El reino de los enchufados

El reino de los enchufados

el enchufado

(Publicado en el Diario Información el 12/09/2014)

A la hora de dirigir a su ejército en la más importante de las batallas en las que su país se pudiera enfrentar, usted, ¿qué preferiría? contar con una persona de reconocida experiencia y capacidad como pudiera ser el gran general cartaginés Aníbal o con una serie de cortesanos lametraserillos que siempre están alabándole y haciendo lo que usted les diga.

Antioco III el grande, rey del imperio seléucida, no pareció tener ninguna duda al respecto y a pesar de contar al general Aníbal como uno de sus asesores prefirió no hacerle demasiado caso en su enfrentamiento contra un imperio emergente como era el romano. Es cierto que a Antíoco no le había ido mal sin escuchar demasiado a Aníbal, también es cierto que no había tenido un contrincante tan poderoso y bien preparado como las legiones romanas.

Uno de los grandes dramas que tenemos en nuestra sociedad actual al intentar superar la crisis más importante contra la que nos hemos enfrentado en los últimos años es precisamente la cantidad de gente poco preparada que ocupa lugares donde se deben tomar de decisiones o planificar actuaciones de gran importancia.
En los momentos en los que había gran cantidad de medios económicos disponibles y con sólo una llamada podías contratar a quien fuera necesario para resolver un problema, y en muchos casos aunque no hubiera ningún problema que solucionar, daba igual la capacidad y preparación que tenía el que hacía la llamada. A veces era bueno que no tuviera mucha preparación para que así se tuviera que amarrar más a ese puesto de trabajo que no merecía por lo que estaría dispuesto a seguir sin ningún tipo de escrúpulo las ordenes de su superior.

Además está el hecho de la cantidad de familiares y compañeros de partido que a veces son oportunos colocar en lugares notables para tener una mejor convivencia.
Considero que se debe elegir escrupulosamente a las personas que van a ocupar un puesto de trabajo, y basarse en criterios de igualdad, mérito y capacidad, pero dentro de la Administración Pública esto es un requisito obligatorio e inexcusable.

En el caso concreto del Ayuntamiento de Alicante, aunque desgraciadamente es un mal extendido en muchas administraciones del mismo o distinto signo político, la organización del personal y la selección del mismo no es el más adecuado. Hay departamentos con funciones poco claras, en otros hay más jefes que empleados, otros disponen de mucho más personal del necesario para las tareas a realizar mientras otros apenas tienen medios para atender a los ciudadanos de Alicante.

Si a esto sumamos la elevado número de personas que han sido elegidos a dedo para ocupar el puesto de responsabilidad que ocupan, lo llaman libre designación, el problema se agrava. Al final los criterios objetivos se disuelven en unos baremos donde priman claramente los subjetivos como lealtad, amistad, afiliación a un partido, pertenencia a un familia etc y se generan la casta de los “enchufados”. Lo peor de todo esto es que además los enchufados suelen tener poca capacidad y preparación, ya que en muchas ocasiones los bien preparados no necesitan ningún tipo de enchufe para acceder a un puesto de trabajo. Es obvio, si uno tiene dos hijos prefiere enchufar al más torpe ya que el inteligente tiene más posibilidades de abrirse paso en la vida.

En el pleno el Partido Popular votó en contra de la moción de UPyD de regular el acceso a la segunda actividad de forma objetiva, indicaron abiertamente que preferían hacerlo por otros criterios, sin especificar cuáles. Sí que aprobaron la propuesta de UPyD de realizar un estudio de posible reorganización del personal, desgraciadamente no se atreven o desean llevarlo a cabo.
La corrupción económica es un gran problema, la existente en la gestión de los recursos humanos también lo es y hay que acabar con ella. Igualdad, mérito y capacidad debería ser lo que marcara la política de los recursos humanos y no los políticos. Mientras muchos probos y competentes funcionarios están en despachos ocultos, otros más serviles y poco preparados toman muchas decisiones que al final pagamos todos los ciudadanos.

batalla de magnesia
Como le ocurrió al rey Antíoco en Magnesia donde a pesar de contar con más efectivos que los romanos, fue destrozado en la batalla de Magnesia, debido a la mala dirección de su ejército. Nunca sabremos si el imperio romano hubiera sido lo que fue si Aníbal aquel día hubiese dirigido las tropas que en el año 190 a.C se enfrentaros a ellos. Lo que sí se sabe es el triste final del rey Antíoco que tras el desastre intentó mantener su caro ejército robando templos y subiendo los impuestos (como en la actualidad), siendo asesinado por sus propios ciudadanos

Podemos y la carga de Pickett

Podemos y la carga de Pickett

podemos

(Publicado en el diario la verdad el 5/09/14)

“Es mi opinión que ningunos quince mil hombres alguna vez organizados para un combate, jamás tomarían esa posición.» El general confederado Robert E. Lee miró con desdén a su lugarteniente el General Longstreet que le acababa de decir aquella opinión y a pesar de ello le ordenó organizar los preparativos del ataque. Es Julio de 1863 y la más famosa, y posiblemente decisiva, acción de la guerra civil estadounidense iba a tener lugar.

La batalla de Gettysburg había comenzado un par de días antes, y el General Lee había decidido cambiar el signo de empate que se estaba produciendo con una acción desesperada, sin el estudio previo razonable de los medios de los que disponía ni mucho menos los del contrincante.

Durante una comida en un congreso celebrado en la Universidad de Alicante, recuerdo que fue un profesor norteamericano, paisano del general Longstreet, el que ponía como ejemplo que ante situaciones desesperadas o al menos muy complicadas se debía recurrir si cabe con más ímpetu al sentido común que a las decisiones precipitadas y demagógicas.

En aquel tercer día de Gettysburg, el general Lee prefirió cambiar toda la estrategia que le había funcionado hasta ahora en los primeros años de la guerra por la que precisamente habían utilizado sus adversarios con funestos resultados.

En una situación actual, con una crisis galopante y con un deterioro notable de las condiciones de vida para muchas familias, parece que está calando de manera notable el mensaje de Pablo Iglesias y su Podemos. No son propuestas nuevas, son similares a las que ya han tenido su correspondiente eco en el resto de Europa, como las realizadas por Grillo en Italia, Le Pen en Francia, el UKIP en Gran Bretaña o Syriza en Grecia. La base fundamental es el intento de derribo de unas instituciones, que yo considero que nos han dado una razonable estabilidad en estos últimos años.

Pero para mí, el problema no son las instituciones, sino la forma en la que la han gestionado los dos partidos mayoritarios en España, Partido Popular y Partido Socialista. Ambos simplemente han esperado los errores del otro para hacerse con el poder en vez de suponer un cambio. Por otro lado, en los lugares donde apenas ha habido alternancia en el poder, casos como ciudad de Alicante, Comunidad Valenciana o Andaluza se ha generado un sentimiento de identidad de las instituciones con los partidos que les ha hecho pensar a más de uno que eran su casa y que podían actuar con los medios públicos con total impunidad. Lo malo no han sido los casos de corrupción que han proliferado en estos casos, lo peor ha sido la falta de respuesta de los partidos ante las corruptelas de sus afiliados y gobernantes, donde tanto Populares como Socialistas se han dedicado más en ver la paja en el ojo del otro más que la viga en el suyo propio.
En Alicante, por ejemplo, es difícil que el gobierno municipal se decida a actuar contra la técnico municipal que parecía negociar favores con un empresario de la ciudad. El motivo es que estas negociaciones han sido destapadas por las escuchas policiales. Si se toman medidas razonables ante las escuchas telefónicas contra una técnico, obviamente se debería hacer lo mismo contra los miembros del equipo de gobierno municipal por el mismo motivo. Probablemente se dé la callada por respuesta, y no parece que ni desde el gobierno autonómico ni desde el nacional puedan dar mucho ejemplo, ya que alguien podría recordarles los casos valencianos o los intercambios de mensajes entre Bárcenas y Rajoy.

¿Es necesario acabar con las instituciones para acabar con la corrupción? Yo considero que no, simplemente aplicando el sentido común, la honestidad, la preparación, la experiencia y otras cualidades se puede devolver las instituciones donde siempre debieron estar. También es imprescindible ser intolerantes contra la corrupción, no simplemente dando mensajes sino actuando.

pickett

Si no se actúa así, acabaremos con modelos bolivarianos que han demostrado su escaso éxito donde se han aplicado, dejando a los ricos en su estatus original y eliminando barreras entre clase baja y media, machacando a esta última en vez de mejorar las opciones de la primera.
En Gettysburg, Lee decidió olvidar el sentido común y mandó a lo mejor de sus tropas al mando del General Pickett a campo abierto hacia las bien pertrechadas y organizadas posiciones del ejército de la Unión. Horas más tarde el General asumió el error de su acción, pero de nada sirvió a cerca de siete mil de sus hombres que fueron aniquilados.