El chatbot asesino

La gente empieza a preferir un robot que aparenta ser un humano que un humano que aparenta ser un robot.

(Publicado en el Diario Información el 18712/2018)

En la película “2001 una odisea en el espacio” pude ver a mi primer chatbot.  Un chatbot es un programa de ordenador que permite mantener una conversación con un humano. En la película, HAL 9000 era el ordenador central de la nave Discovery y se comunicaba con los tripulantes de la nave hablando como si fuese un humano.  Desafortunadamente para los tripulantes de la nave, la inteligencia artificial del ordenador entra en una especie de estado erróneo  que le induce a iniciar una cacería de los tripulantes humanos de la nave. La película se estrenó en 1968, yo la vi mucho más tarde, cuando se reestrenó tras el éxito de la película “la guerra de las galaxias”. He de reconocer que aquel día salí defraudado, esperaba ver luchas de naves espaciales y sables láser pero  me encontré una película mucho más profunda que he apreciado con el tiempo. En el tiempo de la película (1968) y la novela en la que se basa (1948), parecía probable que treinta años después sería posible que  la especia humana confiara en ordenadores dotados de una inteligencia artificial muy avanzada,  a los que le iban a responsabilizar de funciones críticas y con los que se iban a comunicar como si fueran humanos.

Como en muchos casos, la imaginación humana se anticipó al desarrollo real de la tecnología.  Fue por fin  en 2014 cuando un chatbot pudo superar el test de Turing. Ésta era una prueba de  habilidad que medía si una máquina podía exhibir un comportamiento indistinguible de un humano. Para la construcción de estas máquinas aparentemente inteligentes tiene gran importancia las técnicas de  procesamiento de lenguaje natural.  Simplificando mucho, cabría diferenciar tres fases, reconocimiento del habla para entender lo que dicen los humanos, conversión de lo escuchado a estructuras que las máquinas pueden procesar y síntesis de voz para expresar los resultados del proceso automático.

Por supuesto podríamos añadir todos los conceptos de inteligencia artificial para que el ordenador fuese más allá de entender preguntas, procesar respuestas y contestar.

Ninguna de esas tareas ha resultado ser fácil. En mi etapa de profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, hace ya algunos años,  pude comprobar cómo se intentaba reconocer con cierta dificultad la pronunciación de simples números. No hace mucho tiempo seguíamos peleando con menús asistidos por voz, respirando aliviados cuando por fin nos pasaban a un operador humano o al menos nos permitían utilizar el teclado.

Pero en los últimos años todo ha cambiado por dos motivos principalmente. Por el incremento exponencial de capacidad de cálculo que se ha conseguido en los ordenadores y por otro lado por las enormes posibilidades de negocio que pueden suponer los nuevos chatbots. Henry Ford dijo ya hace un siglo que  “A ningún hombre debe obligársele a hacer el trabajo que puede hacer una máquina.”.  Ya hay muchas acciones  que los ordenadores pueden ejecutar con cierta eficacia y que hace unos años eran impensables. Los asistentes virtuales son una de ellas.  Atender a humanos a través del teléfono o de un chat con disponibilidad 24×7 es una de las primeras  tareas asignadas a estos chatbots.  Cuando nos encontramos en un entorno limitado y conocido con contestaciones básicas y repetitivas donde los operadores humanos eran muy fieles a un guion, éstos ya son superados por los chatbots.  La gente empieza a preferir un robot que aparenta ser un humano que un humano que aparenta ser un robot.

Así, por ejemplo, en sectores tan importantes y cercanos como  el turístico estos asistentes pueden ofrecer un servicio mucho más que interesante y rentable, tanto como tener a tu lado a un guía turístico que conozca perfectamente la ciudad y que pueda aprender de tus gustos y aficiones, e incluso tomar nota para futuras recomendaciones.

Pero estamos tan sólo en el principio. Cada vez estos chatbots van a ser mucho más eficientes a la hora de reconocer y procesar órdenes con un porcentaje de error mínimo que les permita gestionar tareas  mucho más relevantes como la de poner una canción en un altavoz.  No es tan grave que pidas una canción de Queen y el chatbot te ponga una canción de Queen África como un posible error de un chatbot que procese las órdenes de un médico en la mesa de operaciones.

Procesamiento de Lenguaje Natural e Inteligencia Artificial son caminos hacia un futuro muy cercano. Habrá que hacerlo bien para evitar construir ordenadores con errores como el HAL 9000, pero lo que está claro es que el mayor error es el de no estar a la última en estos líneas de trabajo.

Artículo 13, ¿el fin de YouTube en Europa?

(Publicado en el Diario Información el 4/12/18)

Hace poco más de diez años, el gran Steve Jobs presentaba un nuevo dispositivo tecnológico. Era el iPhone y Jobs lo vendía como un tres en uno, un teléfono con pantalla táctil, un IPod (para escuchar música) y un revolucionario dispositivo para acceder a Internet. En el auditorio donde se presentaba el acto, los mayores gritos de entusiasmo se produjeron cuando nombró las dos primeras, quizás porque eran las opciones más conocidas y pasó algo desapercibida la tercera. Curiosamente, la posibilidad de acceder a Internet desde un dispositivo móvil de dichas características ha supuesto otra  gran revolución.  De hecho, hoy en día se accede a Internet mucho más desde dispositivos móviles que desde los ordenadores de sobremesa. Esta nueva forma de consumir servicios de Internet ha supuesto muchos nuevos modelos de negocio o una modificación profunda de los ya existentes.

Uno de los más conocidos es la visualización de videos a través de plataformas digitales como YouTube. Esta plataforma permitía a cualquier persona subir y compartir sus videos de forma gratuita. Al igual que en la presentación del iPhone, el éxito de esta plataforma ha supuesto un cambio profundo en el concepto del productor-consumidor de audiovisuales. Hasta hace no mucho tiempo unas personas, productoras, realizaban películas, documentales o programas televisivos y otras, mientras la mayoría de los mortales simplemente los consumíamos. Hasta ese momento  lo máximo a lo que podíamos aspirar era a martirizar a familiares o amigos con videos caseros de bodas o viajes en el salón de casa. Sin embargo, YouTube ha supuesto un nuevo modelo de negocio y ha permitido que muchas personas empezaran a desarrollar contenidos, algunos de ellos con mucha calidad y/o éxito. Hace algunos años se posibilitó monetizar esta tarea generando una nueva profesión, la de youtuber.

 Así, cualquier persona podía crear un canal en YouTube, donde podía subir sus videos y recibir una compensación en función de las personas que vieran dichos videos. Para compensar sus gastos, YouTube había planteado dos modelos de negocio, a  través de las inserciones de publicidad en los videos o con una suscripción Premium.  Esta última no ha tenido el éxito esperado y parece que persistirá la primera.

Hasta ahí parece todo normal, el problema surge cuando se intentan regular los derechos de autor del material que se sube a la plataforma. Posiblemente si yo me grabo en mi casa contando alguna historia no infringiré ningún concepto de uso de derechos de autor que no me pertenecen. No obstante, no ocurre así con todos los videos que se suben a los canales, entre otros,  vídeos que comentan videojuegos, o usan fragmentos de películas, o canciones con derechos de autor.  Hasta ahora, en todo el mundo la responsabilidad de esa acción recaía sobre la persona que subía el video. La Unión Europea quiere aprobar una directiva entre la que se encuentra el artículo trece que ya indica que el responsable del uso de material con derechos de autor que no se poseen pase a ser de la plataforma que alberga los vídeos. Eso ha hecho saltar las alarmas en YouTube y muchos de los más famosos youtubers europeos han grabado vídeos en contra de la directiva clamando que puede ser el fin de YouTube y servicios de Internet en Europa como Github, Wikipedia y muchos más. Incluso, algunos youtubers americanos ya se han despedido en forma de advertencia del  público europeo. Hasta algunos youtubers británicos contrarios al Brexit, ahora dicen que están encantados de la salida de Europa.

¿Es el artículo 13 el fin de plataformas como YouTube en Europa? No lo creo, pero sí que va a suponer un importante cambio en las reglas del juego hasta que se aclaren algunos de los conceptos como los del uso proporcionado de material con derechos de autor que propone la directiva.  Seguro que YouTube va a endurecer sus algoritmos de detección de material con derechos de autor complicando mucho la labor de muchos de los que compartimos contenidos en Internet.  No obstante,  a mí me parece excesivo el terror que se está tratando de generar sobre la aplicación de esta directiva, utilizando a muchos usuarios a través de los mensajes de sus youtubers favoritos  con la iniciativa “SaveYouInternet.eu”.  Creo que es lógico que se ponga cierto orden, pero también lo es que Europa debería ser mucho más concreta y razonable en algunos aspectos de sus regulaciones, ya que pueden impedir el desarrollo de industrias y negocios en el nuevo mundo 4.0 y 5.0.

Como con la aparición del iPhone, nuestro mundo cambia a una velocidad increíble. Es razonable regular mínimamente esa evolución, pero no impedirla, ya que Europa podía quedar fuera de los nuevos escenarios, al intentar poner excesivas puertas en el campo.