Publicado en Abc el 3 de abril de 2024


El rey Pedro II de Aragón, padre de nuestro Jaume I el conquistador, encontró la
muerte en la localidad fortificada de Muret. El comandante de sus enemigos, Simón de
Monfort, había decidido que una de las acciones que podían facilitar su triunfo era
precisamente la muerte de su rival. Por ello, mandó expresamente a dos caballeros a
que se encargaran, lo más pronto que pudieran, de abatir al rey rival. Así lo hicieron y
consiguieron que, con la muerte de rey, las tropas de este emprendieran la retirada.
Más allá de lo que se contaba de las acciones caballerescas de la guerra medieval, la
verdad es que en la mayoría de las ocasiones se buscaba lograr la victoria a cualquier
precio, y matar al rey o comandante rival era una de las formas de conseguirlo.
Algo así lleva sucediendo durante muchos años en nuestra política, cuya acción no se
basa en definir estrategias y planes que mejoren la vida de los ciudadanos, sino de
simplemente destrozar a las personas que brillan en el bando rival. Nadie puede dudar
de que Mónica Oltra había sido el artífice del éxito de una izquierda nacionalista
valenciana, que hasta el momento se había estrellado en las urnas sin ella. Y quizá
por ello, Mónica Oltra ha sido víctima de este modelo de estrategia. Así, veintiún
meses después de lo que antes se conocía como imputación, su caso ha sido
sobreseído. Pero durante todo ese incomprensiblemente largo período, Oltra dejó la
vicepresidencia del gobierno valenciano y unos meses más tarde la izquierda era
derrotada en las urnas.
El actual líder de Compromís Joan Baldoví se preguntaba “¿Y ahora quién paga por
todo el sufrimiento?, a lo que la ex alcaldesa de Alicante, Sonia Ramos, le contestaba
que “Ahora se aguanta como hemos hecho todos, todas y todes”. Y es que la izquierda
parece no querer darse cuenta de que en este tipo de acciones no ha sido solo víctima
sino también verdugo. No son solo los casos del pasado reciente, sino los mismos que
se rasgan ahora las vestiduras ante lo sucedido a Oltra, están a la vez pidiendo la
dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid por los presuntos delitos fiscales
de su pareja. Se ve que el día que repartían en el cielo las dosis de coherencia, ellos
estaban escuchando un discurso de Fidel Castro.
En cualquier caso, parece que la Conselleria que dirigía Mónica Oltra actúo
negligentemente en el caso de la menor que sufrió abusos y de forma
sorprendentemente diferente a como lo hizo en otro centro ante un caso similar que
había ocurrido unos meses antes.
Pero tampoco hay que olvidar los hechos que condujeron a su dimisión. Lo primero
que hizo Compromís tras conocerse su imputación, fue organizar una fiesta en su
honor. Las imágenes vergonzantes de Baldoví y el entonces alcalde de Valencia, Joan
Ribó bailando encima de un escenario con Oltra la condujeron al borde del precipicio.
¿La izquierda progresista y feminista homenajeando a una señora presunta
encubridora de abusos sexuales a menores? Y Yolanda Díaz y Mónica García que
hasta ese momento compartían proyecto con ella, salieron silbando. Solo faltaba que
alguien diese el hachazo final, y fueron los socialistas de Ximo Puig los que lo hicieron.
Puig aprovechó la ocasión para librarse de un solo golpe de una socia incómoda que
le chantajeaba en cada presupuesto, y por otro lado eliminaba una rival del arco
político de la izquierda. Puig probablemente pensaba entonces que tenía suficiente
margen para seguir derrotando a la derecha. Puig le enseñó el camino del adiós a
Oltra con la bendición de la ministra Diana Morant. No me lo invento, las hemerotecas

están ahí. Así que provoca sonrojo la forma en la que ahora se dan golpes en el pecho
maldiciendo la injusta justicia.
¿Qué ocurrirá ahora? Probablemente Mónica Oltra si así lo desea volverá a liderar
Compromís, entre otras cosas porque sus sucesores han resultado ser un completo
fiasco. Obviamente todo ello con el aplauso de los socialistas que se han dado
cuenta que sin los independentistas valencianos no llegan al poder y fuera de él hace
mucho frío.
Por cierto, Simón de Monfort, el que diseñó el ataque al rey Pedro, murió cuando
asediaba la ciudad de Tolosa. Le lanzaron una pedrada cuando desde las murallas
detectaron que el jefe rival se ponía a tiro. Y es que el que a hierro mata a hierro
muere, en la época medieval y en la actual.

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