El flautista y la cruzada

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(Publicado en ABC el 22/12/2015)

La cruzada de los niños es una mezcla de historia y leyenda, que incluso dio origen al famoso cuento del flautista de Hamelín. A principios del siglo XIII, un joven francés, Esteban de Cloyes, recorría las ciudades de su país, dando sermones indicando que era el enviado para dirigir una cruzada que pudiera recuperar Jerusalén de las manos infieles. No disponía de  un plan para conseguirlo y todo lo dejaba en manos de la infinita providencia. Por suerte para él y desgracia de sus seguidores, consiguió gracias a su elocuencia, que cerca de 30.000 personas le siguieran,  esperanzadas por obtener una vida mejor que las condiciones miserables de vida que tenían.

Organizar la intendencia de suministrar comida a tal multitud sin ninguna planificación fue un infierno y muchos de los “cruzados” murieron de hambre por el camino o simplemente desertaron. A pesar de todo, la habilidad de Esteban para convencer a la gente de la grandeza de la gesta permitió que cerca de 2.000 llegaran por fin a Niza para comprobar como el Mar Mediterráneo iba a desaparecer para dejarles camino expedito a Jerusalén.

Tras elevar cientos de plegarias al cielo implorando para que el Mar Mediterráneo se abriera la gente empezó a darse cuenta que quizá hubiesen sido algo optimistas al creer a Esteban. Así que decidieron buscar un método alternativo más mundano para llegar a Jerusalén, sin plantearse, dados los antecedentes de la cruzada, lo que iban a hacer cuando llegaran allí.

No hicieron falta esos planes.  Al final los cruzados llegaron a un acuerdo con unos mercaderes dueños de unos barcos que se comprometieron a llevarlos a Jerusalén, pero parece que Estos en vez de cumplir su promesa los vendieron como esclavos.

Prometer cosas sin ningún fundamento razonable, captar la frustración y enfado de la gente para liderar una cruzada fue un hecho que ocurrió hace ya más de 800 años.  Pero pienso que la historia se repite una y otra vez y no parecemos aprender. La próxima semana hablaré de elecciones o ¿quizá ya he hablado hoy?

La cólera de Dios

«No tiene nada que ver, pero Lope de Aguirre se cargó a sus dos superiores con tal de alcanzar el poder»

(Publicado en ABC el 15/12/15)

“Aguirre la cólera de Dios”  es una de las cien mejores películas del cine según la revista Time. He de reconocer que me impresionó mucho la película que relata el viaje del conquistador español Lope de Aguirre a través del Amazonas en la busca de El Dorado. La interpretación de Aguirre recayó en el actor alemán Klaus Kinski,  que aportó unas dosis de irracionalidad a las acciones del personaje que lo hacen difícil de olvidar. Todo en Aguirre es incomprensible y salvaje pero asumible en busca de su objetivo de alcanzar El Dorado.

El que parece haber asumido el papel de la “Cólera de Dios” en el Tripartito que gobierna (“es un decir”) Alicante es el primer Teniente Alcalde Miguel Angel Pavón. Afortunadamente muy lejos de la brutalidad de Aguirre, pero sí que es cierto que se ha especializado en generar un gran número de polémicas y tensiones en la ciudad, que yo considero totalmente innecesarias.

Pavón se pasó una legislatura pidiendo dimisiones a todos los concejales del PP a medida que iban siendo imputados, pero en esta legislatura ha defendido a la concejala de su grupo que va a pasar en breve por el banquillo de los acusados. También prohibió que se instalara el tradicional Belén en el Ayuntamiento y por último ha acabado declarando la guerra a los veladores y terrazas de la ciudad al estilo más Fraga que Lope de Aguirre con las frases “La calle es mía” o “puede haber comisiones consultivas pero se hará lo que yo diga”.

Ha sido curioso comprobar como el que hace nada defendía algunas acciones cercanas a los “scratches” como libertad de expresión parece que tuvo que mandar a la contrata de limpieza para que retiraran únicamente unos carteles que estaban en su contra  mientras dejaban el resto de cartelería en las paredes.

La debilidad que tienen los socialistas actuales por pactar con ciertos grupos radicales, además de cansar  a su moderado electorado habitual, no está exento de riesgos. No tiene nada que ver, pero Lope de Aguirre se cargó a sus dos superiores con tal de alcanzar el poder.

Const y Tución

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(Publicado en ABC el 8/12/2015)

No pude votar por la Constitución el día 6 de diciembre de 1978, pero sí que puede escuchar a mis padres conversando sobre la conveniencia de apoyarla. Con sus aciertos y errores, con las cosas que se podían haber hecho mejor, pero sin duda también muchísimas más peor, nos ha permitido tener algo que nos une a todos los españoles. Es curioso,  los americanos hablan orgullosos de su Constitución,  no existía Internet cuando la escribieron (aspecto que parece fundamental para el líder socialista Pedro Sánchez) pero la respetan por todo lo que supone. Mientras tanto, en España la ponemos en duda cada dos por tres.

Yo me limito a citar un dicho utilizado en arquitectura, “No derribes un edificio si no vas a construir otro mejor en su lugar”. Considero además que en 1978 nos pusimos de acuerdo en lo realmente importante.

Curiosamente, el mismo día 6 de Diciembre se celebra el día del patrón de la ciudad de Alicante, San Nicolás, y se conmemora la reconquista de la ciudad por parte del Rey Alfonso el Sabio en 1244. Así, es un día en el que cabe mirar hacia nuestro pasado y recordar cómo se construyeron los cimientos de nuestro presente más allá de todo partidismo.

No fue así.  Quizá debido a los nervios por la cercanía de la convocatoria electoral,  en vez de celebrar en Alicante un acto institucional en la que participaran todas las fuerzas se organizó todo lo contrario. Mientras el Consell de Ximo Puig celebraba  la “Cons” en el Castillo de Santa Bárbara, la Diputación de Cesar Sánchez hacía lo propio con  la “Tución” en su palacio.

No hubo unidad, los unos y los otros se repartieron en función de sus preferencias. El alcalde feliz, se evitaba ir a la procesión, contraprogramada  por el acto del Consell, y así no molestaba a su vicealcalde. Una pena, ya que el Ayuntamiento es parte importante del acto.

Resumiendo, en el día que tocaba honrar a lo que nos une, tuvimos fractura y falta de respeto. Y es que cuando algunos dirigentes políticos quieren, rozamos el esperpento con enorme facilidad.

Gobernar tras las pancartas

 

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(Publicado en ABC el 1/12/2015)

En una habitual manifestación contra la planta de tratamiento de residuos de Fontcalent acudieron unos representantes de la formación Podemos con su pancarta. Uno de los vecinos les preguntó que si ahora que estaban en el gobierno de Alicante iban a hacer algo más allá del apoyo con la pancarta. No hubo respuesta,  y no la pueden dar porque no la tienen.

Es relativamente sencillo protestar e indicar con que acciones de gobierno no estás de acuerdo, pero es muy complicado gestionar en un mundo real con restricciones presupuestarias,  legislación vigente  y con intereses muchas veces  contrapuestos que no se pueden solucionar con la espada del rey Salomón.

Cuando uno está tras la pancarta, parece que la administración pública dispone de “la bolsa de Judas” con monedas de oro ilimitadas.  Así es muy fácil hacer presupuestos, pero cuando estás en el gobierno planteas presupuestos continuistas tal como ha hecho el tripartito en Alicante.  En la oposición es fácil pedir la reapertura de Canal 9, pero si gobiernas y tienes que decidir a qué servicio básico has de renunciar, ya no lo ves tan claro.

Cuando estás en la oposición es fácil ponerte camisetas denunciando la corrupción, pero cuesta mucho más defender subvenciones oscuras (o al menos vergonzantes) cuando formas parte del gobierno que las propone, y si no, que se lo digan a Mónica Oltra.

La última en Alicante ha sido un enfrentamiento a propósito de la descarga de graneles en el puerto de Alicante. El alcalde socialista llamó mentirosos a sus socios del tripartito por decir que precisaban de licencia ambiental. No ha habido respuesta de estos a la provocación. Parece que  la comodidad del  gobierno, los grandes despachos y asesores, el sueldo a fin de mes para gente sin oficio ni beneficio conocido, hace, que más que gestionar eficazmente, se conformen en dejar pasar el tiempo y siempre que puedan, coger la pancarta y gritar proclamas con rima consonante, que de eso saben un rato.  Personalmente, a la hora de gobernar yo prefiero prosa eficaz.