Punset y Rivera en Gettysburg

Cuando se inicia cada elección, los candidatos no parten de cero

 

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(Publicado en el Diario La Verdad el 27/11/2016)

Los estadounidenses también tuvieron su guerra civil a mediados del siglo XIX. La historia, muy conocida por una serie de televisión, Norte y Sur, tuvo su momento culminante en la batalla de Gettysburg. En 1993, Ted Turner, decidió producir por todo lo alto una película que reflejara de la forma más verídica posible aquella batalla. Es envidiable ver como los azules y los grises, los vencedores y los derrotados, los errores y los aciertos son tratados sin maniqueísmo.

Así, un día de julio de 1863, el invicto General Confederado Robert E. Lee se cruzó en su camino con un importante ejército de la Unión. Lee siempre había sido muy cuidadoso en la elección de un campo de batalla favorable, pero aquel día no era el caso, como le indicó su lugarteniente Longstreet.

Pero tal como dicen en uno de los diálogos de la película “lo más parecido a Dios en la Tierra es un general en el campo de batalla”. Así, la decisión que afectará a sus hombres la va a tomar el general, que decide atacar.

La conversación entre Lee y Longstreet, acerca del estar arriba y pertrechado o abajo y tener que atacar una posición, me vino a la mente cuando leía las declaraciones de Carolina Punset sobre que pensaba plantear batalla a Albert Rivera por la presidencia de Ciudadanos si “había juego limpio”.

Parece obvio que ahora mismo, por las actuaciones de uno y otro en estos últimos años, Albert Rivera se encuentra en una mejor posición que Punset.  Por eso, no parece que necesite ningún tipo de juego sucio para poder vencer en las elecciones, en la que votarán los afiliados de Ciudadanos. Tampoco creo que Punset hablara hace dos años de juego sucio o limpio cuando ella era la favorita en las primarias a candidata a la presidencia de la Generalitat.

Las elecciones son un mecanismo útil y democrático para elegir candidatos, presidentes, directivas que cada vez se utiliza más. De hecho, sólo el Partido Popular es el que las ha descartado, aunque no hace más que decir que suspira por implantarlas.

Pero no podemos olvidar que cuando se inicia cada proceso de elección, los candidatos no parten de cero. Sus acciones pasadas forman parte de su debe o de su haber en la mente de los votantes. Por ello, más que ponerse la venda antes de la herida (Trump también lo hizo), entiendo que Punset debería poner en valor su actuación como portavoz en las Cortes. De hecho, muchos la añoran en comparación con el trabajo de su sucesor en el mismo puesto.  Si Punset desea ser la presidenta del partido, debe trabajar por ello desde la situación actual. El General Lee no pensó en pedir a su rival que abandonara la colina fortificada, como tampoco él lo hubiese hecho en una situación inversa.

Aquel día, Lee fue derrotado, pero a lo largo de la historia no siempre ha vencido el que en mejor posición se encontraba, sino que se lo pregunten a Sarkozy.

Ikea, al filo del mañana

El alcalde sólo debe vencer las reticencias de su concejal de urbanismo

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(Publicado en el Diario La verdad el 20/11/16)

“Vive, muere, repite” era el eslogan con el que se anunciaba la película futurista “Al filo del mañana”, sobre guerras entre soldados y aliens, tema sobre el que he de reconocer que tengo una gran debilidad. Con ciertos aires de  “Atrapado en el tiempo”, contaba la historia de un oficial que es enviado a una misión casi suicida contra unos peligrosos aliens que han invadido la tierra. En la primera escaramuza con estos, el oficial muere, pero adquiere la extraña habilidad de poder resucitar y regresar un día atrás en el tiempo, pero recordando todo lo que ha aprendido.

El oficial, interpretado por Tom Cruise, trata por todos los medios de conocer como vencer a los extraterrestres utilizando el método habitual de los videojuegos: ante una amenaza o reto, elegir una opción y si mueres, vuelves a empezar.

En su cuarto intento serio en Alicante, la lucha contra los aliens se ha convertido en una carrera contra reloj por la llegada de Ikea antes de la aprobación de nuevas leyes que probablemente lo dificultaran. Los papeles de Tom Cruise y de la amenaza alien los han asumido respectivamente el alcalde socialista Echavarri y el concejal podemita de urbanismo Miguel Angel Pavón.

Es curioso comprobar la cantidad de titulares, propuestas, contrapropuestas y cambiantes giros de opinión varios que se han ido produciendo en el tiempo.

El pecado original se produjo en un momento en el que daba la sensación, ignoro si real o no pero era lo que parecía, que si querías hacer negocios en Alicante debías pasar por un determinado empresario. El caso es que el Partido Popular gestionó de forma infame y muy chapucera esta posible llegada de Ikea, siempre con una sombra oscura de sospecha. Del PSOE no sabría decir cuál fue su postura, ya que parecía variar en función de si el día era impar o par. Afortunadamente, el alcalde se ha dado cuenta por fin que hay que encontrar vías para esa llegada de la multinacional, por los posibles beneficios que supone para la ciudad.

Me agrada saber que más allá del “No a Ikea” o “nosotros no negociamos con delincuentes”,  puede que al final se imponga la tesis que yo defendí en su momento, y que era que la solución se hallaba en limitar la superficie de los centros comerciales anexos.

El alcalde sabe que uno de sus pocos éxitos que vender a la ciudadanía, puede ser la llegada de Ikea, ya que dudo mucho que su apresurado y sectario cambio de nombres de las calles le pueda suponer algún beneficio electoral. Con Compromís siempre de perfil, el alcalde solo debe vencer las reticencias de su concejal de urbanismo, cada vez más solo en “No a Ikea”.  Pavón, muy feliz con su poder en Urbanismo, sabe que este poder peligra si se empeña en su defensa numantina. Yo confío que esta vez será la buena, y no habrá muerte y repetición. Todo apunta en la buena dirección, aunque, como ustedes ya saben, con el Tripartito este nunca se sabe.

Genghis Trump y la película maldita

El error es pensar que vas a ganar porque no van a votar al otro.

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(Publicado en el Diario La Verdad el 13/11/2016)

“Nunca pensamos que lo que ocurrió a nuestros vecinos nos podría pasar a nosotros”, rezaba una de las frases escritas en un panel de una exposición, celebrada en Budapest, sobre las invasiones móngolas de Europa. Una exposición que me gustó, no sólo por su contenido, sino porque la información además de en la lengua local, se hallaba en inglés (dato por si algún responsable cultural de por aquí lo lee y se siente por aludido).

Los mongoles habían masacrado previamente a los polacos y a los caballeros Teutónicos, y cuando llegaron a Hungría, todavía muchos nobles pensaron que aquellos bárbaros no suponían ningún riesgo y que toda precaución era excesiva. Aquello acabó con el Rey húngaro Bela huyendo con su ejército destruido a sus espaldas. Tal fue su sensación de derrota que prometió que ingresaría a su hija en un convento como ofrenda a Dios para que éste les liberara de los malvados mongoles. Ignoro si fue por actuación divina, pero cuando los mongoles planificaban seguir sus conquistas por Europa, el gran Khan murió y los príncipes mongoles tuvieron que volver a casa a elegir uno nuevo.

Más de setecientos cincuenta años después, deberíamos pensar en aquella frase y tomar algún tipo de medida o al menos dejar de sorprendernos con nuestro curioso comportamiento democrático. Contra todo pronóstico, más bien casi todo, Donald Trump será el nuevo presidente de los Estados Unidos. Así lo han decidido los americanos libre y democráticamente. Como los ingleses decidieron que era mejor abandonar a la Unión Europea, como los españoles votaron en gran número a Podemos, como en su día los venezolanos pensaron que Hugo Chaves era la solución de sus problemas y también como los valencianos pensaron que un candidato a punto de sentarse en el banquillo de los acusados era la mejor opción para ser el presidente de la Generalitat.

Es curioso comprobar los racionales intentos de analizar los resultados de todas estas votaciones, ya que las encuestas suelen ser cada vez menos fiables, porque la gente ya no dice la verdad sobre lo que va a votar. Yo me quedo con la idea de que es muy probable que Hillary no ilusionara a la gente, y que simplemente pensara que iba a ganar porque sencillamente ere imposible que Trump fuera masivamente votado. Como los húngaros pensaron que los tártaros jamás les iban a derrotar.

¿Y ahora qué? Donald Trump es el nuevo Khan de los Estados Unidos y un referente mundial. Su mandato lo veremos en cuatro años. Los americanos lo podrán refrendar o no, ventajas de la democracia. Podrá ser recordado como uno de los mejores presidentes, como el caso curioso de Ronald Reagan, o pasar al olvido como la película que dedicó Howard Hawks al gran conquistador mongol Genghis Khan. Un fracaso absoluto que solo es recordada por ser una de las películas malditas, ya que al ser rodada en un lugar donde se habían realizado pruebas nucleares, la mayoría de los que intervinieron en ella murieron de cáncer.

Rajoy e Iglesias en Austerlitz

La ambición del Zar pasó de Iglesias a Sánchez

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(Publicado en el diario La Verdad el 06/11/2016)

En la mañana del 2 de diciembre de 1805 tropas de la coalición ruso-austríaca lanzaron su ataque contra el ejército napoleónico en Moravia. Días antes, en una estrategia cuidadosamente establecida, Napoleón fingiendo debilidad había mandado emisarios a negociar un acuerdo de paz. Fue demasiado para el Zar Alejandro I, el que seguro de poder aplastar a Napoleón, mandó a su ejército a una batalla a pesar de los consejos de sus oficiales que olieron la encerrona. Empezaba la batalla de Austerlitz.

En las elecciones generales de 2015 el Partido Popular había sufrido una importante debacle. Perdió uno de cada tres de los escaños que tenía.  Su candidato, Mariano Rajoy, parecía hundido y no se atrevió ni siquiera a postularse como candidato a la presidencia del gobierno.  El socialista Pedro Sánchez, tomó la iniciativa y llegó a una serie de acuerdos con el candidato de Ciudadanos Albert Rivera para formar un posible gobierno. Ese gobierno solo necesitaba de la abstención de Podemos para desalojar a Rajoy del gobierno.

Al igual que el Zar Alejandro, el líder podemita, Pablo Iglesias dudó.  Podría convertirse prácticamente en el líder de la oposición de un gobierno débil, con número de diputados insuficientes, y poder convertirse en la principal alternativa a medio plazo de gobierno mientras el Partido Popular se descomponía tras perder el poder. También podría jugársela en unas nuevas elecciones y conseguir el famoso “sorpasso” al partido socialista pregonado por encuestas e incluso alcanzar el poder total en tan sólo seis meses forzando unas nuevas elecciones.

Si el Zar Alejandro hubiese escuchado a sus generales más experimentados en vez de a los impetuosos nobles de su séquito, es probable que el resultado de aquella campaña hubiese sido otro. Su impetuoso ataque cayó de lleno en la trampa y muchos de sus soldados lo pagaron con sus vidas. A Iglesias le ocurrió algo parecido, cuando facilitó las nuevas elecciones no obtuvo ninguno de sus objetivos, más bien todo lo contrario. No consiguió el “sorpasso” y el Partido Popular se reforzó notablemente, incluso con tendencia al alza.

El epílogo de la historia ya lo conocen, la ambición del Zar pasó de Iglesias a Sánchez, que a toda costa, incluso con pactos anti-natura, trató de ser presidente y fue relevado por su partido en unas maniobras cuando menos sorprendentes. El PSOE ha acabado destrozado con sus últimos espectáculos, como el ejército ruso en retirada, que no tuvo otra idea que huir a través de unos estanques helados que fueron cañoneados por la artillería napoleónica con funestos resultados.

El genio de Napoleón no se pone en duda. por su lado Rajoy ha conseguido que la gente dude si sus últimas maniobras han sido producto de la casualidad o de la habilidad. Sea lo que sea, le deseo la mejor de las suertes en su mandato y que no le ciegue el éxito como le ocurrió a Napoleón tras Austerlitz.