(Publicado en el Diario Información el día 29/05/2015)
“Caminante si vas a Esparta diles que aquí yacemos en defensa de sus leyes”, era el epitafio que se podía leer en una lápida que los griegos colocaron en el desfiladero de las Termópilas en honor al rey Leónidas y a sus trescientos espartanos que lo defendieron ante el ataque de millares de persas dirigidos por el rey Jerjes. Fue un momento clave en la historia de lo que sería posteriormente la civilización occidental. Además esa defensa del desfiladero por un pequeño grupo de soldados ante un ejército muchísimo mayor fue idealizada en muchos textos, incluido un memorable poema de Constantino Kavafis, e incluso fue llevada al cine en varias ocasiones, la última en la popular “300” basada en un espectacular cómic.
El amanecer se encontró con la derrota de los valientes espartanos, cuyos cuerpos yacían en el desfiladero. Es posible que Leónidas se preguntara si valió la pena el sacrificio. Algunos historiadores consideraron que esos días que los persas perdieron en atravesar el desfiladero fueron vitales para facilitar las posteriores victorias de los griegos. Otros aseguraron que la defensa tenaz del desfiladero apenas tuvo alguna importancia estratégica en la campaña. Lo que nadie pone en duda es que el nombre de Leónidas ha pasado a la historia con letras de oro mientras los de otros generales espartanos han pasado al olvido o de hecho jamás han salido de él.
La noche del día veinticuatro de mayo fue especialmente dura para mí, dado el resultado que reflejaban las urnas a medidas que el recuento se desarrollaba. No obstante acudía a un programa de televisión, tal como me había comprometido, siempre entiendo que hay que dar la cara en los momentos buenos y en los malos. El amanecer tras la derrota si cabe fue peor, cuando uno empieza a valorar que da la sensación que todo el trabajo desarrollado durante estos cuatro años apenas ha servido para nada, y que según todos los indicios un porcentaje considerable del voto se ha decidido en base al justificado cabreo con la desastrosa gestión del Partido Popular y a un nuevo modelo de comunicación basado más en tertulias televisivas a nivel nacional que en el trabajo a pie de calle y en el Ayuntamiento.
Desde UPyD considero que hemos hecho un trabajo muy serio y respetuoso en Alicante, siendo el grupo municipal que más propuestas ha hecho para la ciudad de Alicante, no limitándonos a decir que es lo que no nos gustaba de las propuestas que se presentaban sino planteando alternativas. Por otro lado, jamás he dudado en apoyar propuestas positivas para Alicante vinieran de donde vinieran, y siempre he buscado los motivos para llegar a acuerdos en vez de encontrar causas para romperlos.
Como decía un articulista anónimo, me ha faltado “mala leche”, es posible que sea así, pero yo considero que la ciudad de Alicante se merece un consistorio donde impere el debate y el respeto, aunque quizá sea menos noticiable y televisivo, pero seguro que ese modelo mejora la imagen que los alicantinos tendrán de su gobierno.
Tras el amanecer de la derrota yo me quedo con el privilegio de haber representado a los alicantinos durante estos cuatro años en el consistorio y con el reconocimiento que supone que en la ciudad de Alicante votaron UPyD 1500 personas más (un 60% más) en la lista local que en la autonómica, lo que considero un respaldo, aunque fuera insuficiente para llegar a la concejalía, al trabajo realizado.
A nivel nacional la marca UPyD ha sufrido un duro correctivo, a pesar de ser el partido que puso en el candelero conceptos como los de transparencia, regeneración, dación en pago, gestión de cajas de ahorros, igualdad para todos los españoles, querella contra Bankia, listas abiertas y un sinfín de elementos más imprescindibles y que ahora muchos defienden. No puedo discutir que como partido hemos cometido errores, fundamentalmente en organización y comunicación, pero considero que el correctivo ha sido desproporcionado. También considero que al igual que los espartanos fueron traicionados por un tal Efialtes, en nuestro partido han prevalecido intereses personales de muchos cargos representativos sobre el interés común del partido.
Las malas gestiones de las crisis tras las europeas y las andaluzas nos llevaron a una situación muy complicada en las grandes ciudades, donde impera ese voto nacional. Es nuestra obligación trabajar en recuperar esa confianza de los ciudadanos. En Julio tenemos un congreso extraordinario que seguro marcará el futuro del partido.
Ahora a mí, que me toca formar parte del pasado de la historia del Ayuntamiento, no quería hacerlo sin antes agradecer la confianza depositada en mí por muchos alicantinos y también a esa gran cantidad de buena gente que he conocido estos años y que trabajan incansablemente desde sus asociaciones por tener un Alicante mejor. A ellos les digo que hemos de seguir trabajando por Alicante, porque aunque pueda parecer que tenemos un futuro oscuro, éste realmente no existe ya que lo construimos en cada momento.