan solo el Valencia ha conseguido resistir dignamente estas últimas décadas. Su estadio, el viejo Mestalla, iba a ser demolido una vez se hubiese construido el nuevo Mestalla. Pero por unas cosas u otras, el nuevo Mestalla parece más un decorado para una película futurista de zombis que un estadio de fútbol preparado para albergar unos partidos de primer nivel del Mundial. Y esto es algo que la ciudad de Valencia por sus condiciones en cuanto a servicios y transportes sin duda alguna podría hacer de forma sobresaliente.
Durante muchos años la estructura del Nuevo Mestalla se congeló mientras se iba desarrollando la ciudad a su alrededor. ¿De quién es la culpa? Unos apuntan al dueño del Club, Peter Lim, indicando que no ha cumplido con lo que se comprometió. Otros que existe un lobby de presión en la ciudad que ha puesto todo tipo de trabas a Lim con tal de forzarle a que venda el club. Los más divertidos sin duda alguna han sido los de Compromís. Ahora han salido de la cueva acusando al Partido Popular de la gestión infame de todo el papeleo. Quizá ya han olvidado que han sido ellos los que han estado al frente del Ayuntamiento de Valencia y Generalitat Valenciana los últimos ocho años, y digo yo que algo tendrán que ver con el fiasco. No podemos olvidar que el señor Juan Roig tuvo que cambiar el nombre del pabellón que está construyendo en la ciudad porque a los de Compromís les molestaba que se llamara “Casal España Arena”. Y es que con esta tropa al mando ¿qué puede salir mal?
Otros acusan directamente al presidente de la Federación Española de Fútbol, Pedro Rocha y sus disputas con el presidente de la Federación Valenciana. Pero para mí es evidente que, con el estadio construido, jamás Pedro Rocha se hubiese planteado dejar a Valencia fuera de las sedes del Mundial. Es posible que el esqueleto del Mestalla le haya dado una oportunidad de oro para hacerlo. Y es que cuando los gobernantes se pierden en chorradas en vez de realizar acciones positivas para la sociedad, pasa lo que pasa.