Publicado en Abc el 21 de marzo de 2024
Giuseppe Tomasi di Lampedusa fue un escritor de una única novela, “el gatopardo”,
que desgraciadamente solo se publicó tras su fallecimiento. No obstante, fue el origen
de una gran película de Luchino Visconti y ha dejado en los anales de la historia una
frase que es una y otra vez repetida «Si queremos que todo siga como está, es
necesario que todo cambie”.
La novela trataba sobre los cambios en la Italia de Garibaldi, pero se ha utilizado
recurrentemente para expresar esa sensación de que tras unos cambios más o menos
costosos, todo sigue igual. Esa sensación me queda tras comprobar los primeros
pasos de la aplicación de la ley de universidades que aprobó el año pasado el
gobierno de progreso. Newtral destacaba con su titular lo que consideraba más
importante de la nueva ley : “Claves de la ley de universidades: huelga reconocida
para los estudiantes y el fin de los colegios mayores segregados”. El mundo cambia a
una velocidad de vértigo, las necesidades de la sociedad con respecto a los futuros
egresados universitarios no son las mismas que hace años. Las nuevas tecnologías
suponen un reto, pero también ofrecen nuevas posibilidades de formación, sin
embargo, para el gobierno de progreso el aspecto clave es que no puede haber
colegios mayores dónde no convivan estudiantes de diferentes sexos. Todo ello
parece que debido a que durante la tramitación de la ley de universidades se produjo
un suceso, recogido por los medios de comunicación, de “cánticos machistas” en un
colegio mayor de Madrid en 2022.
Por supuesto los partidos nacionalistas han dejado su impronta en la nueva ley
obligando al Partido Socialista a incorporar el refuerzo de las agencias autonómicas de
evaluación de la calidad con competencias plenas, lo que destruye por completo la
idea de disponer de unos sistemas de evaluación homologados y únicos para todo el
país. En unos años el sistema universitario español dejará de serlo para llegar a ser un
conjunto de sistemas dónde ya no primará la excelencia de las buenas notas para
poder elegir la universidad dónde quieras estudiar, sino el lugar dónde naciste. Es
curioso que tal como parecen ser las nuevas exigencias en materia económica de los
socios nacionalistas de los socialistas, el resto de los españoles vamos a pagar las
universidades de vascos y catalanes, pero donde en breve nuestros hijos no podrán
estudiar en caso de que así lo deseen.
Por supuesto no se atrevieron a modificar en lo esencial el modelo de gobernanza de
las universidades, donde ahora son fundamentalmente los trabajadores de la
universidad los que eligen a su rector. Imaginen si en la empresa Mercadona o en el
Corte Inglés fuesen los trabajadores los que votaran a su presidente. Pues eso,
probablemente se olvidarían del cliente, en el caso de las universidades los
estudiantes. Nada de hablar de como mejorar la empleabilidad de nuestros
estudiantes, aspecto para mí critico y fundamental que debería fijar en gran parte la
financiación de las universidades. Pero parece que los estudiantes se han conformado
con el reconocimiento a los derechos a las huelgas y paros académicos.
Para mi sorpresa en la Universidad de Alicante ya nos ha llegado la notificación de
solicitud del primero de los paros académicos. Todo ello basado en una serie de
explicaciones bastante difusas, pero que pierden todo el sentido al haber hecho
coincidir el paro académico con el famoso día donde se celebran la fiesta de las
paellas universitarias. El éxito del paro académico está garantizado pero la credibilidad
de este, de los que lo convocan y de los que lo autorizan difícilmente podrá levantar el
vuelo.