Ozzel_croaks

(Publicado en el Diario el Mundo el 15 de Octubre de 2014)

 

“Me ha fallado por última vez, Almirante”  fueron las últimas palabras que escuchó el Almirante Ozzel antes de ser estrangulado a distancia por el oscuro poder de la fuerza de Darth Vader en la mítica “El imperio contrataca” de la saga Star Wars. Era habitual que la incompetencia supina era castigada con la muerte, sin esperar dimisiones, por el malvado Jedí.

Si Darth Vader fuera el presidente de este país no pararía de ejecutar uno tras otro a destacadas personalidades que ocupan puestos de elevada responsabilidad en nuestro país. Pero nuestro presidente de gobierno no es Darth Vader y el concepto de dimisión parece estar  totalmente olvidado y denostado. Son escasos los políticos y responsables técnicos de primer nivel que han dejado sus puestos por voluntad propia ante un fracaso, una serie de notables errores o ante casos de corrupción.

Ya es parte de la política de ciencia ficción el saber en que posición estaría hoy el atribulado President Fabra si en vez de que los imputados, que su partido tenía ocupando puestos relevantes a su llegada a la presidencia, le marcaran la agenda, hubiese podido imitar a Lord Vader y hubiera dicho eso de “Su carencia de fe me resulta molesta”  y les hubiese expulsado al grupo mixto. Tampoco nunca se sabrá que sería del PP de la capital alicantina si hubiesen dado un paso adelante apartando a Castedo de la alcaldía tras las imputaciones y vergonzantes escuchas. Es posible que el Rey y el presidente Rajoy hubiesen podido disfrutar de la capital alicantina y de paso ver  la salida de la Volvo, y que el PP  encararía las próximas elecciones con mejores expectativas. Lo que es seguro es que el gobierno de la ciudad se haría desde el Ayuntamiento y no desde los juzgados.

La dimisión de un responsable político es un hecho habitual en los países serios, en ocasiones hasta por hechos de lo más baladí. Las personas que ocupan estos puestos de responsabilidad suelen tener una preparación que les permite no vivir en exclusiva de la política y suelen considerar esta dedicación como algo temporal (obviamente siempre hay excepciones). Por ello, ante errores de importancia de su ministerio, gabinete o departamento piden disculpas, abandonan su cargo y se reincorporan a sus puestos de origen.

En España no es así, cada vez es más habitual que los máximos responsables políticos sean personas sin oficio ni beneficio, con escasa preparación y menos conocimientos de los asuntos que deben tratar.  Esto provoca que aferrarse al puesto que las ha caído del cielo sea un denominador común, por lo que dimitir es un verbo que no existe en su diccionario y buscan siempre alguna persona a la que echar la culpa de los desaguisados que cometen.

Las actuaciones de la Ministra de Sanidad Ana Mato y del Consejero de Sanidad de Madrid con respecto a la crisis del ébola han sido lo más vergonzante que recuerdo yo en los últimos años. Tras destrozar la sanidad pública, realizar una operación de marketing sabiendo que España no estaba preparada para atender a los misioneros aquí, tras mandar a profesionales españoles a correr un riesgo salvaje sin dotarles de los más mínimos  medios, ni sin definir un protocolo de seguridad que no atentara contra el sentido común, hace falta ser un miserable para decir que la gran culpable de todo ha sido la auxiliar de clínica que atendió a uno de los misioneros.

Pero esa es la política actual, el PSOE y el PP han nombrado como Ministras de Sanidad a dos inexpertas del tema, aunque curiosamente ambos han criticado los nombramientos del otro.  Seguro que en el próximo congreso del PP harán una “brillante” exposición  sobre la “incomprensible” desafección de los ciudadanos hacia los políticos,  que será premiada con un atronador aplauso.  Pero eso es lo que pasa en España, los que gobiernan y muchos de los que están en la oposición ya viven en un mundo paralelo donde no existe la preparación, el conocimiento y los errores propios.  Apenas hay referentes que puedan dar ejemplo y mientras tanto se manda a honrados trabajadores al matadero y encima se les hecha las culpas de haber entrado allí.  Y eso me hace pensar, ¿Hace falta que se presenta Darth Vader a las próximas elecciones?, yo creo que no, pero sí que es imprescindible aplicar una gran cantidad de sentido común y de orden.

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