(Publicado en el diario El Mundo el 15/12/2014)
El Jabato era uno de mis comics favoritos de juventud, narraba la historia de un íbero que en su lucha contra la tiranía de los emperadores romanos vivía un sinfín de aventuras por todos los confines del mundo conocido (e incluso con anacronismos importantes que nos podrían haber hecho pensar en viajes en el tiempo). En una de sus aventuras reprochaba y llamaba caprichosa a una joven reina que como entretenimiento enfrentaba a un tigre con un león con la vana esperanza que en alguna ocasión el segundo saliese victorioso.
No pude más que recordar en la insistencia en el fracaso de una esperanza de aquella joven reina cuando el Concejal de Hacienda, Juan Seva, volvía a defender el mismo modelo de presupuesto que ha llevado a una situación de endeudamiento más que notable al Ayuntamiento de Alicante. Los ingredientes básicos son dos, el primero es una previsión más que optimista de los ingresos y un descontrol posterior en los gastos.
Ser optimista en los ingresos tiene una ventaja notable y es que te permite cuadrar los gastos a los que el equipo de gobierno de la señora Castedo nos ha llevado. Obviamente esa previsión de ingresos se desmorona cuando doce meses después compruebas que no has podido llegar a los números previstos. Si a esto añadimos la escasa capacidad de fomentar competencia entre las empresas para el coste de las contratas, así como un nefasto seguimiento que de muchos de ellos se hace desde el Ayuntamiento se empeora la situación. Por ejemplo se pagó por la construcción de un edificio de bomberos y otro para la policía local, y sólo se recibió finalizado el primero, incluso pagando más por este que lo previsto para los dos. También es llamativo que al poco tiempo de asignar el contrato del siglo a la empresa de limpieza y tratamiento de residuos haya habido que incrementar los pagos para el cumplimiento del mismo.
O sea, si de un cuadrado presupuesto ingresas menos y gastas más de lo previsto llegan inevitablemente los desfases. La solución asumida por Castedo&Seva ha sido la de hacer frente a los pagos a través de préstamos, rescates o similares (cerca de 27 millones en este año para poder cuadrar más o menos las cuentas) y la de convertir la planta de tratamiento de residuos de Fontcalent en un vertedero de media Comunidad Valenciana.
Hace poco me preguntaban si realmente Alicante tenía solución, contesté que claro que sí. Y es que Alicante es una ciudad de muchísimas posibilidades, con un clima y entorno inmejorable, bien comunicada, junto a una gran Universidad pero que ha tenido muy mala suerte en los dirigentes que ha elegido. La solución pasa simplemente por gestionar el dinero público con honestidad y sentido común, fomentando competencia en contratas, haciendo un seguimiento exhaustivo del cumplimento de las tareas previstas, organizando adecuadamente al personal municipal para dar un mejor servicio al ciudadano. En vez de eso, estos veinte años de Partido Popular en Alicante han convertido a su Ayuntamiento en un nido clientelar e incapaz de adaptarse a las necesidades de los ciudadanos a pesar del inmenso trabajo que hacen muchos probos funcionarios.
Pero ahora a Seva le da igual, es el final de la legislatura y va a repetir el modelo de gestión y presupuestario que años anteriores ha fracasado, como la reina caprichosa que vuelve a enviar el león a morir en las garras del tigre, esperando que el resultado cambie. Lo malo de nuestra historia es que los alicantinos somos el león y Castedo &Seva la reina caprichosa que nos desea suerte con la mirada.