Los sueldos de los políticos y el gas venenoso

«Más allá de esta incoherencia cutre del tripartito, yo reivindico ese trabajo que hacen o deberían hacer los concejales y resto de políticos que los ciudadanos elegimos.»

 

gas mostaza

(Presentado en Radio UA el 3/04/2017)

En 1915, en las cercanías de la ciudad belga de Ypres, el ejército alemán empezó a utilizar de forma masiva, el gas venenoso como mecanismo para romper el frente enemigo. La primera guerra mundial se había convertido en una guerra de trincheras, donde apenas se habían producido avances significativos en los frentes, y los contendientes deseaban cambiar esta situación.

Los británicos fueron los que más protestaron ante la nueva e indigna forma de combatir. Al respecto, el teniente general Ferguson dijo: “Es una forma cobarde de hacer la guerra que ni yo, ni ningún soldado inglés aprobamos. No podemos ganar esta guerra a menos que matemos o incapacitemos a más enemigos que ellos con nosotros, y si esto solo se puede conseguir copiando al enemigo en su elección de las armas, no debemos rehusar hacerlo”.

Así que, fueron los británicos los que al final de la guerra habían lanzado más ataques químicos. El refranero español lo calificaría como el “Vendo consejos que para mí no tengo”.

Algo parecido ha ocurrido en el Ayuntamiento de Alicante, con la propuesta del tripartito, más bien del alcalde Echavarri, de retirar dedicaciones exclusivas a la oposición. Una acción de este tipo parece más bien un castigo que una medida tendente a hacer frente a algún tipo de crisis económica, por lo menos nadie ha conseguido justificarlo de otra forma.

Una decisión arbitraria a mitad de mandato no parece en ningún caso razonable. Obviamente podemos entrar en un interesante debate acerca del sueldo que deberían cobrar los concejales y cuantos de ellos deberían cobrar dicho sueldo y cuantos sólo deberían cobrar por asistencias a plenos o comisiones.

Yo entiendo que debería ser una decisión al inicio de mandato que no debería poder modificarse salvo causa mayor. Es más, me atrevería decir que estas reglas para definir los sueldos deberían ser fijadas más allá de que manden sirios o troyanos, y jamás deberían ser utilizadas para castigar la labor fiscalizadora, también importante, de la oposición.

Fue la ex alcaldesa popular Sonia Castedo la que, en una maniobra sorprendente, como la de los alemanes en Ypres, redujo el número de dedicaciones exclusivas a la oposición. No fue una decisión económica, en una plantilla de 2000 trabajadores, los 29 concejales apenas suponen un 1,5% del gasto. Fue una decisión estratégica que acabó con el grupo municipal socialista al generar un combate fratricida por los sueldos. El predecesor de Castedo, también tomó en su tiempo una decisión sobre sueldos. En este caso fue muy diferente, ya que el alcalde Alperi repartió dedicaciones exclusivas a todos los miembros de la corporación, populares y socialistas, aunque fue llamativo que lo hiciera en el mismo pleno en el que se aprobaba por unanimidad el famoso plan Rabasa.

No hay que irse muy lejos para encontrar en la hemeroteca declaraciones tanto del alcalde Echavarri como del vicealcalde Pavón criticando ferozmente la decisión de Castedo, la misma decisión que ahora defienden. La coherencia es un atributo muy deseable en los políticos, es agradable comprobar la honestidad de aquellos políticos que defienden lo mismo en oposición y gobierno. Es cierto que no es lo mismo gobernar que ser oposición, es cierto que hay otra serie de variables que intervienen en la toma de decisiones cuando eres tú el que tienes que firmar los decretos, pero esa coherencia no debe perderse jamás.

Más allá de esta incoherencia cutre del tripartito, yo reivindico ese trabajo que hacen o deberían hacer los concejales y resto de políticos que los ciudadanos elegimos. El sueldo, siempre dentro de unos límites, no debería ser obstáculo para que las personas más preparadas pudieran presentarse y ser elegidas. Criminalizar el sueldo de los políticos es un error, ya que al final puede ocurrir que sólo va a interesar ocupar un cargo político a las personas sin trabajo.

Además, el regreso no es sencillo, en el pasado mandato, hubo concejales que temporalmente dejaron su trabajo y tuvieron serios problemas a su vuelta. Tu empresa avanza cuatro años mientras el político se involucra en otros asuntos. Es triste que mientras eso pase, parece que sólo interesan los casos vergonzantes de las puertas giratorias, pero no para todos es así.

Curiosamente, al final, tus decisiones pueden volverse en tu contra en un futuro. En Ypres, los alemanes consiguieron que sus enemigos abandonaran sus posiciones cuando recibieron el ataque con el gas venenoso, pero no fueron capaces de conquistarlas debido al pánico que ellos también tenían al gas.

En Alicante, con respecto al tema sueldos, para evitar estas paradojas del destino sería deseable que todos los grupos políticos pudieran llegar a un acuerdo sobre este tema que alcanzara a varios mandatos y que no dependiera arbitrariamente del deseo del alcalde, sea quien sea éste.

 

 

 

 

 

 

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