(Publicado en ABC el 25/11/2015)
Tras una terrible pasada legislatura y un inicio de la actual que hace prever lo peor en cuanto a iniciativas interesantes para la ciudad de Alicante, apareció la propuesta que INECA realiza acerca de la construcción de una zona franca vinculada al puerto de la ciudad. Una zona franca permitiría definir una zona industrial libre de impuestos, que bien diseñada y centrada en algún producto específico podría revitalizar el puerto, estrechar los lazos entre las ciudades de Alicante y Elche y lo que sobre todo importa, generar puestos de trabajo y limitar la excesiva dependencia del turismo.
El informe, no deja de ser un estudio preliminar, pero dada la situación actual congregó en su presentación en la sede de la OAMI a todas las organizaciones empresariales y a la sociedad alicantina, así como a la mayoría de representantes políticos que deberían estar allí. Al estudio se le puede calificar de excesivamente optimista en algunas estimaciones, pero quizá ese optimismo generó cierta esperanza de generar una alternativa productiva para la provincia, no sólo en la parte industrial sino también en la logística.
El acto contó con el extraño protagonismo del ministro Margallo, que perdió una ocasión de oro para mostrar su apoyo claro al proyecto y así reivindicar porque es candidato por la provincia de Alicante. En vez de eso se limitó a recordar sus baños en Benidorm en los años cuarenta.
Pero, mucho más extraño fue la ausencia del presidente del puerto (incomprensible) y la de los alcaldes de Elche y Alicante y sus compañeros de los tripartitos. Ignoro que hacía el ilicitano, pero parece que los del tripartito alicantino estaban enfrascados en la “vital” tarea de impedir una misa por el dictador Franco, cuyo fallecimiento cumplía cuarenta años el mismo día que se presentaba el informe.
La zona franca puede morir en un informe presentado a un mes de las elecciones, o puede conducir a un proyecto que genere puestos de trabajo, pero para ello hay que potenciar los objetivos que nos unen, en trabajar por el futuro y no perder el tiempo en rebuscar los fantasmas de un pasado cada día más lejano.