En los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, las tropas soviéticas del dictador Stalin, avanzando sin freno, llegaron a las puertas de Varsovia. Instaron entonces a la resistencia polaca a levantarse contra el ocupante nazi, con la promesa implícita de apoyo. Pero cuando comenzó el alzamiento, los soviéticos se detuvieron en seco y observaron cómo los nazis aplastaban a la resistencia. Sin intervenir.
Probablemente, los líderes de la resistencia no deberían haberse fiado de quienes habían ordenado el asesinato de sus oficiales e intelectuales en los bosques de Katyn, años atrás. Pero la historia está llena de pichones confiados.
Tan confiados como los miembros del gobierno valenciano de Mazón, que esperaban que el Gobierno de Sánchez fuera solidario con los problemas de las autonomías gobernadas por el Partido Popular. Parece que no aprendieron nada de la gestión del Gobierno central tras la DANA.
El caso es que la financiación extraordinaria del FLA no ha llegado, y Mazón ha tenido que tomar medidas drásticas. Más allá del aviso a sus consellers de que no perdieran los bolígrafos porque no habría dinero para reponerlos, los primeros impagos del Consell —como ya ocurrió en 2012— los han sufrido las farmacias de nuestra Comunidad.
Las farmacias y los farmacéuticos realizan una labor fundamental dentro del sistema sociosanitario, que incluso podría y debería ampliarse ante el colapso de la atención primaria. Pero no solo prestan ese servicio: también son los responsables de gestionar toda la logística de reparto y dispensación de medicamentos. Y cobran a 45 días. Cada final de mes, el Gobierno valenciano les ingresa lo correspondiente a las ventas del mes anterior. Este mes ya se les ha comunicado que no lo cobrarán, y que quizá —con suerte— lo hagan el mes siguiente.
Como esta historia ya la conocemos tanto farmacéuticos como usuarios, la situación no pinta bien. Pero, además, el Consell lo ha explicado fatal.
Justificar el impago a las farmacias con que el Gobierno de Sánchez no ha transferido el FLA extraordinario no es convincente. Nadie puede pensar que un gasto mensual, estable y recurrente, dependa exclusivamente de una financiación extraordinaria.
La siguiente medida incomprensible del Consell ha sido anunciar que, para ahorrar, controlarán el horario y el trabajo de los funcionarios de la Generalitat. Por un lado, este mensaje expone innecesariamente a los trabajadores públicos, insinuando que no cumplen con sus obligaciones. Por otro, revela una grave falta de control de personal. ¿Solo se supervisa la gestión interna en tiempos de crisis? Ese seguimiento debería hacerse siempre, de lo contrario podría considerarse una forma de malversación de recursos públicos.
Y quien queda más tocada, irremediablemente, es esa supuesta «aura» de buenos gestores que acompaña a los gobiernos del Partido Popular. Aprobar un presupuesto en mayo y empezar en junio a no pagar a las farmacias no parece precisamente un ejemplo de buena gestión que se enseñe en las facultades de Economía.
Tampoco se entiende esta medida drástica de impagos cuando, en breve, deberían llegar ingresos por IVA e IRPF a nuestra Comunidad. Aunque, claro, uno nunca puede fiarse del Gobierno de Sánchez… salvo que seas independentista y necesite tus votos.
Por su parte, tampoco resultan creíbles algunas propuestas de la izquierda, como la creación de farmacéuticas y farmacias públicas. Convertir a todos en funcionarios, especialmente a los afines, sin una garantía real de eficiencia, suena más a experimento ideológico que a solución viable.
Tampoco es cierto ese mantra que lanzan sobre «fondos buitre farmacéuticos» o «señoritos farmacéuticos millonarios». Basta visitar una farmacia rural o de un barrio humilde para ver la realidad: profesionales vocacionales que trabajan con márgenes cada vez más ajustados.
Espero que el gobierno de Mazón empiece a gestionar mejor y, de paso, a comunicar con algo de inteligencia. Porque si no, pronto podríamos tener problemas de verdad para acceder a medicamentos, especialmente los de precio elevado. No se puede pretender que sean los farmacéuticos quienes financien la sanidad pública.
Y también para Mazón debería quedar claro algo más: de Pedro Sánchez los valencianos podemos esperar pocas cosas buenas. Si no espabila, puede que le pase como a la resistencia polaca, que cuando por fin llegaron los soviéticos a Varsovia, enviaron emisarios para formar un ejército mixto contra los nazis. Desaparecieron sin dejar rastro.
Así, farmacéuticos y usuarios estamos como la resistencia polaca en 1944: sin medios, rodeados por enemigos y con Mazón, Sánchez, Morant y Bernabé culpándose los unos a los otros. Ya es hora de que todos dejen las excusas y se pongan a trabajar.