Rajoy e Iglesias en Austerlitz

La ambición del Zar pasó de Iglesias a Sánchez

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(Publicado en el diario La Verdad el 06/11/2016)

En la mañana del 2 de diciembre de 1805 tropas de la coalición ruso-austríaca lanzaron su ataque contra el ejército napoleónico en Moravia. Días antes, en una estrategia cuidadosamente establecida, Napoleón fingiendo debilidad había mandado emisarios a negociar un acuerdo de paz. Fue demasiado para el Zar Alejandro I, el que seguro de poder aplastar a Napoleón, mandó a su ejército a una batalla a pesar de los consejos de sus oficiales que olieron la encerrona. Empezaba la batalla de Austerlitz.

En las elecciones generales de 2015 el Partido Popular había sufrido una importante debacle. Perdió uno de cada tres de los escaños que tenía.  Su candidato, Mariano Rajoy, parecía hundido y no se atrevió ni siquiera a postularse como candidato a la presidencia del gobierno.  El socialista Pedro Sánchez, tomó la iniciativa y llegó a una serie de acuerdos con el candidato de Ciudadanos Albert Rivera para formar un posible gobierno. Ese gobierno solo necesitaba de la abstención de Podemos para desalojar a Rajoy del gobierno.

Al igual que el Zar Alejandro, el líder podemita, Pablo Iglesias dudó.  Podría convertirse prácticamente en el líder de la oposición de un gobierno débil, con número de diputados insuficientes, y poder convertirse en la principal alternativa a medio plazo de gobierno mientras el Partido Popular se descomponía tras perder el poder. También podría jugársela en unas nuevas elecciones y conseguir el famoso “sorpasso” al partido socialista pregonado por encuestas e incluso alcanzar el poder total en tan sólo seis meses forzando unas nuevas elecciones.

Si el Zar Alejandro hubiese escuchado a sus generales más experimentados en vez de a los impetuosos nobles de su séquito, es probable que el resultado de aquella campaña hubiese sido otro. Su impetuoso ataque cayó de lleno en la trampa y muchos de sus soldados lo pagaron con sus vidas. A Iglesias le ocurrió algo parecido, cuando facilitó las nuevas elecciones no obtuvo ninguno de sus objetivos, más bien todo lo contrario. No consiguió el “sorpasso” y el Partido Popular se reforzó notablemente, incluso con tendencia al alza.

El epílogo de la historia ya lo conocen, la ambición del Zar pasó de Iglesias a Sánchez, que a toda costa, incluso con pactos anti-natura, trató de ser presidente y fue relevado por su partido en unas maniobras cuando menos sorprendentes. El PSOE ha acabado destrozado con sus últimos espectáculos, como el ejército ruso en retirada, que no tuvo otra idea que huir a través de unos estanques helados que fueron cañoneados por la artillería napoleónica con funestos resultados.

El genio de Napoleón no se pone en duda. por su lado Rajoy ha conseguido que la gente dude si sus últimas maniobras han sido producto de la casualidad o de la habilidad. Sea lo que sea, le deseo la mejor de las suertes en su mandato y que no le ciegue el éxito como le ocurrió a Napoleón tras Austerlitz.

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