El PP y el amanecer zulú

En enero de 1879 el británico Lord Chelsford iniciaba la invasión del reino zulú. Las primeras escaramuzas le fueron favorables, parecía obvio que unos nativos armados con escudos de pieles y lanzas no podían hacer nada frente a los modernos fusiles de repetición que utilizaba su ejército. Esa confianza le hizo dividir a su ejercito en dos columnas, la que no dirigía él acampó en una llanura llamada Isandlwana , que no se les ocurrió fortificar dado el desprecio que tenían por la fuerza rival. Cuando Lord Chelsford oyó los disparos que venían de aquel lugar, se dirigió con su columna hacia donde se encontraba la otra. Al llegar pudo comprobar el desastre. Los zulúes habían aniquilado totalmente la columna, mutilando horriblemente los cuerpos sin vida de los soldados. Para evitar tal visión a su ejército, Lord Chelsford hizo retroceder a su columna antes de que amaneciera, un amanecer que aquel día fue zulú.

El amanecer tras las elecciones del 23J no fue favorable al Partido Popular, por mucho que con bailes intentaran disimular que los números no les cuadraban para poder formar gobierno, más allá de alianzas imposibles. Pero mientras Lord Chelsford asumió sus errores y cambió la estrategia para poder derrotar a los zulúes, el Partido Popular todavía permanece atenazado desde aquel funesto amanecer.

Lo primero que debería haber aprendido durante todos estos años es que el PP es el enemigo de la izquierda de este país, una izquierda que jamás pactará con él exceptuando en algunos pequeños ayuntamientos, dónde lo han hecho en la mayoría de los casos por motivos espurios.

Ignoro que pretendía Feijoo enviando una carta a Sánchez, o tratando de pactar con nacionalistas vascos y catalanes. El Partido Popular debería haberse dado cuenta que en este siglo solo ha podido pactar con VOX o con Ciudadanos y que difícilmente va a poder gobernar en solitario. No hay que olvidar que la gran gesta en Andalucía al derrotar al PSOE, se consiguió precisamente con la ayuda de dichos partidos. Su empeño en quitar del tablero a Ciudadanos y a Vox ha sido fatal. En Cataluña la desaparición de Ciudadanos ha dejado la puerta abierta para un gran resultado de los socialistas que al final ha resultado letal para los intereses populares. Su campaña de acoso a Vox no ha sacado del tablero a este, pero ha conseguido movilizar a la izquierda más moderada.

Ignoro qué fundamento tenía el sueño de Feijoo de gobernar solo con la ayuda del PNV. No hay que olvidar que el PNV fue el partido que traicionó a Mariano Rajoy una vez había conseguido todas las prebendas presupuestarias de este. Pero a pesar de todo esto, el empeño del Partido Popular en apoyar al PNV, para que consiguiese varios gobiernos forales y municipales a cambio de un “quid pro quo” similar a nivel nacional, ha acabado en una humillación. El PNV ni se ha dignado en sentarse a negociar un posible apoyo, esta vez con la excusa de Vox, pero hubiesen utilizado cualquier otra excusa si hubiese sido necesario. A lo mejor el PP debería empezar a tratar al PNV como a Bildu, como partidos tóxicos y que da igual apoyar a uno que a otro. Personalmente yo estoy convencido de que son dos partidos que tienen muchas más semejanzas que diferencias, los que tenemos unos años recordamos la actitud miserable del PNV durante los años de plomo de ETA.

Lo de tratar de hablar con el partido del prófugo Puigdemont, además de una humillación innecesaria, es un error que puede permitir la justificación de los inevitables pactos de lo que será el gobierno Frankenstein II.

¿Y ahora qué? Pues toca asumir la derrota, cuanto antes mejor y con la mayor dignidad posible y prepararse para la próxima batalla. Toca hacer una oposición dura sacando todas las inconsistencias que tendrá este gobierno dirigido por independentistas vascos y catalanes.

Preocuparse en ganar el relato, hacer comprender a los españoles que este gobierno es y será una ruina para nuestro país. Que el modelo económico subvencionado de Sánchez nos conduce irremediablemente a una argentinización ruinosa del país.

La otra alternativa es seguir pensando que las elecciones se van a ganar en solitario y que el objetivo inmediato debe ser acabar con Vox. Algo me dice que esta estrategia acabaría como Isandlwhana y sufriríamos otro amanecer zulú.

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