Lo único que se valora es el hablar valenciano antes que nada

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(Publicado en el Diario La Verdad el 4/12/2016)

Las cuatro plumas es una famosa novela de principios del siglo XX. Narra las aventuras y desventuras coloniales de unos soldados ingleses en el Sudán. Ha sido llevada al cine hasta en siete ocasiones, siendo sin duda mi favorita la que dirigió Korda en 1939 y que varias generaciones pudimos ver en innumerables sábados por la tarde. La historia que cuenta es la de un soldado que para poder casarse, se licencia del ejército justo en el momento que va a partir hacia la guerra. Sus compañeros y hasta ese momento amigos, le dan cada uno de ellos una pluma blanca en símbolo de reproche por su cobardía. A partir de ese momento, el joven inicia una serie de peligrosas aventuras para recuperar el honor perdido.

Uno de los hechos históricos que narra la película es la batalla de Omdurman, claro ejemplo de enfrentamiento entre fanatismo y tecnología. En la misma, miles de fanáticos derviches(sudaneses) armados con espadas, lanzas y fusiles parecidos a los utilizados en las fiestas de moros y cristianos, se lanzaron a campo abierto contra el ejército inglés armado con modernos fusiles, ametralladoras y cañones. Los derviches fueron al desastre bastante confiados, ya que parece que su líder espiritual les había prometido que estaban protegidos por un encantamiento.

Algo más de un siglo más tarde, en un mundo con un mercado laboral cambiante y cada vez más exigente, había cierta expectación por cuales iban a ser las acciones que iba a tomar el Conseller de Educación, Vicent Marzá. ¿Tendría un buen plan para mejorar la preparación de nuestros jóvenes, como han hecho en otros lugares, o algo más parecido al encantamiento del líder derviche?

Yo deseaba más inversión, más autonomía para los centros pero a su vez más evaluación de su desempeño, enseñanza de lenguas extranjeras, medidas contra abandono escolar, impulso de la Formación profesional, y modernización e internacionalización de la universidad. Desgraciadamente en Compromís han preferido los encantamientos derviches, primero en forma de lucha absurda contra la educación concertada (máxime vistos los resultados del último selectivo) y ahora en su decreto por el plurilingüismo. En éste, básicamente lo único que se valora en los centros educativos es el hablar valenciano antes que nada. En ocasiones, parece que hasta potencia la discriminación del castellano. Así, han elegido incrementar la inmersión lingüística, con medidas, que por mucho que algunos fieles al bipartito gobernante quieran esconder, serán de obligado cumplimiento en toda la Comunidad. Y cuando otros indicaban que estas cosas sólo se les ocurren en Valencia, llega Natxo Bellido, portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de Alicante, e indica que los funcionarios deben hablar en valenciano para poder recuperar la autoestima.

Al menos, de momento parece que no van a dar plumas blancas a los que sigan utilizando el castellano, aunque todo es cuestión de tiempo.

 

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